#Borussia Dortmund

Marco Lehmann habla sobre la trayectoria de su equipo hasta llegar a ser campeones sub-17 de Alemania

Marco Lehmann, 25-3-2025

FIFA
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La temporada pasada, Marco Lehmann logró el título sub-17 de su país al frente del Borussia Dortmund. En este artículo, el técnico revela los factores decisivos de la consecución del título y habla de cómo unos inicios mediocres cimentaron su éxito final.

El centro de rendimiento del Borussia Dortmund es una de las mejores academias juveniles de Alemania. Desde 2014, sus equipos sub-17 y sub-19 han sumado cuatro títulos nacionales a las vitrinas del club. Y, lo que es más importante, el Borussia sigue produciendo entrenadores y jugadores jóvenes con talento, que van ascendiendo desde las categorías inferiores hasta alcanzar el nivel profesional.

Aprender de los momentos difíciles 
No es habitual que un equipo lidere la clasificación de principio a fin: toda temporada, por buena que resulte, tiene sus altibajos. Nuestro caso no fue ninguna excepción. Hubo momentos en los que nadie habría dicho que íbamos a acabar la temporada ganando la liga y la copa regional de Westfalia en nuestra categoría. La mayoría de los equipos atraviesan una mala racha en algún momento, pero la nuestra llegó nada más arrancar la liga. En el primer partido, perdimos en casa ante el Bayer Leverkusen (que acabaría imponiéndose en la división Oeste de la liga juvenil), pese a jugar contra diez durante 25 minutos. En el siguiente partido, contra el Paderborn, solo conseguimos un punto.

Nos encerramos durante una semana y nos cuestionamos todo lo que estábamos haciendo.

Era obvio que aquel no era el inicio de temporada que todos esperábamos. Al echar la vista atrás, esos comienzos fueron importantísimos para lo que sucedió después, porque nos encerramos durante una semana y nos cuestionamos todo lo que estábamos haciendo. Nos preguntamos qué no había funcionado y qué teníamos que cambiar. Por ejemplo, llegamos a la conclusión de que no habíamos jugado con la intensidad que queríamos sobre el terreno de juego, sobre todo porque habíamos entrenado mucho y nos faltaba frescura. Entonces, empezamos a prestar aún más atención a quién estaba entrenando bien, en lugar de limitarnos a elegir el que, sobre el papel, era nuestro mejor once. En ese momento, la plantilla se dio cuenta de que dar el 95 % no bastaba para ganar a este nivel y que tenían que comportarse como un equipo. Darnos cuenta de todas esas cosas nos ayudó a cimentar los éxitos que llegarían más adelante.

La clave del éxito
El éxito no lo determina un único factor. Siempre es cuestión de lograr que todos los elementos encajen en un mismo momento. Eso fue exactamente lo que nos sucedió a nosotros. Tras el un mal inicio de temporada, analizamos la experiencia que habíamos adquirido y nos lo replanteamos todo. Eso nos llevó a cambiar algunas de las cosas que habíamos hecho en años anteriores. Durante ese proceso de cambio, tanto el cuerpo técnico como los jugadores vivimos momentos de inspiración. Poco a poco, el equipo fue cohesionándose y ganando partidos.

Centrados en nuestro fútbol
La temporada anterior, le dábamos mucha importancia al análisis de los equipos a los que nos enfrentábamos. Veíamos multitud de partidos y adaptábamos nuestro estilo de juego al rival, sobre todo con la posesión. Este último año, dejamos de hacerlo tanto, porque nos dimos cuenta de que analizar los vídeos nos ocupaba demasiado tiempo y nos impedía centrarnos en entrenar a nuestros jugadores. Decidimos limitar el análisis del juego con posesión a determinar las particularidades de cada oponente. Los únicos ajustes técnicos que realizamos en función del rival fueron en la forma de presionar. Para nosotros, era importante ejercer presión en todo momento y disputar constantemente el balón con intensidad, con la intención de achicar espacios en la fase inicial de dicha presión.

Aparte de eso, mantuvimos nuestro propio estilo de juego y nuestro sistema durante toda la temporada. En lugar de retocar pequeños detalles, establecimos ciertos principios fundamentales diseñados para ayudar a nuestros jugadores a enfrentarse a situaciones concretas, como, por ejemplo, elaborar el juego contra un equipo que juegue con uno, dos o tres delanteros. Nuestro objetivo fue inculcar a nuestra plantilla la idea de que somos el Borussia Dortmund, que este es nuestro estilo de juego, y que es el rival quien debe adaptarse a nosotros y no al revés. Ese enfoque nos ayudó a dominar mucho más los partidos. El hecho de que, entre un partido y otro, solo hiciéramos pequeñas modificaciones a nuestra forma de jugar hizo que nos convirtiéramos en una máquina bien engrasada. Llegó un momento en el que todo el mundo sabía exactamente lo que tenía que hacer y cuándo tenía que hacerlo. Como consecuencia, el equipo tuvo más posesión y llegaron muchos goles por parte de jugadores distintos.

La intensidad es nuestra seña de identidad
En cierta ocasión, asistí a un seminario de la Bundesliga que me abrió los ojos y cambió mi forma de pensar: trataba el hecho de que a la mayoría de jóvenes que suben de las categorías inferiores les cuesta jugar con la intensidad que exige el fútbol profesional de categoría absoluta. Teniendo eso en cuenta, desde que empezamos la pretemporada, tuve muy claro que teníamos que orientar nuestros esfuerzos a emplear toda la intensidad posible en todas las fases del juego. Y, claro está, si quieres jugar así, también tienes que entrenar así.

Hay que demostrar compromiso emocional para transmitir el mensaje

Realizamos muchos ejercicios y partidos en espacios reducidos, dividiendo el campo en diferentes zonas para que hubiese multitud de duelos y entradas. Llevamos al límite a la plantilla. Exigimos a todos una intensidad muy alta, sobre todo en el juego sin posesión. Además, les dejamos claro que no íbamos a tolerar el juego imprudente. Hay que demostrar compromiso emocional para transmitir el mensaje. No basta con hacer determinados ejercicios. Con el tiempo, esa forma de jugar se convirtió en algo totalmente normal para nuestros futbolistas. Además, eso tuvo un efecto secundario muy positivo: la condición física de la plantilla mejoró. Todo ese trabajo dio sus frutos durante la temporada, porque remontamos varios partidos en la última media hora de juego.

Espíritu de equipo
Una plantilla ganadora tiene siempre un espíritu de equipo muy fuerte, además de una gran cohesión. Eso suponía un desafío especialmente complicado en nuestro caso, porque teníamos jugadores de distintos países y culturas (como España o Italia), que vivían lejos de sus padres y todavía no hablaban alemán, así que nuestro objetivo pasó a ser convertir el equipo en una familia. La clave para conseguirlo es generar confianza, cosa que conseguimos a base de muchas conversaciones y reuniones. Realizamos un análisis individualizado de todos los jugadores que habían disputado al menos 45 minutos y aprovechamos esas reuniones para hablar con ellos de su vida privada. Establecimos el ritual de desayunar juntos el día después de cada partido y pedimos a los jugadores que lo organizaran y lo prepararan ellos mismos. Además, los jugadores hacían muchas cosas juntos, como salir a cenar, alquilar botes de pedales en el lago o visitar parques temáticos. En ocasiones, los miembros del cuerpo técnico los acompañaban, pero la idea era que los jugadores quisieran pasar tiempo juntos.

Un cuerpo técnico diverso y trabajador
Para que un equipo funcione bien, debe contar con un cuerpo técnico fantástico que incluya distintos tipos de personas. Y, con toda certeza, nosotros lo teníamos. No siempre estábamos de acuerdo en todo, pero eso era bueno, porque nos cuestionábamos todo constantemente. Al final, la decisión final tenía que tomarla yo. Y, cuando la tomaba, todo el mundo me apoyaba al 100 % y nadie se ofendía. Tratamos cada sesión de entrenamiento como si fuese algo sagrado y la planificamos hasta el último detalle: qué queríamos hacer, qué tamaño iba a tener la zona de ejercicio y qué principios fundamentales queríamos trabajar. Nos esforzamos al máximo, fuimos creciendo como equipo y remamos siempre en una misma dirección. Todo eso ayudó a los jugadores en los momentos decisivos.

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