Brasil: sorprender con una central para generar superioridad numérica

En este sentido, el modo en que Brasil ha usado a una de sus tres centrales para generar superioridad numérica en el centro del campo y romper las líneas rivales durante las primeras jornadas de la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Colombia 2024™ ha despertado el interés del equipo desplazado a Medellín.

Como explica Anna Signeul, la estrategia de la selección brasileña resulta interesante porque ha causado verdaderos problemas a los equipos a los que se ha enfrentado.

«En su partido contra Francia, Brasil jugó con un 3-4-3 en el que su central Rebeca (5) tenía la tarea de generar superioridad numérica mediante internadas entre las líneas rivales. Es una estrategia muy interesante, porque no lo hace constantemente, sino que es ella quien elige el momento en función de la situación. Aún más interesante es la respuesta de sus compañeras cuando avanza por el campo, señal de que no lo hacen de manera impulsiva, sino que es algo que realmente han entrenado».

Como puede apreciarse en el siguiente gráfico, Francia dispuso un 4-4-2 frente al 3-4-3 de Brasil, lo que generaba un cuatro contra cuatro entre el centro del campo de ambas selecciones. Brasil mostró preferencia por elaborar la jugada, con combinaciones entre sus tres centrales antes de avanzar con la pelota. En determinadas ocasiones (con y sin balón), Rebeca subía al centro del campo y ocupaba el espacio existente entre las dos delanteras centro y las dos mediocentros de Francia, por lo que se generaba una superioridad de tres contra dos en dicha zona. En estos casos, Brasil tendía a mantener el equilibrio defensivo retrasando a una o ambas carrileras, a fin de frenar posibles contraataques franceses.

Como explica Signeul, en ocasiones esta superioridad numérica en el centro del campo desbarataba el esquema francés y generaba cierta indecisión en torno a quién debía ocuparse de la central brasileña. 

«El esquema francés sin balón obligaba a sus jugadoras a mantener líneas sumamente rectas, por lo que, cuando Rebeca ocupaba este espacio, a veces tenía libertad para avanzar con la pelota, ya que las centrocampistas rivales que tenía por delante estaban ocupadas. Si una defensora dejaba a su par para presionar a la central brasileña, esta no tenía inconveniente en encararla en el uno contra uno. Todo lo que hacía tenía un propósito claro: avanzar con el balón».

Como se aprecia en el primer vídeo, a veces Rebeca abandonaba la línea defensiva para ejercer de pivote o de organizadora del juego de su equipo. En el momento en que las centrales izquierda y derecha de Brasil comienzan a elaborar la jugada, su compañera en el centro de la defensa se coloca entre las dos delanteras francesas. Una vez que Rebeca se posiciona en el centro del campo, su carrilera derecha, Gil Fernandes (2), retrocede hasta situarse a la altura de las dos centrales, mientras que las dos mediocentros brasileñas, Vitoria Amaral (10) y Lara (17), mantienen ocupadas a las dos centrocampistas francesas. Cuando Fernandes recibe el balón, la delantera centro, Vendito (7), retrocede para ofrecerse, a la vez que Rebeca sale en carrera hacia la línea defensiva francesa para generar superioridad numérica. Vendito juega en corto con su central, quien, a su vez, envía un pase en profundidad hacia la delantera Milena (16), abierta en la banda derecha.

Un aspecto de la mentalidad ofensiva de Rebeca que llamó la atención de nuestro GET fue la variedad de su juego una vez que progresaba desde su posición de central. En ocasiones, estas internadas tan poco ortodoxas se producían con la pelota, lo que demuestra su predisposición y capacidad técnica para avanzar y salir con el balón jugado. De nuevo, esta situación generaba dificultades a las defensoras que ya estaban ocupadas, pues la brasileña llegaba a partes del campo donde las rivales no la esperaban.

Como explica Signeul, «en el segundo vídeo vemos un magnífico ejemplo de la capacidad de Rebeca para superar líneas en zonas del campo donde no suelen aventurarse las centrales. En este saque de banda, acude a recibir a un espacio donde el esquema defensivo galo no la espera. Con un control orientado, la central prácticamente supera la línea del centro del campo de Francia. Es curioso cómo sus compañeras mantienen la posición y le dejan el camino expedito, con lo que obligan a las defensoras a decidir entre salir a presionarla y dejar libre a su par, o bien permanecer junto a esta. Sin defensoras que se interpongan en su camino, Rebeca prosigue su internada y supera la línea defensiva. A continuación, envía un centro al segundo palo con el que genera una clara ocasión de gol para su equipo».

Al moverse (y, en ocasiones, al no hacerlo), las jugadoras brasileñas desempeñaron un papel fundamental con vistas a generar espacios que pudiese aprovechar Rebeca. La central no se mueve de forma impulsiva: elige con sumo cuidado el momento de realizar sus internadas y las posiciones que va a ocupar (o, al contrario, decide no desplazarse). Cada vez que avanza desde su posición natural, resulta obvio que sus compañeras esperan el movimiento y saben qué hacer. 

En ocasiones, las mediocentros y las delanteras se abrían y arrastraban consigo a las defensoras rivales, con lo que se generaba un espacio por el que Rebeca podía progresar sin oposición. Cuando las defensoras optaban por dejar libres a otras jugadoras y la presionaban, no tenía inconveniente en encararlas en el uno contra uno, a la vez que sus compañeras sin marca ocupaban los espacios y se ofrecían para recibir. En el plano defensivo, cuando Rebeca avanzaba, sus compañeras se organizaban atrás y se aseguraban de mantener en todo momento un esquema con suficientes efectivos para ocuparse de las delanteras rivales y neutralizar o ralentizar posibles contraataques.

Signeul quedó impresionada con este nivel de coordinación. 

«Fue muy interesante ver la organización de la selección brasileña cuando Rebeca avanzaba. Las jugadoras situadas por delante se movían u optaban por permanecer quietas para tratar de mantener ocupadas a las defensoras rivales, mientras que las ubicadas por detrás hacían la cobertura defensiva. Resultaba obvio que era algo en lo que habían trabajado. Las atacantes y carrileras brasileñas mostraron una mentalidad sumamente ofensiva y ocuparon posiciones adelantadas a fin de generar situaciones de superioridad numérica en las bandas. Por tanto, los movimientos de las jugadoras del entorno resultaron fundamentales para que Rebeca pudiera aprovechar los espacios generados o pasar a otras compañeras que hubiesen quedado libres. No solo demostró tener una gran confianza con el balón, sino también los recursos técnicos necesarios para desempeñar esta función». 

En el tercer vídeo puede apreciarse a la perfección esta situación. Rebeca recibe el balón en el centro de la defensa. Justo antes de hacerlo, retrasa un poco más su posición para evitar la presión directa de las dos jugadoras francesas más cercanas. Ya con la pelota, avanza con determinación y supera las dos primeras líneas de la defensa gala, lo que obliga a las defensoras rivales a decidir entre presionarla y dejar libre a otra jugadora brasileña, o bien permanecer junto a la adversaria a la que están marcando. A la vez que avanza con el balón, su carrilera izquierda, Ana Guimarães (6), la apoya con un desmarque por la banda y pasa a estar disponible para recibir un pase de Rebeca que casi supera la línea defensiva rival. Simultáneamente, las defensoras brasileñas se aseguran de mantener un esquema defensivo con superioridad numérica por detrás del ataque.

Influencia de Rebeca 

El alcance de la influencia de Rebeca en el ataque se refleja claramente en los datos del partido, de acuerdo con el análisis de nuestro equipo de Perspectivas del Rendimiento Futbolístico. La brasileña completó 11 de los 12 pases que intentó entre líneas, lo que se traduce en un formidable índice de acierto del 91.7 %. Esta cifra es superior a la de cualquier otra jugadora que intentó al menos cinco pases entre líneas.

Además, dio el 80 % de sus pases hacia adelante, con un índice de acierto del 90 %. Dada su posición natural en el centro de la defensa, también fue extraordinario verla conducir el balón entre líneas en dos ocasiones (más que cualquier otra jugadora del partido), las mismas que rompió la línea defensiva francesa, un apartado en el que Fernandes fue la única compañera que la superó.

Los inesperados avances de la central Rebeca desde la línea brasileña de tres defensas generaron superioridad numérica en el centro del campo, al adentrarse en zonas donde las rivales no la esperaban. Los subsiguientes movimientos coordinados de las compañeras situadas tanto por delante como a su misma altura contribuyeron a abrir los espacios necesarios para que pudiera progresar. A su vez, por detrás, sus compañeras de la zaga no modificaron un ápice el esquema defensivo.

Rebeca eligió siempre con sumo cuidado el momento idóneo para realizar sus incursiones en ataque, lo que demuestra una gran inteligencia y visión de juego. Su capacidad técnica con el balón y su confianza para encarar a rivales también resultaron fundamentales para ejecutar con éxito estas acciones.