En su primer partido del grupo D frente a Venezuela, las tres mediocentros alemanas tuvieron un papel fundamental en la elaboración del juego; mostraron un amplio repertorio de recursos técnicos y sabiendo a la perfección cuándo interactuar tanto con el balón como entre sí.
La exinternacional estadounidense Heather O’Reilly explica cómo se valieron de esta capacidad técnica para imponer la velocidad y el ritmo de juego, y hacer ganar metros a su equipo.
«Las tres centrocampistas alemanas, Alara Şehitler (17), Sofie Zdebel (8) y Sophie Nachtigall (10), mostraron grandes cualidades y prestaron atención a los detalles. Ya fuese levantando la cabeza antes de recibir o usando el cuerpo para proteger la pelota y abrir el campo, fueron capaces de imprimir verdadero vigor al ataque. Conocían a la perfección la función de las tres posiciones del centro del campo e intercambiaron los papeles dependiendo de cuál estaba en mejor disposición para avanzar, quién podía lanzar desmarques hacia el área penal y quién debía ocupar una posición más defensiva en medio campo».
«A pesar de su juventud, demostraron un gran conocimiento del juego y de las distintas funciones. También me gustó mucho su visión para pasar el balón en determinadas situaciones, de modo que la receptora pudiera impulsar el ataque», añadió O’Reilly.
Recibir entre rivales y levantar la cabeza para leer el juego
Las centrocampistas alemanas no dejaron de moverse para ofrecerse y mostraron gran habilidad para recibir el balón bajo presión. Además, sus centrales tuvieron la confianza suficiente para combinar con ellas, aunque no dispusieran de mucho espacio. Esto se debió principalmente a la capacidad de Şehitler, Zdebel y Nachtigall para levantar la cabeza, acomodar el cuerpo en función de la situación antes de recibir y perfilarse en la medida de lo posible para salir jugando hacia delante o hacia una banda.
Como explica O’Reilly, «las tres jugadoras fueron capaces de recibir entre las líneas venezolanas, incluso con sus rivales cerradas y sin tener apenas espacio. Sin embargo, lo realmente sorprendente fueron la compenetración y el nivel de entendimiento que mostraron. Como se aprecia en el primer vídeo, las tres permanecen concentradas y atentas mientras sus centrales tratan de elaborar la jugada. Justo antes de que la central izquierda, Veit (4), envíe un pase entre líneas a Şehitler, la mediocentro levanta la cabeza para ver la posición de las jugadoras rivales y buscar espacios entre líneas».
«Una vez que tiene esta información, se adentra en el espacio situado a la espalda de la primera línea de la defensa venezolana y orienta el cuerpo para recibir con el pie más retrasado, de modo que pueda avanzar jugando. Estos recursos técnicos, es decir, levantar la cabeza y perfilarse antes de recibir, y usar el pie más retrasado para hacerlo, son fundamentales para sacar el balón jugado. En esta situación también es importante el tipo de pase, ya que la jugadora que pasa el balón debe saber dónde dirigirlo para que progrese la jugada», añadió O’Reilly.
«En este vídeo, una de las tres siempre está retrasada ejerciendo labores de contención. Cuando la jugada avanza al último tercio, vemos el desmarque de Zdebel en el área penal, donde esperan hasta cuatro jugadoras alemanas para rematar».
Fluidez en el centro del campo para generar superioridad numérica
En este partido, Alemania dispuso un 4-3-3 frente al 4-4-2 de Venezuela, con un trío en el centro del campo compuesto por una centrocampista defensiva y dos compañeras más adelantadas: una que se movía entre las dos áreas y otra que se incorporaba a la línea de ataque durante la elaboración de la jugada. Aunque Şehitler fue la jugadora que ocupó en mayor medida la posición de centrocampista defensiva, tanto Zdebel como Nachtigall también desempeñaron esta función cuando fue necesario, en concreto, en aquellos casos en los que Şehitler participaba en el avance de la jugada.
Gracias a esta inteligencia de juego y esta confianza mutua, podían jugar a un ritmo elevado, ya que la jugadora mejor situada podía avanzar sabiendo que una de sus compañeras le haría la cobertura.
Según O’Reilly, esta sinergia y este conocimiento de sus funciones y responsabilidades resultaron fundamentales para que el centro del campo alemán funcionara de forma eficaz y participara de la elaboración de la jugada.
«Su lectura del juego y la velocidad a la que identificaban las posiciones que debían cubrirse fueron asombrosas. El 4-4-2 de Venezuela hizo que Alemania gozara de superioridad numérica en el centro del campo, lo que obligaba a las defensoras rivales a salir de la línea defensiva y presionar a la centrocampista que quedaba libre. Alemania supo reconocer muy bien estas situaciones y aprovechar los espacios que se generaban. Lo que más me gustó fue que las tres centrocampistas fueran capaces de desempeñar labores ofensivas y de apoyo en todas las situaciones de ataque: al menos una de ellas progresaba para incorporarse al ataque, mientras que otra mantenía una posición de apoyo más retrasada», explicó.
En el segundo vídeo puede apreciarse a la perfección esta situación. A la vez que Şehitler acompaña a sus centrales en la elaboración de la jugada, se abre a fin de generar espacios en el carril central. Zdebel se da cuenta al instante y retrocede para ofrecerse, con lo que arrastra a la central derecha de Venezuela. Al tratar de cubrir el espacio que ha quedado por el centro, la central izquierda deja un hueco con la lateral de su mismo lado. A medida que avanza la jugada, Nachtigall trata de aprovechar este espacio mediante un desmarque a la espalda.
Apoyo de la jugada de ataque desde el centro del campo
Una vez que Alemania se adentraba en el último tercio, al menos una de sus mediocentros se incorporaba al ataque. Cuando lograba superar las líneas por el carril central, mostraba preferencia por avanzar hacia el último tercio abriendo el juego a las bandas, a la vez que sus delanteras y centrocampistas realizaban desmarques hacia el interior del área penal. De este modo, la jugadora en posesión del balón disponía en todo momento de varias opciones a la hora de enviar un centro al área penal. Además, si Alemania perdía la pelota, contaba con suficientes efectivos para presionar al instante.
O’Reilly explica las principales cualidades de las centrocampistas que, combinadas con su compenetración y dinamismo, ayudaron a su equipo a avanzar jugando con el balón.
«Şehitler es una jugadora muy inteligente. Me gustó su predisposición para avanzar girándose o penetrando entre líneas. No solo sabía cuándo buscar paredes con sus compañeras para generar espacios y obligar a moverse a las rivales, sino que también contaba con la confianza, la técnica y la determinación necesarias para avanzar jugando. Zdebel es muy hábil pasando y tirando desmarques en velocidad. Es capaz de detectar los espacios y, en el momento en que el balón se abre a una banda, lanza desmarques desde el centro del campo y se incorpora al ataque. También supo cuándo ocupar una posición más retrasada para hacer la cobertura a Şehitler en el momento en que esta avanzaba. Aunque Nachtigall también participaba en las rotaciones, era a menudo la centrocampista más adelantada y trataba siempre de sacar a las defensoras de su posición y aprovechar los espacios que dejaban libres».
«Otras jugadoras también sabían muy bien cuál era su función. Por ejemplo, las dos extremos permanecían abiertas y dejaban que el trío del centro de campo desplegaran su magia por el interior. Además, se mostraban muy activas por las bandas, abriendo líneas de pase para recibir de sus centrocampistas y adentrándose en el último tercio mientras su delantera centro mantenía ocupadas a las centrales», añadió.
En el tercer y cuarto vídeo, podemos ver magníficos ejemplos de todas las situaciones descritas. También cabe destacar la elección de los pases (potencia, distancia y ángulo) y su ejecución. En este sentido, las jugadoras supieron elegir en todo momento la mejor opción para combinar con la receptora, de modo que esta pudiera continuar con la jugada e imprimirle vigor al primer toque.
Resumen
La relación entre las tres mediocentros alemanas y el conocimiento mutuo de sus funciones y responsabilidades resultaron claves para que su equipo pudiera sacar el balón jugado. La fluidez de sus movimientos y la certeza de que unas se cubrirían a las otras les permitieron jugar a gran velocidad a fin de descolocar y superar las líneas defensivas rivales.
En el plano individual, también fue vital el grado de concentración que mostraron en la ejecución de cada recurso. En su capacidad para salir jugando con el balón también tuvieron un papel significativo la inteligencia de sus pases y el hecho de levantar la cabeza y perfilarse antes de recibir.