#Copa mundial sub-17 de la FIFA

Tema 5: distribución rápida del balón a cargo de los guardametas

FIFA, 13-12-2023

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La otra tendencia recurrente que se observó en los guardametas durante la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA Indonesia 2023™ fue una mayor participación en los ataques de su equipo que en ediciones anteriores, debido principalmente a la rapidez en la distribución. En concreto, los porteros participaron en 202 secuencias de juego ofensivo que terminaron con un remate a puerta, lo que representa un aumento del 17 % con respecto a la edición de 2019.

En total, los guardametas aportaron dos asistencias durante la competición, las mismas que si sumamos la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA 2019™, la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA 2023™ y el Mundial de categoría absoluta masculino disputado en Catar. En ambos casos, las asistencias fueron el resultado de saques de volea; además, cabe destacar que, en los torneos juveniles, los porteros realizan este tipo de saques con mayor frecuencia que sus homólogos de categoría absoluta. En los 64 partidos disputados durante la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022™, los guardametas solo realizaron 85 saques de volea. En cambio, en cada una de las dos últimas competiciones juveniles (la Copa Mundial Sub-17 y la Copa Mundial Sub-20, de 52 partidos cada una) hubo aproximadamente 130 saques de este tipo.

Eliminar a rivales de la jugada

La distribución rápida del balón a cargo de los guardametas es una forma muy eficaz de eliminar a rivales de la jugada, especialmente cuando estos se disponen a iniciar la transición defensiva desde el último tercio. En la última edición del Mundial sub-17, los porteros parecían conocer bien este recurso, ya que distribuyeron la pelota —tras recibir un balón suelto o intervenir directamente en el juego— con la presencia de al menos cinco jugadores rivales en su último tercio 40 veces más que en la edición de 2019.  Este aumento no pasó desapercibido para el Grupo de Estudio Técnico, tal y como subraya Julio González: 

«En cuanto los guardametas se hacían con el balón, levantaban la cabeza en busca de espacios y oportunidades de pase. Hubo ocasiones en que los porteros fueron los jugadores más importantes en las transiciones ofensivas y demostraron una gran inteligencia a la hora de decidir cómo y cuándo distribuir el balón. Su participación en el juego de ataque fue destacada durante todo el torneo».

Uso de balones en largo

Además, los guardametas recurrieron en numerosas ocasiones a precisos balones en largo (tanto lanzamientos con la mano como saques de volea), lo que deja entrever que sus equipos habían reconocido el potencial de estas acciones para generar ocasiones de gol y las habían trabajado en los entrenamientos. 

Como explica el exguardameta internacional suizo Pascal Zuberbühler, «la visión y la lectura de juego de los porteros, además de la velocidad y eficacia con la que decidían sacar en largo, indican que es algo que los equipos habían practicado de cara al Mundial. Se veía en ellos una intención clara de reiniciar la jugada rápidamente a partir de transiciones ofensivas, también cuando recibían el balón de los recogepelotas. Los delanteros mostraron una gran inteligencia a la hora de colocarse y aislar a determinados defensores en situaciones de uno contra uno, incluso cuando la defensa gozaba de superioridad numérica». 

El primero de los siguientes vídeos es un excelente ejemplo de un remate a portería propiciado por una rápida distribución del balón, en este caso a cargo del guardameta senegalés Serigne Diouf (1). Cuando el portero recibe la pelota, la selección francesa tiene cinco jugadores en el último tercio, mientras que su defensa se mantiene en la línea divisoria, donde goza de una superioridad numérica de tres contra uno. No obstante, gracias a los desmarques en ataque (resaltados en la imagen inferior) de los dos jugadores de banda senegaleses, si su guardameta es capaz de enviarles el balón en largo, Senegal estará en condiciones de disputar un tres contra tres. Y eso es exactamente lo que hace Diouf: envía un saque a la espalda de la línea defensiva francesa y posibilita un peligroso disparo a puerta que obliga a Paul Argney a realizar una magnífica parada.

En el segundo vídeo, el guardameta iraní Arsha Shakouri (1) atrapa el balón después de un ataque de Brasil. Al instante, ve el desmarque de Kasra Taheri (10) y saca en largo, con lo que deja a su compañero en una posición franca para disputar un uno contra uno frente al defensor que se repliega. Taheri efectúa un remate de primeras que se cuela entre las piernas del portero y sirve para igualar el marcador (2-2). Poco después, el propio Taheri asistió a Esmaeil Gholizadeh (7) en el tanto que selló la sorprendente victoria de su selección.

El ultimo vídeo pertenece al empate entre Uzbekistán y España en la fase de grupos. El guardameta uzbeko Muhammadyusuf Sobirov (21) detecta el espacio y lo aprovecha con un lanzamiento en largo. El hecho de que el gol se acabe anulando por fuera de juego no resta un ápice de mérito a la rápida distribución del balón por parte de Sobirov, que ilustra a la perfección la capacidad que mostraron los porteros para estudiar la situación y aprovechar su visión de juego con vistas a lanzar rápidos contraataques. 

Vídeo 1: tras detectar el espacio y la posibilidad de aprovecharlo, el guardameta senegalés Diouf inicia un ataque mediante un saque de volea en largo.
Vídeo 2: el delantero iraní Taheri marca gracias a un rápido saque de volea en largo (y asistencia) del guardameta Shakouri.
Vídeo 3: frente a España, el guardameta uzbeko Sobirov reconoce el espacio vulnerable y recurre a un saque en largo con la mano para aprovecharlo.

RESUMEN

Durante este torneo, los guardametas mostraron una mayor capacidad para buscar y aprovechar los espacios. De este modo, lograron tener una mayor incidencia en ataque, sobre todo lanzando peligrosos contragolpes al distribuir el balón con rapidez. La lectura de juego de los porteros, combinada con los desmarques rápidos y oportunos de los jugadores de campo, permitió a los equipos eliminar a varios adversarios de la jugada mediante el envío de balones en largo directamente al campo rival. Esta estrategia resultó especialmente peligrosa cuando permitió a los equipos enviar el balón a la espalda de la defensa, en buena parte porque implicaba que los delanteros podían correr hacia la pelota, a la vez que los defensores que trataban de detenerlos retrocedían de forma apresurada hacia su portería. Estos ataques también introdujeron un elemento imprevisible y desestabilizaron las estructuras defensivas, incluso cuando los defensores gozaban de superioridad numérica en el momento en que los guardametas enviaban el balón. 

En definitiva, la competición puso de manifiesto la tendencia sostenida hacia la integración de los porteros en sus equipos como el undécimo jugador de campo, capaz de desempeñar un papel destacado tanto en ataque como en defensa.

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