#Copa Mundial Femenina de la FIFA

La Copa Mundial Femenina de la FIFA™ más competida de la historia

FIFA, 24-1-2024

FIFA
left
right

En todos los torneos de la FIFA, el Grupo de Estudio Técnico (GET) se encarga de hacer un análisis técnico, táctico y físico de cada partido, así como de evaluar la mentalidad de los equipos y futbolistas participantes. El objetivo es identificar los rasgos distintivos de los jugadores de talla mundial y descubrir las tendencias que pueden marcar el futuro del fútbol.

Los miembros del GET —liderados por Arsène Wenger, director de la División de Desarrollo del Fútbol Mundial de la FIFA— analizan el juego como entrenadores, centrándose en los aspectos técnicos más importantes. Al mismo tiempo, el equipo de Perspectivas del Rendimiento Futbolístico de la FIFA genera y descifra los datos que recoge su numeroso grupo de analistas. Tanto en el transcurso de un torneo como a su finalización, los expertos de la FIFA verifican y cotejan toda esta información para obtener una imagen detallada de lo que ocurre en toda la pirámide del fútbol de élite.

Si se comparan los datos con los de torneos anteriores, los resultados nos ofrecen una valiosa perspectiva de cómo está cambiando y evolucionando el juego. Las estadísticas proporcionan puntos de referencia a partir de los cuales podemos evaluar aspectos como el rendimiento, los puntos fuertes específicos de los mejores equipos, las estructuras de desarrollo de jugadores, la formación de entrenadores y los programas de desarrollo del talento en las 211 federaciones miembro.     

En este artículo se analizan algunos de los datos generales que arrojó la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™ y, a continuación, se examinan de forma más detallada algunas de las tendencias principales.

Una mayor competitividad

Aunque el número de selecciones participantes se amplió de 24 a 32, la edición de la Copa Mundial Femenina de la FIFA™ de 2023 fue más competida que las de 2019 y 2015. Según Chan Yuen Ting, miembro del GET, esto se debió principalmente a una notable mejora del nivel de juego en general:

«Fue muy interesante», afirma. «Antes del Mundial, había miedo a que hubiera grandes goleadas, pero no fue así. Las selecciones debutantes en el torneo fueron muy competitivas, estaban bien organizadas y tenían estructuras sólidas. No resultó fácil doblegar a ningún equipo, ya que todos mejoraron mucho sus estrategias defensivas. También se observó un salto de calidad en el nivel de las guardametas. Además, los equipos atacantes tuvieron menos tiempo y espacio para rematar a puerta y la gestión del juego fue mejor».

Hay una serie de estadísticas que corroboran la opinión de Chan. Por ejemplo, aun teniendo en cuenta que en el torneo ampliado de 2023 se disputaron doce partidos más que en las ediciones precedentes, el análisis de los datos normalizados muestra que el número de goles por partido se redujo en un 9 %, con una media de 2.56 frente a los 2.81 de las dos competiciones anteriores.

Como señala Chan, ocho selecciones debutaban en el torneo, y había cierta inquietud por saber cómo se comportarían ante países con más experiencia mundialista. Sin embargo, la decisión de la FIFA de ampliar el torneo para fomentar el desarrollo del fútbol femenino se vio refrendada por una fase de grupos muy competida en la que la media de goles por partido se redujo a 2.65, un 12 % menos que en 2015. El número de porterías a cero también aumentó un 14 % respecto a la edición de 2015 y se vieron algunas actuaciones colectivas muy interesantes en el apartado defensivo. Hubo diez partidos que acabaron 0-0 en 2023 (incluidos los encuentros que finalizaron sin goles tras una prórroga), mientras que, entre las ediciones de 2015 y 2019, solo sumaron cuatro.

La evolución en el nivel de las porteras también contribuyó a que los partidos fueran más igualados, como subraya la exguardameta alemana Nadine Angerer:

«Me sorprendió gratamente el nivel de las guardametas; se notó una gran diferencia respecto a torneos anteriores. Su participación en el juego de ataque cuando sus equipos tenían el balón fue muy importante, ya que transmitían confianza y seguridad con el balón en los pies y en la distribución. Demostraron tener variedad a la hora de pasar el balón y capacidad para hacerlo bajo presión. También vimos un grado muy elevado de conocimiento del juego y visión para detectar espacios. Cuando sus equipos no tenían la pelota, las guardametas protegían el espacio a la espalda de la línea defensiva, lo que permitía que las zagueras adelantaran su posición. Participaron mucho más en el juego que en los torneos precedentes y se mostraron más fuertes y seguras en los balones por alto. También vimos algunas paradas extraordinarias. Fue algo impresionante».

Cambios en el perfil de edad

El fútbol femenino está creciendo y desarrollándose de forma exponencial. A medida que aumenta el número de clubes que se profesionalizan y crean academias a tiempo completo, vemos que las jugadoras jóvenes cada vez debutan antes en la categoría absoluta. Un dato interesante es que el 42 % de las futbolistas menores de 21 años que participaron en el torneo representaban a países que debutaban en la Copa Mundial. Además, las selecciones de Haití (10), Panamá (5) y Zambia (5) contaron con el mayor número de menores de 21 años en sus plantillas. 

Entre las jóvenes estrellas más destacadas de la competición se encuentran la extremo colombiana Linda Caicedo (18) y la delantera española Salma Paralluelo (19). Ambas futbolistas ya habían brillado con sus selecciones en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA 2022™, celebrada en Costa Rica, y también habían representado a sus países en la categoría sub-17. De hecho, Caicedo disputó el Mundial sub-17, el Mundial sub-20 y el Mundial absoluto en un periodo de solo once meses.   

Gemma Grainger, que fue nombrada recientemente seleccionadora de Noruega, se mostró especialmente sorprendida por el número de jugadoras menores de 21 años que compiten en categoría absoluta.

«Es una señal de la inversión que se está haciendo en categorías inferiores y de la proyección que están adquiriendo estas futbolistas al jugar con jugadoras de mayor calidad en torneos internacionales y con sus clubes. Los países están detectando antes a los talentos en potencia y buscan fórmulas para impulsar su formación deportiva. Estas jugadoras jóvenes están muy preparadas técnica y físicamente, conocen el juego y no tienen ningún problema en actuar ante un público numeroso», explica Grainger.

Si ampliamos el perfil de edad y dividimos a las jugadoras entre mayores y menores de 25 años, y comparamos ese dato con el de 2019, tendremos una idea clara de cómo han evolucionado las selecciones absolutas de los distintos países a lo largo del ciclo de cuatro años. Por ejemplo, el perfil de edad de la plantilla de Inglaterra, subcampeona en 2023, fue el que más cambió respecto a 2019, al contar con siete jugadoras menores de 25 años más que cuatro años antes. Por su parte, Noruega y Canadá experimentaron variaciones importantes en sentido contrario: ambas selecciones se presentaron con seis jugadoras mayores de 25 años más que en 2019.

Gestión de plantillas y sustituciones

En 2023, por primera vez en la Copa Mundial Femenina de la FIFA™, se permitió a las selecciones realizar cinco sustituciones en cada partido (sin incluir las sustituciones en caso de conmoción cerebral). Esta regla aumentó las oportunidades de hacer cambios durante el partido y propició que un gran número de jugadoras de campo tuvieran minutos de juego a lo largo de la competición.

Según Chan, la posibilidad de realizar cinco sustituciones tuvo un efecto decisivo en el desarrollo de los encuentros: 

«Poder hacer cinco cambios amplía las alternativas y da más opciones a los entrenadores», afirma Chan. «Permite que los técnicos hagan modificaciones tácticas con más antelación e introducir en el partido a jugadoras con capacidad para cambiar las cosas. En Mundiales anteriores, las sustituciones solían ser para cambiar a una jugadora por otra con funciones similares, pero ahora el seleccionador sí puede alterar el juego desde el punto de vista táctico. Al contar con más sustituciones, los equipos pueden mantener un alto nivel de rendimiento y lograr que la velocidad del juego no disminuya en el tramo final del partido. También supone que más jugadoras puedan disfrutar de minutos de juego, un aspecto muy importante para su desarrollo».

Una vez más, las estadísticas dan la razón a estas impresiones. De las 32 selecciones que compitieron en Australia y Nueva Zelanda, ocho de ellas (Francia, Portugal, España, Suecia, China, Japón, Países Bajos y Noruega) utilizaron a todas sus jugadoras de campo durante el torneo y ningún equipo empleó menos de 17 futbolistas. Sin embargo, no hay una relación directa entre el número de jugadoras utilizadas y los resultados en la competición. Prueba de ello es que España, la selección campeona, alineó a 22 futbolistas en total (incluidas todas sus jugadoras de campo), mientras que la subcampeona Inglaterra solo utilizó a 17 jugadoras. 

Si comparamos los datos con los de 2019 (cuando solo se permitían tres cambios por equipo), vemos que en 2023 hubo más sustituciones, pero las selecciones tendieron a no agotar el cupo de cinco cambios cada una (es decir, un máximo de diez en total por partido). En 2019 se registró una media de 5.6 sustituciones por encuentro, mientras que en 2023 la media fue de 7.4.

Curiosamente, España agotó el cupo de sustituciones en cinco de los siete partidos que disputó en su camino hacia el título, un dato que refleja muy bien la excepcional profundidad de su plantilla. 

Resumen

A pesar de la ampliación de 24 a 32 selecciones, la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023™ fue un torneo más competido que las ediciones de 2019 y 2015. Así lo demuestra el hecho de que se marcaron menos goles por partido y que se registraron más porterías a cero que en los dos torneos anteriores, lo que parece indicar que se ha reducido la diferencia entre las selecciones más potentes y el resto. 

Otro aspecto destacado de esta edición fue la constatación de que muchas jugadoras jóvenes, pese a estar al comienzo de sus carreras, ya estaban preparadas para competir en categoría absoluta. La ampliación de la fase final de 24 a 32 equipos permitió que más selecciones tuvieran la visibilidad que da participar en un Mundial. La creciente profesionalización del fútbol femenino y de las academias de clubes a tiempo completo son factores que contribuyen a este desarrollo.

Aumentar a cinco el número de sustituciones por equipo (sin incluir los cambios en caso de conmoción cerebral) permitió que más jugadoras acumularan minutos de juego durante el Mundial, lo que contribuyó a su desarrollo y dio a los entrenadores mayor flexibilidad para sustituir a sus futbolistas y modificar la táctica con más antelación durante los encuentros.

Valora tu experiencia

  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5

The site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply.