Jude Bellingham: correr con velocidad y determinación

El instinto futbolístico de Bellingham, rápido como un rayo para detectar oportunidades de transición, le pide internarse en carrera para hacer daño al rival y poner en apuros a los defensas atacando entre líneas cuando tiene el balón o penetrar por las bandas y buscar los espacios cuando no lo tiene. Su intuición se ve reforzada por un dinamismo infatigable y una lectura innata del juego que le permite saber cuándo conviene tácticamente jugar con los delanteros. También tiene la viveza y la rapidez necesarias para adelantarse a la jugada y ser el primero en llegar a un balón perdido o en ocupar los espacios, así como unos recursos técnicos extraordinarios para aprovechar al máximo cualquier hueco que aparezca. El siguiente vídeo muestra todo el repertorio de dinamismo y recursos que llevan la firma de una estrella mundial.

Bellingham, que siempre está en guardia y es capaz de abarcar una zona muy amplia del terreno de juego, posee una energía increíble y un deseo irrefrenable de jugar hacia delante. Puede ocupar varias posiciones cerca de la pelota, o bien salir a buscarla a zonas más lejanas. Tácticamente, siempre permanece alerta para anticiparse a las segundas jugadas o hacerse con cualquier balón que le llegue. Su visión táctica se complementa con las facultades físicas necesarias para superar a los rivales. Suele hacerse con balones sueltos o busca los espacios anticipándose a la jugada, lo que demuestra su velocidad mental y rapidez de movimientos.

Bellingham, siempre dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad, logra que pasen cosas gracias a su afán por jugar hacia delante, ya sea internándose en terreno rival, avanzando por el centro del campo con el balón en los pies o acelerando en el momento preciso para infiltrarse a la espalda de la línea defensiva cuando no tiene la pelota. Su sello futbolístico más característico es cuando imprime velocidad a una fase de transición, avanza con la pelota y se cuela entre los rivales antes de dar el último pase.

Sus explosivas carreras suelen acabar en ocasión de gol, ya que atrae la atención de los defensas, que tienen que abandonar sus posiciones para perseguirlo. Esto, a su vez, crea espacios en el último tercio que pueden ser aprovechados tanto por el propio Bellingham como por sus compañeros. El jugador saca el máximo partido de los huecos que crea gracias a su gran inteligencia táctica y habilidad técnica. En concreto, toma decisiones de pase óptimas en las fases de transición, utilizando la pierna adecuada en cada momento y tocando el balón con precisión milimétrica hacia la trayectoria de sus compañeros.

Nuestro primer ejemplo ilustra la formidable calidad y lectura de juego de Bellingham. El jugador detecta y aprovecha la oportunidad de atacar al hacerse con un balón suelto y conducirlo hacia delante. Después, selecciona el pase adecuado y lo ejecuta en el momento justo y con la máxima precisión para que llegue a sus compañeros tras una maravillosa jugada individual. La acción comienza cuando, tras un centro al área, el balón sale despejado hacia el centro del campo de Inglaterra. Bellingham, en posición retrasada dentro de su área, es el primero en reaccionar.

En el momento del centro, Bellingham se encuentra en línea con otros jugadores, por detrás del rival más cercano y en posición para cumplir sus obligaciones defensivas.

Cuando la pelota sale rechazada, es el único futbolista que tiene el ojo puesto en la transición ofensiva.

El balón bota hacia un adversario situado en la zona media del terreno inglés, pero Bellingham, que no tiene posibilidades de llegar primero a la pelota, ya está en plena carrera a unos 15 metros de distancia, anticipando que el rival podría tener dificultades para controlarla.

El bote alto y la llegada con decisión de Bellingham fuerzan la pérdida de balón. Gracias a su viveza, velocidad y olfato futbolísticos, el jugador inglés consigue robar la pelota y alejarla del adversario al enviarla en dirección contraria con un hábil toque de cabeza.

Bellingham baja el balón y se separa de la trayectoria de su rival, al que elimina de la jugada al tiempo que el campo se abre por delante de él.

Tras avanzar 20 metros y eludir una entrada, tiene la opción de dar un pase en profundidad. Resiste la tentación de dar el pase antes de tiempo, atrae a los jugadores rivales y deja que la carrera de su compañero aleje a los adversarios del futbolista inglés que llega en velocidad por la izquierda.

Al retrasar el pase mientras gira hacia el interior y desplaza el balón hacia la pierna izquierda, Bellingham deja al defensa a su derecha y lo aleja de los dos jugadores ingleses que corren hacia el espacio que queda a la espalda. Esta maniobra deja aislado al último defensor.

El pase perfectamente medido que ejecuta con la pierna izquierda coloca a Inglaterra en una ventajosa situación de 2 contra 1.

Nuestro segundo vídeo muestra otro aspecto destacado de los recursos característicos de Bellingham, concretamente su desmarque con velocidad y decisión sin la pelota, en esta ocasión desde la línea de medio campo hasta el último tercio. Es un ejemplo perfecto de lo que significa ir un paso por delante de la jugada, atrayendo a los rivales como un imán hacia el espacio que el jugador ha detectado, lo que a su vez crea huecos que tanto él como sus compañeros pueden aprovechar. La acción comienza con el balón en la banda izquierda, dentro del campo rival.

A medida que la pelota recorre la banda, Bellingham, consciente de la posibilidad de hacer una pared, se prepara para emprender la carrera mientras mantiene a un defensa en posición retrasada.

Cuando su compañero se abre para recibir un pase, Bellingham intuye que el marcador de su compañero también se va a desplazar hacia la banda, lo que permitirá enviar el balón al espacio que se ha creado. Anticipándose a la jugada, se mueve a ese espacio.

Cuando el balón se lanza hacia delante, Bellingham mira hacia atrás para evaluar la fuerza y la trayectoria del pase y ajustar su carrera en profundidad. El central izquierdo también se acerca a él en su intento de hacer la cobertura defensiva.

Recibe el pase con los rivales persiguiéndole y la mirada fija en el balón, mientras el central sale a su encuentro. Su viveza y velocidad le permiten irrumpir en el espacio adelantándose a la jugada. Al sacar al central de su posición, en el área también se ha creado un espacio que puede ser aprovechado por su compañero.

Bellingham entra en el área en carrera y, con el interior del pie derecho, adelanta el balón ligeramente hacia su izquierda para mantenerlo fuera del alcance del central mientras se prepara para dar un pase a su compañero con la zurda.

Para finalizar, envía un sublime pase retrasado a ras de césped, perfectamente medido para que su compañero llegue en carrera e introduzca el balón en el fondo de la portería.

Este vídeo muestra todas las características que distinguen a Bellingham: arrojo y velocidad, con y sin balón. Desde el momento en que se hace con un balón suelto en su propio campo hasta que da el último pase siendo el jugador más adelantado en terreno rival, esta jugada es un ejemplo fantástico de su intensidad y de su capacidad para impulsar al equipo hacia delante. Todo ello con una determinación inquebrantable que le permite participar en todas las fases del ataque y mantener viva la jugada, aportando soluciones y creando oportunidades para sus compañeros.

El bote del esférico dificulta el control de un adversario al borde del área. Bellingham se anticipa a lo que va a suceder y muestra su intención de apoderarse de un posible balón suelto.

Mientras retrocede hacia su propia portería para recoger el balón perdido, Bellingham mira hacia atrás para calcular la distancia que le separa del jugador más cercano y las opciones de iniciar la transición ofensiva. En ese tiempo, el rival más próximo apenas se ha movido.

Cuando los jugadores rivales empiezan a reaccionar, Bellingham ya ha sacado ventaja, tiene el balón en los pies y dispone de espacio por delante para lanzar un contraataque.

Imprime velocidad a la jugada, envía el balón hacia la banda y continúa la carrera en paralelo al compañero situado a su derecha, que esprinta hacia delante y arrastra a la línea defensiva hacia atrás. Como no quiere ocupar el mismo espacio, Bellingham decide correr a la misma velocidad que los jugadores que avanzan por la banda.

Al entrar en el último tercio, Bellingham se mueve hacia el hueco que queda entre sus rivales para ofrecer una opción de pase al jugador que avanza pegado a la banda. Esta maniobra es una señal para que el compañero más adelantado corte hacia dentro anticipándose a un posible pase en corto hacia su trayectoria.

Tras improvisar un delicioso pase de tacón con el pie derecho, aprovecha la ocasión para superar al rival que tiene a su lado y hace un desmarque en profundidad para facilitar una posible pared.

Cuando recibe el balón, lo mantiene pegado el pie mientras un puñado de defensas se abalanzan sobre él para bloquear su carrera. Este movimiento abre un pequeño hueco en el interior del área para su compañero y Bellingham lo aprovecha al máximo con otro maravilloso pase de espuela con la derecha.

Este último ejemplo sigue a Bellingham durante una fase de juego larga y resume su repertorio de recursos de primera categoría. En un momento en que su equipo va por detrás en el marcador, sube y baja siguiendo la jugada y acaba saliendo en carrera desde su propio campo hasta llegar al interior del área rival, ocupar el espacio que queda entre dos defensas y devolver la pared a su compañero. Es una demostración ejemplar de su compromiso en tareas defensivas y de su vocación ofensiva, así como otra gran muestra de cómo ofrece soluciones y crea ocasiones para los futbolistas de ataque que le rodean.

Para tener una mejor perspectiva de la participación de Bellingham en esta fase del juego, nos fijamos en el momento en que ve las acciones ofensivas que se desarrollan en la banda derecha y se dirige hacia el área rival para sumarse al ataque.

La ofensiva termina con un despeje que da lugar a un contraataque rival. Bellingham es uno de los dos jugadores de su equipo que retrocede en carrera hacia su propio campo para defender.

Catorce segundos después, vuelve a aparecer en la transición ofensiva desde su propio terreno, a unos 25 metros de la línea de ataque. Cuando su compañero envía un pase en profundidad para hacer progresar el ataque, Bellingham imprime velocidad y decisión a su internada para avanzar y apoyar la jugada.

Después de un duro esfuerzo para recuperar terreno respecto a los jugadores más adelantados, Bellingham se encuentra en la posición en la que acostumbra: ligeramente por detrás de la jugada y preparado para sorprender penetrando en el espacio que tiene por delante para ofrecer opciones de ataque a sus compañeros.

Mientras los defensas rivales se repliegan pendientes del jugador que se acerca al área con el balón en los pies, Bellingham —que pasa casi desapercibido— sigue avanzando para dar a su compañero la opción de enviarle un pase en profundidad.

Cuando su compañero envía el pase entre dos defensas, Bellingham se desplaza al hueco rodeado por cuatro adversarios, atrayendo su atención y creando un espacio en el vértice del área para que pueda ser aprovechado por él y por su compañero.

Ágil de mente y rápido de pies, emplea la pierna derecha para enviar un precioso pase de tacón, en corto y retrasado hacia la carrera de su compañero. Esta acción deja aislados a tres rivales, mientras el cuarto defensor se frena, acosa y derriba al jugador de Inglaterra cuando este se interna en el área.

Bellingham —que participa en transiciones por todo el campo, está en constante movimiento y es casi imposible de marcar— representa la quintaesencia del «todocampista». Tiene un deseo insaciable de correr y una mentalidad volcada en jugar siempre hacia delante. Parece que va siempre un paso por delante de la jugada y llega primero al balón. No deja pasar por alto las oportunidades de tirar desmarques al espacio. Su potencia y determinación con el balón atraen a los rivales hacia él, y es capaz de combinar carreras largas y medidas desde la defensa con llegadas al espacio en el interior del área rival. Esas carreras veloces y decididas generan ocasiones de gol y ofrecen soluciones a sus compañeros.