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Mascherano, sobre la evolución del eje central de la defensa

FIFA, 2-11-2022

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A medida que ha evolucionado tácticamente el fútbol moderno, también lo han hecho las exigencias hacia los jugadores que ponen en práctica los sistemas diseñados por sus entrenadores.

Lejos quedan los tiempos en los que los recursos de los centrales especialistas, maestros en el arte de las entradas expeditivas y los despejes de cabeza, bastaban para triunfar en el fútbol de alto nivel.

Hoy en día, un defensa central es considerado por muchos el primer jugador de ataque del equipo, por lo que debe contar con un repertorio mucho más amplio de recursos.

Paralelamente, también se exige a los centrocampistas que sean polifacéticos, ya que tienen la tarea de proteger la línea defensiva del equipo, además de combinar con los delanteros y apoyarlos. Asimismo, el cometido de un portero ha dejado de limitarse simplemente a ejercer de guardián de la portería.

Actualmente, Javier Mascherano es el seleccionador sub-20 masculino de Argentina. El técnico disfrutó de una brillante carrera como jugador a lo largo de casi dos décadas, en las que fue subcampeón de la Copa Mundial de la FIFA 2014™ y obtuvo la medalla de oro olímpica en dos ocasiones con la camiseta de la Albiceleste. En una entrevista concedida al Centro de Capacitación de la FIFA, el argentino habló de la evolución del eje central de la defensa de los equipos.

El centrocampista defensivo con mentalidad ofensiva

En opinión de Mascherano, la función del centrocampista defensivo es fundamental para el éxito de cualquier sistema de juego.

«La mayoría de la gente que ve fútbol no se da cuenta de la labor que lleva a cabo un centrocampista defensivo. Sin embargo, para nosotros, los entrenadores, son esenciales porque aportan orden, se aseguran de que el equipo no descuide el bloque y tienen una increíble inteligencia futbolística», explica. «La función del centrocampista defensivo es a menudo la menos visible dentro de un equipo. Se comunica con la línea defensiva y ofrece a los jugadores de ataque la libertad necesaria para dar rienda suelta a su calidad».

Después de jugar gran parte de su carrera de centrocampista defensivo, Mascherano pasó a ocupar la demarcación de defensa central. Este cambio de posición hay que atribuírselo a su entrenador, Pep Guardiola, quien quería que el argentino ocupara una posición más retrasada y tuviera una mayor influencia en las fases iniciales de la construcción del ataque del equipo. Al estratega catalán le gustaba que sus centrales se sintieran cómodos con el balón y fueran capaces de sacarlo jugado para superar las líneas rivales. Mascherano no solo contaba con las cualidades defensivas para ocupar dicha demarcación, sino que también era capaz de iniciar la construcción del ataque desde esta posición retrasada.

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El entrenador nacido en San Lorenzo cree que el cambio se enmarcó en una tendencia que se venía observando en el juego, según la cual los entrenadores pedían a los jugadores más técnicos que ocuparan posiciones más retrasadas debido a su capacidad para participar en la construcción del ataque: «Como jugador, me gustó y lo agradecí. Y animo a otros a hacer lo mismo, ya que, en última instancia, todos queremos ver fútbol entretenido, así que, cuantas más oportunidades de gol podamos generar, mejor. Hoy en día los jugadores jóvenes ya participan en ese proceso. Los centrocampistas modernos ya están familiarizados con la función del defensa central porque son conscientes de que pueden acabar jugando en dicha posición, ya sea para realizar coberturas en momentos puntuales de partidos o incluso partiendo de inicio».

Sin embargo, tal y como apunta Mascherano, la idea de situar a centrocampistas de primer nivel en posiciones defensivas no tiene nada de nuevo: «Ya lo vimos a lo largo de la carrera de Lothar Matthäus. Era un jugador que lo tenía todo, tanto con la posesión como sin ella. Cuando sus equipos no tenían el balón, era un contrincante formidable. Y cuando lo recuperaban, era capaz de superar líneas y destruir defensas gracias a su visión, técnica y ejecución».

«Era uno de los mediocentros más completos de la historia del fútbol. Y entonces, hacia el final de su carrera, pasó a ser defensa central gracias a la calidad que atesoraba en la fase de construcción del ataque. Los mejores equipos del mundo construyen el ataque desde atrás, lo que explica por qué ahora vemos con tanta frecuencia a jugadores técnicos en posiciones más retrasadas», comentó.

Mascherano cree que la relación entre los mediocentros y los defensas centrales es cada vez más importante en el fútbol moderno, ya que se necesitan cualidades similares para ocupar ambas posiciones.

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El defensa central como armador del juego

A la hora de fichar defensas centrales en el fútbol moderno, muchos clubes tratan de hacerse con los servicios de jugadores que, ante todo, se sientan cómodos con el balón y sean fuertes en defensa.

El central moderno debe ser un jugador más completo, lo que supone todo un reto para estos futbolistas, ya que destacar en solo dos o tres facetas defensivas importantes ya no basta para poder jugar en el fútbol de élite. Thiago Silva, defensa central del Chelsea, es un buen ejemplo de jugador completo.

Señala Mascherano: «Si analizas las actuaciones de Thiago Silva en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2021™, puedes apreciar exactamente por qué se le nombró mejor jugador del torneo. Se le eligió, no solo por su trabajo en defensa, sino también por su aportación al inicio de los ataques del Chelsea, construyendo el juego desde el trío defensivo, una tendencia que puede observarse en el fútbol actual».

El central del Chelsea Thiago Silva se adentra con el balón en el espacio existente y dispara a portería durante la final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2021™ contra el Palmeiras, que defendía con un bloque bajo.

Cuando un equipo construye un ataque, especialmente frente a bloques medios o bajos, contar con un defensa central capaz de avanzar con la pelota o superar líneas mediante pases incisivos tiene un valor inestimable con vistas a sacar el balón jugado. El central puede avanzar con la pelota e intentar atraer a un jugador rival para sacarlo de la línea defensiva y generar espacios. También puede contribuir a crear superioridades en caso de que los jugadores rivales mantengan el dibujo.

Mascherano gozó de un gran reconocimiento a lo largo de su trayectoria como jugador por sus notables cualidades defensivas y ofensivas. A la hora de citar ejemplos de jugadores que dominan ambas facetas del juego, menciona a Antonio Rüdiger, defensa de Alemania y del Real Madrid, Virgil van Dijk (Países Bajos y Liverpool), Rúben Dias (Portugal y Manchester City) y David Alaba (Austria y Real Madrid).

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«Son magníficos jugadores que dominan ambas facetas. En todos ellos se da la peculiaridad de no ser defensas centrales al uso, ya que destacan a la hora de iniciar el juego de ataque del equipo».

En lo que a cualidades se refiere, un defensa central necesita visión, concentración y valentía, así como agilidad y rapidez para ser capaz de jugar a 40-50 metros de distancia de su portería y salir airoso de los duelos.

«Soy un entrenador al que le gusta que su equipo juegue adelantado en el campo rival. Mis centrales deben tener una alta capacidad de concentración y estar atentos a lo que sucede en campo contrario. Deben participar en el juego y no ser unos meros observadores, ya que gran parte de su labor se desarrolla a mucha distancia de su propia portería», añadió Mascherano.

El arte de defender plantea a los defensas retos muy diferentes en las diversas fases del juego. La función defensiva que desempeñan los centrales cuando su equipo ejerce una presión alta es muy diferente a lo que se les pide hacer cuando defiende en bloque bajo y en su propio tercio.

Ya no basta con que estos jugadores sean especialistas en defensa: ahora les corresponde ser generalistas que dominen todas las fases del juego.

La evolución de los porteros

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Una consecuencia lógica de la evolución del juego es que también han evolucionado las exigencias hacia los porteros.

«Hace años, cuando los equipos construían el juego con una defensa de tres, el mediocentro se retrasaba, a la vez que los laterales subían. Hoy en día, los mediocentros tienen una participación menor, y son los centrales y el portero los encargados de iniciar el ataque. El cambio de regla con respecto a los saques de puerta ha provocado que los equipos inicien ahora el juego dentro de su propia área penal, por lo que los porteros deben ser capaces de pasar el balón con ambos pies y bajo presión. Además, también tienen que saber dar distintos tipos de pases», explicó. «Los porteros deben estar familiarizados con el juego de ataque para saber dónde están los espacios en función de la presión del rival. También deben ser capaces de ejecutar una gama amplia de pases a fin de enviar el balón de forma precisa allí donde haga falta».

Además, si un equipo mantiene una línea adelantada en el campo rival, el portero debe adelantar su posición y estar en contacto con su línea defensiva. Con independencia de dónde se encuentre el balón sobre el terreno de juego, ya no basta con que los porteros se limiten a permanecer en su área penal. También deben ser capaces de leer el juego y modificar su posición para poder cortar balones como un central retrasado tradicional. Además, deben contribuir a interceptar contragolpes en su fase inicial, redistribuir el balón e iniciar la construcción del ataque.

Conclusión

En la actualidad el fútbol impone mayores exigencias a los jugadores, que deben tener la capacidad de intercambiar funciones dentro de diversos sistemas de juego, tanto con la posesión del balón como sin ella. Para poder rendir al más alto nivel, los especialistas tradicionales deben aportar más cosas. Los jugadores deben ser capaces de reconocer todas las fases del juego y de adaptarse a ellas, tanto con la posesión del balón como sin ella. En resumidas cuentas, deben ser generalistas competentes en todos los ámbitos.

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