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Gestión de la plantilla y expectativas
Entre las competencias que un cuerpo técnico debe poseer se encuentra la buena gestión del vestuario, sobre todo en una máxima competición. Uno de los cometidos más importantes de Neto en el Mundial fue explicar a las jugadoras que todas ellas, titulares y suplentes, desempeñaban una función importante en el equipo. Demostró su teoría con la rotación de la plantilla durante su participación en la fase de grupos, especialmente en su segundo partido, contra Vietnam. Así se aseguró de que las 22 jugadoras disfrutaran de minutos antes de su último encuentro, contra Estados Unidos, y de gestionar posibles frustraciones.
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Entrenamientos para adquirir versatilidad
Con el objetivo de proporcionar experiencia en un Mundial a la mayoría de sus futbolistas, el entrenador buscó que Portugal fuera más compacto y versátil. Durante la concentración anterior a la competición, Neto organizó una sesión de entrenamiento entre su selección y un equipo masculino. De esta manera, el cuerpo técnico preparó a las jugadoras en una serie de situaciones reales de juego para que se habituaran a las exigencias del torneo. Este planteamiento hizo posible que el combinado de Neto adquiriera versatilidad a la hora de adaptarse a los diversos dibujos tácticos, especialmente en su primer partido, contra Países Bajos.
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Preparativos para el debut
Como se trataba de la primera vez que disputaba un Mundial femenino, Portugal echó mano de la enorme experiencia competitiva que posee su federación. Antes de salir para Nueva Zelanda, el cuerpo técnico se reunió con Roberto Martínez, seleccionador nacional, y con los entrenadores de las selecciones juveniles del país para aprender de su veteranía y entender las diferentes situaciones y desafíos que plantea la competición. El personal de la federación instó a las jugadoras a que disfrutaran de esta gran oportunidad y siguieran trabajando para llegar más lejos.
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Un futuro prometedor
Por último, Neto se refiere al futuro del fútbol femenino portugués. La clasificación para el primer Mundial femenino ha supuesto un punto de inflexión en Portugal, que ha suscitado el interés de la prensa y ha disparado las cifras de asistencia a los partidos internacionales. El equipo de Neto ha puesto muy alto el listón para las nuevas generaciones de jugadoras y ha dejado claro al gran público que, a partir de ahora, todo es posible. La nación espera triunfos, y Neto piensa brindárselos partido a partido.