#Copa Mundial Femenina de la FIFA

Las guardametas siguen un criterio más estratégico a la hora de pedir, recibir y distribuir el balón

FIFA, 24-1-2024

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A juzgar por lo visto en la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™, el nivel de las guardametas de élite del fútbol femenino ha mejorado notablemente en los últimos tiempos. En este sentido, el Grupo de Estudio Técnico (GET) ha destacado tres características fundamentales especialmente relevantes. La primera de ellas hace referencia a la conexión de las porteras con el resto del equipo y a la forma en que se ofrecen para recibir el balón.

Ofrecerse para recibir el balón

En la edición de 2023, la frecuencia con la que las guardametas pidieron el balón a sus compañeras disminuyó significativamente respecto al Mundial anterior (un 40 % menos), ya que pasaron de pedirlo 10.6 veces por cada 30 minutos con la posesión en 2019 a solo 6.3 veces en 2023. Sin embargo, aunque las porteras pidieron la pelota con menos frecuencia en el Mundial de 2023, la recibieron un 3 % de veces más que en la edición precedente. Tal y como explica el exguardameta internacional suizo Pascal Zuberbühler, este cambio indica que las guardametas están mejorando mucho su dominio del juego con el pie:

«Los equipos están mejor estructurados y tienen más criterio a la hora de construir el ataque, pero las guardametas también cuentan con un mejor conocimiento del juego, por lo que el descenso en el número de veces que piden el balón a sus compañeras se debe a que ahora lo hacen en situaciones más adecuadas y realistas. La colocación de las porteras respecto a su línea defensiva cuando se ofrecen para recibir la pelota es mucho mejor que antes. Asimismo, están más concienciadas de que deben desplazarse para abrir ángulos que les permitan recibir el balón. Además, se muestran muy seguras con la pelota en los pies y tienen variedad en el pase, una mayor precisión y más confianza».

En los vídeos siguientes, Zuberbühler repasa algunos ejemplos de guardametas que realizaron movimientos inteligentes para recibir el balón después de pedirlo y, acto seguido, mostraron una gran precisión en el pase para distribuir el juego hacia sus compañeras.

«En el primer vídeo, vemos cómo la guardameta australiana Mackenzie Arnold (18) se ofrece para recibir la pelota, da un toque para controlar un pase complicado e inmediatamente decide dónde quiere enviar el siguiente pase —explica Zuberbühler—. Gracias a la precisión, velocidad y tensión del pase, la defensa lateral puede recibir el balón por delante y enviarlo rápidamente en profundidad para aprovechar el espacio que queda a la espalda de la defensa de Canadá. La predisposición de Arnold para recibir el balón y su calidad para jugarlo son cruciales para que su equipo cree una ocasión de gol».

«En el segundo vídeo, vemos lo cómoda que se siente la guardameta jamaicana Rebecca Spencer (13) con el balón en los pies y la confianza que tienen sus compañeras en su capacidad para variar la distribución del juego. Cuando recibe la pelota, analiza la situación de la jugada y piensa las decisiones que toma. Su visión y percepción del juego son excelentes, así como las decisiones y la ejecución de los pases».

Vídeo 1: en el partido contra Canadá, la guardameta australiana Mackenzie Arnold (18) pide el balón, lo recibe e inicia un ataque que acaba en gol.
Vídeo 2: la guardameta jamaicana Rebecca Spencer (13) confía en su pase en largo y no duda en pedir el balón a sus compañeras en la fase de construcción de juego.

Recibir y distribuir el balón bajo presión

También cabe destacar que, en las ocasiones en que las guardametas pidieron el balón mientras el equipo rival presionaba, lo recibieron en un porcentaje más elevado que en el torneo precedente. De hecho, en este apartado, el porcentaje pasó del 38 % en 2019 al 46 % en 2023. Esta es una prueba más de que las jugadoras de campo confían cada vez más en la capacidad de las porteras para mantener la posesión del balón, como explica Pascal Zuberbühler:

«Las jugadoras tenían confianza y seguridad a la hora de contar con sus guardametas cuando el equipo tenía la posesión —afirma—. Esto explica por qué vimos que las porteras pidieron menos el balón a sus compañeras que en torneos anteriores y, sin embargo, lo recibieron con más frecuencia, sobre todo cuando el rival presionaba. Además, en este torneo las guardametas optaron por dar pases más cortos y precisos en vez de despejar en largo, sin un destino claro, cuando se encontraban presionadas. También demostraron haber mejorado técnicamente en la recepción del balón y la ejecución de los pases. Hemos observado un salto de calidad en las guardametas, que se debe a la mejora en el nivel de los entrenamientos tanto en los clubes como en las selecciones nacionales».

Las estadísticas de pase sirven para corroborar esta evolución. El número de pases que dieron las guardametas a distancias inferiores a 15 metros aumentó un 4.8 % respecto a 2019, mientras que la longitud media de sus pases descendió de 32.6 m en 2019 a 31 m en 2023. Por otra parte, fueron más eficaces a la hora de romper líneas cuando pasaban el balón bajo presión: en 2023, el índice de acierto fue del 54 %, frente al 44 % en 2019. La participación de las guardametas en la elaboración del juego fue un aspecto muy destacado de este torneo. En muchas ocasiones, sus pases sirvieron de ayuda para que sus compañeras rompieran las líneas rivales. Como muestra la figura 7, la suiza Gaëlle Thalmann (1) fue la portera que dio más pases que, a su vez, generaron un pase de ruptura de líneas por parte de una compañera.

Los dos vídeos siguientes muestran buenos ejemplos de guardametas que piden el balón y lo distribuyen con acierto ante la presión rival. Su movilidad y visión de juego son excelentes, y sus movimientos para abrir ángulos y crear espacios por donde jugar también ponen de relieve el alto grado de habilidad y recursos técnicos que se ha alcanzado en el panorama internacional.

La guardameta alemana Nadine Angerer se ha mostrado muy impresionada: «En los mundiales anteriores, las guardametas solían limitarse a poner el balón en juego y no participaban en la construcción de las jugadas —afirma—. Pero en este torneo hemos visto un gran cambio: las porteras no solo iniciaban las jugadas con sus pases, sino que participaban de forma habitual en la elaboración del juego de sus equipos. Siempre estaban activas, moviéndose para abrir ángulos y recibir el balón, así como levantando la cabeza para ver hacia dónde dirigir los pases. No se limitaban a golpear el balón en largo para despejar el peligro, sino que evaluaban cuáles eran las mejores opciones. Además, como han mejorado su técnica, podían ejecutar el tipo de pase necesario en cada momento para poner la pelota donde querían».

«Asimismo, participaron más en el juego como un apoyo para las defensoras que estaban en apuros y ayudaron a sus compañeras a zafarse de la presión rival.
Saben jugar el balón, tienen un buen juego de pies y son conscientes de que deben moverse, cambiar de posición y volver a pedir la pelota. Están mucho más implicadas como jugadoras de apoyo».

Vídeo 3: la guardameta española Cata Coll (23) evalúa las opciones disponibles antes de crear espacios y enviar un pase de ruptura de líneas.
Vídeo 4: en esta jugada, la guardameta suiza Gaëlle Thalmann está continuamente en contacto con sus compañeras, moviéndose, pidiendo el balón y abriendo ángulos para asegurarse de que puede recibirlo y distribuirlo.

Resumen

Aunque en el torneo de 2023 las guardametas pidieron el balón con menos frecuencia que en la edición de 2019, cuando lo hicieron, lo recibieron en un mayor porcentaje de veces. Además, se sintieron cómodas con la pelota cuando sus equipos estaban presionados. Esta tendencia es un reflejo de su mayor conocimiento del juego y del hecho de que son cada vez más hábiles con el balón en los pies. Las mejoras en el entrenamiento de las porteras se aprecian en la forma en que se desplazan para abrir ángulos que les permitan recibir y pasar el balón, así como en la confianza que muestran sus compañeras cuando las implican en la elaboración de las jugadas. El alcance, la precisión y la variedad en la distribución del balón demuestran que las guardametas no solo están dispuestas a recibir la pelota, sino que se sienten cómodas con ella en los pies.

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