Las pupilas de Ri Song-ho ganaron los siete partidos en el tiempo reglamentario y anotaron 25 goles, segundo mayor registro de la historia de la competición, solo por detrás de los 26 que marcó Estados Unidos en 2002. Asimismo, con seis tantos en su haber (incluido el gol de la victoria en la final contra Japón), Choe Il-son, de 17 años, fue la jugadora más destacada y se hizo tanto con la Bota de Oro como con el Balón de Oro de adidas.
Según Anna Signeul, miembro del GET, las norcoreanas fueron la selección más fiable a lo largo del torneo.
«Tanto con la posesión del balón como sin ella, se mostraron sumamente efectivas y eficientes, además de realizar un esfuerzo extraordinario. Todas las acciones, desde presionar hasta atacar, las realizaban en equipo y con un número elevado de efectivos. También hacían circular el balón durante largos periodos, lo cual resultaba agotador para los equipos rivales, tanto física como mentalmente. Ni siquiera las sustituciones alteraban el ritmo o la calidad, ya que todas las jugadoras mostraban un gran nivel técnico y táctico».
Con la posesión del balón
La RPD de Corea fue sistemáticamente la dueña del balón en sus siete partidos, en los que promedió un 53.1 % de posesión, solo superada por España, que registró un 60.5 % de media. Asimismo, fue la tercera selección en términos de duración de las secuencias de posesión, con una media de 11.7 segundos por secuencia, solo superada por España (14.9) y Japón (11.8). En la final, promedió la asombrosa cifra de 222 secuencias por cada 30 minutos con la posesión, en comparación con las 181.6 de Japón, una selección supuestamente con un gran juego de posesión.
Las norcoreanas también se mostraron sumamente efectivas a la hora de avanzar con el balón por el campo. Así, promediaron un índice de acierto del 78.7 % en los pases hacia delante (solo por detrás de España, con un 84.3 %, y Japón, con un 81.2 %) y fueron la mejor selección en índice de acierto de pases progresivos (pases hacia delante de más de 10 m que acercan al equipo a la portería contraria), tras completar el 54.4 % de los envíos intentados. Además, fue la selección más eficaz a la hora de superar la última línea defensiva del rival, al completar una media de 15 rupturas de línea por cada 30 minutos con la posesión.
Los atributos técnicos y la astucia táctica de las norcoreanas fueron factores cruciales en su éxito a la hora de avanzar jugando de manera decisiva, tal y como explica Signeul. «Sus jugadoras mostraron una capacidad asombrosa para leer las distintas situaciones. Así, se desmarcaban, pasaban y recibían en acciones rápidas con muy pocos toques, lo que las convertía en un duro rival para los demás equipos. Debido a los constantes movimientos de apoyo en ataque de muchas de sus compañeras y al dibujo compacto que mantenían, la jugadora con el balón siempre disponía de varias opciones para jugar hacia delante o hacia una banda. Aunque trataban de hacerlo hacia delante siempre que tenían la oportunidad, también sabían cuándo conservar el balón y reiniciar la jugada».
Nuestro Grupo de Estudio Técnico (GET) ha seleccionado los tres vídeos que figuran a continuación para destacar cómo estos movimientos y estas rápidas acciones les sirvieron de base para superar a las defensas rivales.
En el primer vídeo, vemos una amplia variedad de movimientos y desmarques que se inician por delante de la jugadora con la posesión del balón. Cada vez que una jugadora recibe, se inician nuevos movimientos y desmarques, de modo que disponga siempre de varias opciones para jugar hacia delante.
En el segundo vídeo, vemos un ejemplo de cómo los movimientos para recibir pueden provenir de jugadoras que partan desde detrás de la compañera en posesión del balón y se adentren al espacio libres de marca para recibir. También es posible apreciar la velocidad con la que mueven el balón y su competencia técnica para hacer avanzar la pelota con muy pocos toques.
En el tercer vídeo, vemos cómo los pases en la fase de construcción del ataque de la RPD de Corea dan pie a múltiples movimientos por delante del balón. En cuanto se da un pase hacia delante, las norcoreanas combinan rápidamente con muy pocos toques, lo que dificulta que las defensoras brasileñas detengan la inercia del ataque.
RECIBIR EL BALÓN ENTRE LÍNEAS
La RPD de Corea fue especialmente eficaz a la hora de recibir entre las líneas medular y defensiva del rival. Con 126 recepciones entre ambas líneas por cada 30 minutos con la posesión, fue la quinta selección del torneo en este apartado. El 59 % de las veces que sus jugadoras recibieron entre estas líneas lo hicieron presionadas. La delantera Choe Il-son (15) fue sumamente hábil moviéndose entre las líneas medular y defensiva del rival: hasta ocho de sus recepciones en esta zona acabaron en gol para su selección, mientras que 36 desembocaron en un disparo.
Sorprendentemente, otras dos norcoreanas compartieron la segunda posición en términos de recepciones entre las líneas medular y defensiva que acabaran en gol, en concreto Sin Hyang (4) y Jon Ryong-jong (13), que registraron siete recepciones en cada caso. Los movimientos de sus delanteras en relación con la jugadora en posesión del balón fueron fundamentales para las ventajas generadas por el equipo a partir de las recepciones entre estas líneas, señala Signeul.
«Otro aspecto asombroso del juego ofensivo de la RPD de Corea fue su capacidad para ubicar a jugadoras entre las líneas del entramado defensivo rival. Sus delanteras Choe Il-son (15) y Sin Hyang (4) solían retrasarse y colocarse entre las líneas medular y defensiva, mientras que las centrocampistas también se adentraban en esas zonas desde posiciones más retrasadas. Incluso las jugadoras de banda, como Jon Ryong-jong (13), se desplazaban hacia el interior. También eran muy hábiles a la hora de generar situaciones de superioridad numérica en estas zonas, donde solían recibir sin presión. E, incluso cuando lo hacían presionadas, se las ingeniaban para recibir y avanzar».
Choe Il-son, de 17 años, fue sumamente hábil a la hora de generar ocasiones de gol para su equipo tras recibir entre las líneas medular y defensiva del rival. En los dos vídeos siguientes, vemos magníficos ejemplos de sus movimientos y de sus interacciones técnicas con el balón al desenvolverse en estos espacios.
SIN LA POSESIÓN DEL BALÓN
Presión alta y presión tras pérdida
Un aspecto clave del juego sin la posesión del balón de la RPD de Corea fue su capacidad para recuperar la pelota mediante una presión alta o una presión tras pérdida. Los miembros del GET observaron constantemente esta intensidad y este orden durante estas fases, en las que las jugadoras trabajaban al unísono y de manera incansable para recuperar la posesión. La RPD de Corea fue la segunda selección que pasó un mayor porcentaje del tiempo sin la posesión en bloque alto, con un 15.1 %, solo superada por EE. UU., con un 18.3 %. También fue la tercera selección del torneo que forzó más pérdidas de balón en el último tercio, al promediar 12.0 por cada 30 minutos sin la posesión.
Asimismo, las norcoreanas fueron sumamente hábiles a la hora de recuperar el balón (mediante entradas e intercepciones) en fases de presión tras pérdida, con un índice de acierto del 46.7 %, a pesar de solo pasar el 13.2 % del tiempo sin la posesión en dicha fase.
Cuando no tenía la pelota, todo el equipo actuaba al unísono, con intensidad y rapidez, decidido a recuperar la posesión. Como explica Signeul, «cuando el rival sacaba de puerta, la selección norcoreana adelantaba su 4-4-2 para ejercer una presión alta en la que cada jugadora demostraba conocer a la perfección su rol y sus responsabilidades, y saber cuándo y cómo presionar».
«Sus transiciones defensivas eran rápidas, ya que la jugadora más cercana a la rival con la posesión tenía la tarea de iniciar la presión, a la que no tardaban en unirse otras compañeras. Además, las norcoreanas corrían rápidamente a marcar a las rivales que trataban de apoyar a la jugadora con el balón».
En los siguientes vídeos, vemos dos ejemplos de cómo la RPD de Corea recuperaba el balón mediante una presión alta. Su éxito en estas situaciones se fundamenta en la velocidad con la que aplican la presión y en el sentido posicional que muestran corriendo para cerrar las opciones de pase a la jugadora con el balón. Las norcoreanas demuestran conocer a la perfección su rol y responden rápidamente cuando otras jugadoras se ofrecen para recibir, a fin de garantizar que la presión se ejerza en todas las fases de la construcción del ataque.
Bloque o presión medios
Cuando la rival tenía el control de la posesión, la RPD de Corea se agrupaba en torno a un bloque. Manteniendo un 4-4-2, las norcoreanas defendían muy juntas y de forma intensa, gracias a lo cual lograban ganar muchas segundas jugadas e interceptar pases. También se mostraban sumamente disciplinadas al ejercer la presión, con un gran control y sentido de los tiempos en las fases de aceleración y desaceleración. Al tener claro su rol y ser capaces de leer el juego, podían defender con intensidad y lanzar rápidos contraataques en cuanto recuperaban el balón. En los dos siguientes vídeos puede apreciarse esta situación.
CONCLUSIONES PRINCIPALES
La RPD de Corea dio muestras de una buena organización, tanto con la posesión como sin ella, con jugadoras que tenían muy claro su rol, independientemente de la posición que ocuparan. La victoria de las norcoreanas en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA 2024™ se caracterizó, entre otros, por los siguientes factores:
- un elevado grado de competencia técnica de todas las integrantes del equipo;
- un gran esfuerzo colectivo en todas las fases del juego;
- movimientos coherentes a cargo de jugadoras que acudían en ayuda de modo que la compañera en posesión del balón dispusiera de múltiples opciones para jugar hacia delante;
- habilidad para avanzar con el balón y superar líneas defensivas, haciendo circular la pelota a gran velocidad y con muy pocos toques;
- movimientos y desmarques clave entre las líneas medular y defensiva del rival para recibir el balón y propiciar disparos;
- secuencias defensivas intensas y bien orquestadas de todo el equipo sin la posesión del balón, con independencia de la fase en la que se encontrara;
- gran número de pérdidas forzadas, intercepciones y recuperaciones del balón, gracias a una presión controlada en situaciones bien leídas.