Suecia hizo gala de su experiencia mundialista y encabezó el grupo G con pleno de victorias. Por detrás, Sudáfrica, Italia y Argentina se disputaron la segunda posición. Finalmente, fueron las representantes africanas quienes certificaron el pase a la siguiente ronda, después de remontar ante el combinado italiano en un emocionante encuentro disputado en Wellington. El gol de la victoria fue obra de Thembi Kgatlana, quien reveló que había decidido permanecer con la selección a pesar de haber sufrido la pérdida de varios familiares.
Suecia
Anna Signeul: Las rápidas combinaciones de Suecia, unidas a los pases en profundidad, le permitieron avanzar líneas con agilidad en los partidos de la primera fase. Atacar con velocidad desde las bandas e ir incorporando efectivos arriba mediante inteligentes patrones de pase, junto con movimientos sin balón y desmarques a la espalda de la defensa en el último momento, demostró ser una táctica muy eficaz.
Sin la posesión, Suecia adoptó un bloque medio con las líneas muy juntas y una intensa presión media, y apostó por el juego directo en las transiciones ofensivas. La delantera centro Stina Blackstenius (11) propició esta estrategia, porque siempre estaba preparada para recibir el balón a la espalda de la defensa.
Otra característica notable de su estrategia en ataque fueron las jugadas a balón parado, en las que derrocharon creatividad y generaron peligro, sobre todo en los saques de esquina. La precisión de los pases, la buena sincronización para cabecear la pelota y el excelente apoyo que reciben las atacantes en las segundas jugadas las convierten en un equipo muy peligroso y efectivo en estas situaciones.
Sudáfrica
Gemma Grainger: Sudáfrica desplegó un juego de ataque rápido y de alta intensidad, y demostró tener una mentalidad ofensiva. Sus atacantes exhibieron un gran olfato goleador y determinación para combinar con rapidez. Prueba de ello son los seis goles que marcó en la fase de grupos y que le dieron el pase a octavos de final.
Sin la posesión, Sudáfrica ejerció una presión alta y defendió con agresividad y marcajes individuales, lo que le ayudó a defenderse bien en situaciones de 1 contra 1. Tuvo menos posesión del balón que su rival en los tres partidos de la fase de grupos, mientras que con la pelota pasó más tiempo en la fase de transición ofensiva que en ninguna otra zona del campo, un dato acorde a su estilo de juego.
Italia
Anna Signeul: Con la posesión del balón, Italia combinó bien y atacó con numerosos efectivos. Prefirió hacerlo por el centro, y sus delanteras protagonizaron buenos movimientos sin balón para intentar superar las líneas rivales, incluso contra defensas bien organizadas.
Las italianas trataron de presionar rápidamente cada vez que perdían la pelota, sobre todo cuando contaban con muchas jugadoras en la zona ofensiva. No obstante, cuando el rival lograba superar esa presión tras pérdida, el equipo parecía vulnerable —precisamente por estar volcado en ataque—, porque se abrían más huecos y disponía de menos jugadoras para defender esos espacios.
Italia desplegó un amplio abanico de jugadas a balón parado y sus rivales sufrieron para defenderlas.
Argentina
Aline Pellegrino: Argentina desplegó su mejor juego ofensivo contra Sudáfrica, en la segunda jornada de la fase de grupos. En este encuentro, obtuvo un 61 % de la posesión del balón, sus jugadoras de banda progresaron hasta la zona de ataque y sus centrocampistas y delanteras se infiltraron entre la línea medular y defensiva del rival. Este planteamiento ofensivo le permitió generar a menudo situaciones con tres e incluso cuatro atacantes en el interior del área de Sudáfrica.
Sin la posesión, Argentina trató de contener las ofensivas de sus contrincantes protegiendo las zonas centrales del terreno de juego. Lo consiguió gracias a que mantuvo muy juntas la línea defensiva y medular, presionó a la jugadora rival que conducía el balón en esas zonas y cerró los espacios donde las oponentes podían recibir la pelota. En conjunto, se erigió en un equipo muy aguerrido que dedicó buena parte de sus esfuerzos a defender.
Argentina tampoco consiguió en esta edición ganar su primer partido en un Mundial, un hito que tendrá que seguir esperando.