En la Copa Intercontinental de la FIFA™, el Pachuca tenía ante sí el escollo de superar al Botafogo, representante sudamericano. El club de Río de Janeiro llegó a Catar tres días después de ganar la Série A por primera vez desde 1995, y diez días después de conquistar la primera Copa Libertadores de su historia. A pesar de la amenaza ofensiva y el impresionante estado de forma del Botafogo, el Pachuca fue capaz de derrotar a su rival brasileño sin encajar ningún gol, por lo que selló su pase para la Copa Challenger de la FIFA™ frente al Al Ahly egipcio. Aron Winter, miembro del Grupo de Estudio Técnico que observó el partido en el Estadio 974 de Doha, explica cómo la presión alta, la presión tras pérdida y la compenetración general del conjunto mexicano fueron fundamentales para neutralizar al rival y generar sus propias ocasiones.
Sentido posicional durante la presión alta
El Pachuca recurrió en gran medida a una presión alta para generar problemas al Botafogo. De hecho, dos de los tres goles tuvieron su origen en estas situaciones. Winter explica cómo este tipo de presión neutralizó a su rival:
«De acuerdo con lo que observamos, el Pachuca tenía especial cuidado de cerrar las zonas centrales del campo, de modo que el rival tuviera que abrir el juego hacia un lado. Cuando esto sucedía, los jugadores del Pachuca situados en el lado contrario del campo se desplazaban hacia el centro, por lo que generaban situaciones de superioridad cerca del balón y dificultaban enormemente la construcción del ataque del Botafogo».
La pareja de centrocampistas compuesta por Elías Montiel (28) y Pedro Pedraza (5) fue un elemento fundamental de la presión del Pachuca. Cuando el equipo ejercía una presión alta, Pedraza se mantenía por delante de su línea defensiva, por lo que Montiel podía presionar el balón y cerrar los carriles centrales.
La eficacia de la presión alta del Pachuca quedó registrada en los parámetros de la FIFA. El 12.4 % de sus presiones tuvieron lugar en el último tercio, en comparación con el 10.6 % del Botafogo, por lo que resulta claro dónde quería presionar a su rival el equipo mexicano. Asimismo, el Pachuca realizó 17.5 presiones por minuto en la fase de presión alta, en comparación con las 14.3 del Botafogo, lo que demuestra la intensidad con la que ejecutó esta estrategia.
Puede que el mejor modo de apreciar en toda su extensión la presión alta del Pachuca sea fijarse en el número de presiones en las que dirigió al rival hacia el exterior. De las 316 presiones que ejerció en total el Pachuca, en 213 dirigió al Botafogo hacia el exterior, esto es, un 67.4 %, una cifra 15.2 puntos mayor que la del equipo brasileño. En cuanto a la ubicación inicial de las presiones del conjunto mexicano, el 65 % partió de puntos situados dentro del ancho del área, en comparación con el 49.5 % del Botafogo. La cifra del Pachuca refuerza la apreciación de Winter de que la presión estaba diseñada para bloquear el juego por los carriles centrales y obligar al rival a utilizar las bandas, unas zonas menos propicias.
Gran compromiso con la presión tras pérdida
La presión tras pérdida fue otro aspecto fundamental del triunfo del Pachuca. En estas acciones del partido, la posesión estuvo más disputada que en las situaciones de presión alta organizada mencionadas anteriormente. Lo que más llamó la atención de Winter fue la reacción colectiva del Pachuca al perder la pelota.
«Cuando perdían la posesión del balón, los jugadores del Pachuca mostraban una gran capacidad de reacción. Se mantenían cerca los unos de los otros y con relación al balón, por lo que podían presionar de forma eficaz tras perder la pelota e impedir que el Botafogo la conservara durante mucho tiempo. De no haber estado tan cerca, no habrían podido llegar a tiempo a los rivales, por lo que estos habrían dispuesto de mayor libertad para jugar».
También fue clave su actitud al recuperar la posesión. «En cuanto recuperaban el balón, veías que mantenían la calma para no perderlo al instante. A veces, jugaban hacia atrás para dar tiempo al equipo a reorganizarse antes de atacar de nuevo», añadió Winter.
El éxito de la presión tras pérdida del Pachuca se ve reflejado en el número de pases errados que provocaron en el Botafogo durante estas situaciones del partido. Durante la fase de presión tras pérdida, el Pachuca forzó una media de 4.4 pases errados por minuto en el rival, una cifra muy superior a la media de 1.6 que logró el Botafogo.
Vigilancia ofensiva como base para presionar
La trascendencia de la presión alta y la presión tras pérdida del Pachuca se debió en parte a su vigilancia ofensiva. La solidez de esta estructura sirvió de base para ejercer una intensa presión tras pérdida, como se aprecia en el tercer vídeo. Winter añade que los jugadores que presionaban en posiciones adelantadas del campo también tenían la seguridad de que, si no lograban su propósito, los compañeros situados a su espalda aguardaban para intervenir.
«El Pachuca mantenía bien el orden atrás al presionar en posiciones más adelantadas del campo. Dejaba en todo momento un jugador libre en defensa, de modo que, cuando perdía el balón en dichas zonas, no resultaba demasiado peligroso, ya que el delantero del Botafogo siempre estaba en inferioridad de dos contra uno. Este es un aspecto importante, porque, si no lo hacían bien, el Botafogo cuenta con atacantes capaces de hacerte daño».
Roles individuales y compenetración de todo el equipo
Elías Montiel
La intensidad de Montiel en el centro del campo fue un elemento fundamental de la presión de su equipo. Durante la presión alta y la presión tras pérdida, el jugador, de 19 años, era capaz de recorrer la distancia necesaria para impedir que el Botafogo construyera el ataque por las zonas centrales. Con un total de 12.6 km, Montiel recorrió una distancia mayor que la de cualquier otro jugador. Sin embargo, su rol táctico también exigía sentido posicional y conocer los patrones de presión de su equipo, explicó Winter. «Montiel ejercía de enlace entre el centro del campo y la zaga, además de completar la presión. No solo cerraba los espacios, sino que también mantenía la intensidad tras recuperar el balón, consciente de lo que debía hacer y jugando siempre hacia delante para generar ocasiones de gol».
Oussama Idrissi
La intervención de Montiel cerrando los carriles centrales solía preceder la participación de Oussama Idrissi (11) en la presión alta del Pachuca. La capacidad del extremo para saber cuándo desplazarse hacia el centro del terreno de juego fue un paso vital para concentrar el entramado defensivo del Pachuca en la mitad de campo donde el Botafogo trataba de construir el ataque. Este movimiento era fundamental para mantener activa la presión del Pachuca y contribuía a que los demás jugadores que formaban parte de ella permanecieran juntos los unos de los otros.
Compenetración de todo el equipo
Aunque las acciones de estos dos jugadores fueron importantes, para Winter, el factor decisivo de la victoria del Pachuca fue la compenetración de todo el equipo:
«En mi opinión, todos los integrantes del equipo se mantenían unidos y trataban de ayudarse los unos a los otros. Es algo que se apreciaba muy bien cada vez que perdían el balón. En estas situaciones, ya fuesen acciones a balón parado o con el balón en juego, todo el equipo mostraba una velocidad y una predisposición fantásticas. En el siguiente vídeo puede verse a todo el equipo haciendo un gran esfuerzo por replegarse y organizarse».
Conclusiones principales
-
El sentido de la posición es fundamental a la hora de organizar una presión alta. Hay pequeños aspectos, como mantener una distancia uniforme entre compañeros y asegurarse de que los jugadores se coloquen entre dos rivales, que pueden mejorar la eficacia de la presión.
-
Una estructura de vigilancia ofensiva sienta las bases tanto de una presión alta como de una presión tras pérdida. Los equipos deben procurar mantener en todo momento el orden defensivo en la zaga para permitir que otros jugadores sean agresivos en posiciones más adelantadas. De lo contrario, pasan a ser vulnerables.
-
Cada jugador debe conocer bien su función dentro del esquema táctico del equipo. En este partido, por ejemplo, la capacidad de Idrissi para saber cuándo desplazarse hacia el centro a fin de reducir el campo suponía la diferencia entre que el rival pudiera construir el ataque con oposición o sin ella.
-
La compenetración es un aspecto decisivo para el éxito de un equipo sin la posesión del balón. Si no existe este vínculo entre los jugadores, las distintas líneas y el conjunto del equipo, este tendrá dificultades para ejercer una presión eficaz.