Mascherano, sobre el defensor moderno con inteligencia del juego

Mascherano, subcampeón de la Copa Mundial de la FIFA 2014™ con Argentina y actual seleccionador sub-20 del país, sugiere que la Copa Mundial de Clubes de la FIFA™ es comparable a una competición de eliminación directa, sobre la base de que, si consigues defender bien, tienes posibilidades de alzarte con el triunfo. En opinión de Mascherano, dichas competiciones exigen una estrategia diferente a la de los torneos ligueros, donde el objetivo es en gran medida salir a ganar los partidos.

El exjugador del FC Barcelona insiste en que «las ligas las ganan los equipos que obtienen más puntos, mientras que en las competiciones de eliminación directa, la prioridad es el dibujo defensivo, ya sea en bloque bajo o alto. Tienes que tener tu propio estilo».

En el fútbol moderno, los equipos utilizan sistemas que obligan a todos los jugadores a participar en todas las fases del juego y a mostrar una gran visión para transmitir la información necesaria. Ya no basta con que un defensa se limite a defender y un atacante, a atacar. A menudo los atacantes representan la primera línea de defensa de un equipo, mientras que los defensas constituyen la primera línea de ataque. Dicho de manera sencilla, para poder rendir al más alto nivel el jugador moderno debe aportar más cosas.

El sistema defensivo es a menudo el elemento más importante, por lo que los jugadores deben ser inteligentes e identificar qué sucede en el equipo en cada momento del partido. Todos los miembros de un equipo deben defender cuando este no tiene la posesión del balón. Esta estrategia pasa a ser la plataforma desde la que construir y lanzar ataques, especialmente en fases de transición.

«Cada vez hay menos especialistas, esa es la realidad. El fútbol ha evolucionado, y, aunque no me gusta ponerme de ejemplo, yo mismo podía considerarme un generalista. Por ejemplo, hace 15 o 20 años, nuestra labor en la línea defensiva consistía en ofrecer equilibrio al equipo y desarmar el juego del rival. No teníamos una gran incidencia en la fase de ataque», explicó. «Sin embargo, hoy en día, los mejores jugadores de la línea defensiva son posiblemente los que son capaces de desempeñar una labor ofensiva. Simplemente ya no quedan tantos defensas tradicionales».

Esta evolución en la estrategia del juego se ha traducido en una menor demanda de defensas especialistas. Al defensa moderno ya no le basta dominar por arriba, ser expeditivo o leer muy bien el juego. Estos atributos siguen siendo necesarios, pero también otros muchos. «Ya no basta con tener talento. El juego ahora exige más a los jugadores, que deben ser inteligentes y comprender lo que sucede a su alrededor. Cuesta más jugar contra equipos con jugadores más inteligentes porque son mucho menos previsibles», añadió Mascherano.

Desde su condición de seleccionador sub-20 argentino, Mascherano quiso subrayar la importancia de que sus jóvenes pupilos entiendan el juego: «Deben ser capaces de entender lo que se exige de ellos en cada situación, aspecto y momento del partido. Mi labor como entrenador de futbolistas jóvenes es transmitir ese tipo de información. Les digo a mis defensas que son la primera línea de ataque y a mis atacantes que son la primera línea de defensa».

«El juego se ha unificado: todo el mundo ataca y todo el mundo defiende. Por eso todos tratamos de aplicar un sistema».

Según Mascherano, los entrenadores modernos deben hacer frente a mayores exigencias, ya que tienen la tarea de desarrollar esta capacidad en el seno de sus equipos. «Hoy en día, los entrenadores deben estar mucho mejor preparados que antes. Un entrenador debe tener una idea clara del itinerario, el método y el enfoque que va a seguir para dar autonomía al jugador y potenciar todos los aspectos de su juego», explicó.

La dirección basada en principios da autonomía a los jugadores y fomenta que tomen buenas decisiones. Una vez asimilados estos principios, su aplicación se convierte en el marco para desarrollar jugadores con inteligencia de juego que, ante el reto de reconocer la situación en la que se encuentran, sean capaces de decidir qué principio aplicar y ejecuten la acción pertinente.

El entrenador debe ser capaz de desarrollar sesiones en las que se exponga a los jugadores a una amplia gama de situaciones de partido concretas. Los jugadores deben experimentar los mismos procesos decisorios a los que es probable que se enfrenten en los partidos y, por consiguiente, tomar decisiones basadas en la aplicación de los principios contenidos en la estrategia de juego del equipo.

La comunicación ha sido siempre un componente vital de los equipos más laureados. Si acaso, ha pasado a ser aún más importante debido a los sistemas que adoptan los equipos y la flexibilidad que se exige ahora en términos de diversidad de funciones dentro de un esquema de juego.

En el caso de los jugadores que deben involucrarse y participar en todos los momentos del juego y desenvolverse en sistemas basados en principios, no conviene subestimar la capacidad para comunicarse de forma eficaz con sus compañeros de equipo.

Hoy en día los vestuarios pueden ser lugares más silenciosos, ya que los jugadores jóvenes utilizan en gran medida el teléfono móvil y la tecnología para comunicarse. Se trata de un aspecto de vital importancia para el desarrollo de los jugadores, por lo que los entrenadores deben tenerlo presente al planificar sus sesiones.

Dada su condición de padre de adolescentes y de seleccionador sub-20 de la Albiceleste, Mascherano es plenamente consciente de la importancia que tienen los teléfonos móviles para las nuevas generaciones y de su gran dependencia de estos dispositivos para comunicarse: «Los entrenadores de jugadores jóvenes debemos mostrar el nivel adecuado de creatividad para captar su atención y animarlos a comunicarse entre ellos. El uso de la tecnología ha pasado a ser algo fundamental en la preparación y el entrenamiento de jugadores, ya que se trata del lenguaje que utilizamos para comunicarnos con ellos».

«Intento hablarles en su idioma. El idioma que se usaba cuando yo jugaba es diferente al que uso con mis jugadores. Es importante que los entrenadores hablemos y expliquemos las cosas de un modo que resulte comprensible para los futbolistas, pero también que genere en ellos una reacción positiva», señaló.

En resumidas cuentas, el defensor moderno debe ser un artista capaz de dominar numerosas disciplinas.