Grupo E: Japón, Austria, Ghana y Nueva Zelanda

«Japón, finalista en 2022, dominó el grupo E con tres victorias en tres encuentros. Austria, que debutaba en la competición, dejó muy buenas sensaciones al asegurarse la segunda plaza y pasar a la fase de eliminación directa, mientras que Ghana y Nueva Zelanda acabaron tercera y cuarta respectivamente en un grupo muy reñido».

Con la posesión
Japón es una selección muy técnica, con futbolistas capaces de jugar el balón con gran precisión y velocidad. En el juego posicional, sus jugadoras son muy versátiles e intercambian posiciones con facilidad, tanto si forman parte del once titular como si entran al partido en sustitución de alguna compañera.  Les gusta elaborar el juego por el centro y emplean laterales a pierna cambiada, aunque también utilizan las bandas de una forma más tradicional. Juegan con el mínimo de toques, lo cual puede dificultar la presión directa de las rivales cuando tienen el balón. Además, son muy inteligentes para adivinar dónde van a abrirse espacios y ocuparlos.

Sin la posesión
Como las japonesas juntan tanto las líneas en el último tercio del campo, suelen ser efectivas al aplicar la presión tras pérdida en posiciones adelantadas. Por otra parte, su tendencia a atacar por el centro puede provocar que, en ocasiones, sean vulnerables a los contraataques por las bandas.

Con la posesión
Impresionante debut de la selección austriaca, que ha demostrado su capacidad para emplear una mezcla entre juego directo e indirecto. La guardameta Mariella El Sherif (1) dispone de una gran variedad de recursos al distribuir y combina los pases en corto y en largo para lanzar a su equipo cuando tiene la posesión. Al contar con dos laterales muy ofensivas, al equipo le gusta cambiar el ataque de izquierda a derecha. Además, genera peligro y ocasiones de gol tanto elaborando la jugada como al contraataque.

Sin posesión
Cuando no tiene el balón, Austria es un equipo muy trabajador que presiona de muchas formas distintas en función de la situación. Por ejemplo, presiona arriba los saques de puerta del rival, pero opta por un bloque bajo y compacto cuando no logra ejercer una buena presión. La guardameta El Sherif también fue una futbolista clave para su equipo cuando no tenía la posesión, ya que realizó varias paradas de mérito en momentos clave de los partidos.

Con la posesión
Ghana es un equipo muy solidario, aunque a veces tiene dificultades para mantener la posesión al elaborar la jugada con presión directa. Las ghanesas se muestran más efectivas cuando optan por el juego directo, los centros desde las bandas y las internadas en el área. En las transiciones ofensivas, tratan de ganar metros rápidamente por las bandas, aprovechando la velocidad de Jennifer Owusuaa (5) y los disparos de Stella Nyamekye (10) desde larga distancia.

Sin la posesión
Durante los partidos, Ghana pasó mucho tiempo sin el balón, trabajando en bloque y absorbiendo la presión. A partir de un esquema 4-2-3-1, el equipo aplicó una presión directa cuando las rivales intentaban superar sus líneas.

Con la posesión
La selección de Nueva Zelanda emplea un dibujo táctico 4-3-3, con dos centrocampistas de contención, y elabora el juego de la forma tradicional con ese tipo de formación, sin demasiados intercambios de posición entre sus futbolistas. Las jugadoras muestran una actitud positiva y tratan de elaborar sus jugadas de ataque, aunque a veces les cueste superar la presión intensa de las rivales. Queda patente que el equipo está aún en desarrollo y que aprenderá mucho de la experiencia de enfrentarse a selecciones tan potentes con estilos ofensivos diferentes. 

Sin la posesión
Normalmente, Nueva Zelanda adopta un 4-1-4-1 o un 4-4-2 en bloque medio, con la intención de cerrar el carril central y obligar a sus rivales a abrir el balón a las bandas. En ocasiones, sus delanteras inician la presión, pero el resto de las líneas no las apoyan, lo que provoca que se abran huecos que las rivales más experimentadas pueden aprovechar. Las centrales se emplean con intensidad y se adelantan cada vez que las delanteras rivales bajan a recibir, dejando que el resto de la zaga cierre los espacios. Sin embargo, en algunos momentos, eso impide que la defensa ejerza una presión directa cuando el balón se abre a la banda.

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