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Japón: combinaciones por las bandas

FIFA, 24-7-2023

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Aline Pellegrino, exinternacional brasileña y actual miembro del Grupo de Estudio Técnico, asistió al apasionante partido del grupo C que disputaron Japón y Zambia en el Estadio de Waikato en Hamilton. En este artículo de carácter táctico, la experta analiza las combinaciones ofensivas de Japón por los costados y explica cómo utiliza a las jugadoras de banda y mediocentros para crear y aprovechar los espacios.

Japón, campeona de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2011™, se estrenó en la edición de 2023 con una contundente victoria por 5-0 contra Zambia, debutante en la competición. El encuentro deparó un interesante choque de estilos. La selección asiática desplegó un juego elaborado y organizado, aderezado con algunos movimientos brillantes, mientras que el equipo africano intentó aprovechar su velocidad y potencia para jugar al contraataque, tal como hizo en los amistosos previos al torneo. 

Conclusiones más importantes

  • Con un sistema 3-4-3, cuando se tiene la posesión del balón, es fundamental que las carrileras mantengan el equipo muy abierto para que la defensa rival se abra también.

  • El intercambio de posiciones entre las extremos y las carrileras son un recurso táctico muy útil para generar espacios.

  • Los espacios a la espalda de la defensa se pueden aprovechar con desmarques y pases rápidos imprevisibles, en particular cuando la línea defensiva del adversario juega adelantada.   

  • Las mediocentros que detectan y ocupan los espacios entre las líneas rivales pueden hacer cambios de orientación y aprovechar los huecos. 

Alineaciones

ABRIR EL CAMPO PARA CREAR SUPERIORIDAD FRENTE A LAS DEFENSORAS RIVALES

Durante la fase de construcción del juego con su sistema 3-4-3, Japón quería que sus tres delanteras fijaran a las cuatro jugadoras de la línea defensiva de Zambia. También buscó que sus carrileras ejercieran una presión alta y abierta para aprovechar los espacios que dejaban sus rivales al cerrarse, a fin de proteger la zona central. Como se puede ver en los vídeos que acompañan este artículo, al colocar a sus jugadoras en posiciones abiertas, Japón obligaba a las defensoras de Zambia a modificar el dibujo del equipo. La selección asiática empleó inteligentes intercambios de posiciones de sus jugadoras, combinaciones rápidas y llegadas desde atrás para desbordar a las laterales zambianas en el dos contra uno y aprovechar los espacios que se generaban.

Japón elaboró el juego con paciencia, iniciando la jugada con tres centrales que combinaban con las mediocentros o las carrileras hasta que se abrían los espacios. 

Según Pellegrino, «construyeron el juego de manera muy metódica. Incluso cuando recuperaban el balón y tenían la oportunidad de lanzar un contraataque rápido, optaban por retrasarlo a las defensoras o centrocampistas y así reorganizarse antes de empezar las jugadas de ataque. Sabían exactamente lo que querían hacer y supieron reconocer dónde les presionaban y dónde estaban los espacios. 

«Si Zambia no lograba presionar la salida del balón, Japón buscaba los espacios a la espalda con pases largos», ha explicado Pellegrino.

La importancia de las carrileras
Las carrileras japonesas desempeñaron una función clave en la manera de atacar. Cuando el balón se encontraba en su banda, se adelantaban y combinaban o intercambiaban su posición con la interior de ese costado para crear superioridad frente a la lateral adversaria, de forma que abrían un espacio entre esa jugadora y la defensa central más cercana. Luego podían aprovechar esos huecos para enviar pases en profundidad a la carrera de sus compañeras. Al mismo tiempo, la carrilera del lado contrario apoyaba siempre la jugada de ataque ocupando el espacio en el segundo palo. Japón no alteró el sistema en el transcurso del partido, ni siquiera cuando sustituyó a las jugadoras de banda titulares.  

La eficacia de la amplitud que ofrecieron las carrileras japonesas no pasó desapercibida para Pellegrino. 

«Yo también he jugado con carrileras en un esquema 3-5-2 y siempre hablábamos de abrir el campo, pero a veces no lo hacíamos porque las futbolistas tenían miedo de no poder recuperar la posición lo suficientemente rápido si el equipo perdía el balón. Esto era habitual en el fútbol femenino de hace diez años, pero ahora las jugadoras tienen más confianza en su capacidad para replegarse. Por eso me impresionó tanto la forma en que Japón fue capaz de abrir el campo», ha añadido.

La importancia de las mediocentros
La pareja de mediocentros de Japón formada por Yui Hasegawa (dorsal 14) y Fuka Nagano (10) desempeñó una labor determinante en la posesión y la circulación del balón. La velocidad a la que movieron la pelota fue lo que definió su capacidad para controlar y marcar el ritmo del partido.  

Como explica Pellegrino, «en el tercer vídeo se pone de manifiesto la velocidad de las combinaciones de Japón y su capacidad técnica. Su habilidad para perfilarse correctamente y recibir el balón en la dirección en la que quieren dar el siguiente pase les permite avanzar con la pelota y romper líneas con rapidez. También cabe destacar la precisión de los pases: la receptora controla el balón con el pie más alejado a él y, de este modo, se incrementa la velocidad del ataque. 

«Sus centrocampistas también leyeron muy bien el juego. Supieron detectar los espacios entre las líneas de Zambia, mantuvieron el balón en constante movimiento y dieron muchos pases hacia delante. El equipo no tuvo miedo de hacer desmarques en profundidad desde zonas interiores para recibir los pases de ruptura de sus carrileras o extremos».

Vídeo 1: Japón construye el juego con un esquema 3-4-3 y abre el campo adelantando a sus carrileras y creando superioridad numérica sobre la lateral del equipo adversario.
Vídeo 2: Japón emplea los cambios de orientación rápidos para abrir la defensa rival y aprovechar el espacio que queda a su espalda.
Vídeo 3: las dos mediocentros de Japón desempeñan una labor fundamental subiendo el balón hasta el último tercio y aprovechando el espacio que se ha generado gracias a los intercambios de posiciones en la banda entre la delantera y la carrilera izquierdas.

Incursiones en el último tercio
En el partido contra Zambia, 48 de las 70 incursiones de Japón en el último tercio —es decir, el 70 %— se realizaron por las bandas. La efectividad de estas jugadas fue especialmente notable en el carril izquierdo. La central izquierda Moeka Minami (3) rompió 15 veces las líneas defensivas de Zambia, más que ninguna otra jugadora del partido. Su sociedad con la carrilera zurda Endo (13) fue extraordinariamente productiva, ya que la futbolista de banda se internó nueve veces en el último tercio de ataque subiendo únicamente por el carril izquierdo.

RUPTURA DE LA LÍNEA DEFENSIVA ADELANTADA DE ZAMBIA

Zambia dispuso una línea defensiva relativamente alta y, en ocasiones, le funcionó: Japón cayó hasta nueve veces en fuera de juego, más que cualquier otra selección del torneo hasta el momento y más que ningún equipo en la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2019™.

Sin embargo, en otras muchas ocasiones, las centrales japonesas pudieron construir la jugada sin verse presionadas directamente, ya que la delantera centro zambiana, Barbra Banda (11), estaba sola y fue la única jugadora de su equipo que presionó en campo rival. 

La capacidad de Japón para generar espacios a la espalda de la defensa de Zambia se debió en gran medida a la velocidad que imprimió al juego, lo que dificultó que su rival ejerciera una presión efectiva sobre el balón. Las asiáticas explotaron esos espacios mediante combinaciones y pases por alto hacia las jugadoras que entraban en carrera.

Velocidad de juego
Gracias a la velocidad de las secuencias de pases y la determinación de las jugadoras que se desmarcaban, Japón consiguió a menudo sacar de su posición a las defensoras rivales, que dejaron espacios que las atacantes podían aprovechar. La guardameta zambiana prefirió mantenerse cerca de su portería, por lo que la distancia que la separaba de su línea defensiva no siempre le permitió defender el espacio que quedaba a la espalda de la zaga.

En ocasiones, Japón obligó a Zambia a separar sus líneas, sobre todo cuando Banda presionaba arriba y la línea defensiva se replegaba. Al no haber presión sobre el balón, se abrieron muchos huecos en la zona central del campo. La variedad de recursos del juego de Japón hizo que Zambia tuviera dificultades para defender.

Al no recibir presión directa sobre la posesión del balón, la central izquierda japonesa Minami ejecuta un pase por encima de la última línea de Zambia para aprovechar el espacio que se abre a la espalda de la defensa.
La velocidad de juego de Japón dificulta la presión directa de sus rivales sobre el balón, y las jugadoras que se desmarcan en profundidad pueden romper la última línea defensiva.

Desmarques en profundidad
En total, Japón recibió el balón a la espalda de la defensa de Zambia en 27 ocasiones, una cifra que la sitúa en el 2 % de los mejores registros en este apartado, tanto en lo que llevamos de competición como en toda la edición de 2019.  

La banda izquierda de la selección japonesa estuvo especialmente acertada, ya que la carrilera izquierda Endo y la extremo izquierda Hinata Miyazawa (7) recibieron el balón a la espalda de la defensa zambiana seis veces cada una. En total, Japón se desmarcó y recibió 46 veces el balón a la espalda de la defensa rival, la cifra más alta en lo que llevamos de torneo y más que cualquier selección participante en el anterior Mundial femenino. De esos 46 balones, 28 los recibieron las carrileras y las extremos, con mención especial para Miyazawa, que fue la más destacada en esta faceta.

AMPLITUD DE RECURSOS

La amplitud que generó el esquema ofensivo de Japón, unida a su capacidad para hacer circular el balón con velocidad mediante intercambios de posiciones y combinaciones rápidas, propició que se crearan muchos espacios. Las dificultades de Zambia para presionar de manera eficaz permitieron a Japón llegar con frecuencia a las zonas situadas a la espalda de la línea defensiva rival. 

El siguiente vídeo muestra muchas de las cualidades que Japón exhibió en este partido.

Japón cambia la orientación del juego e inicia la jugada con tres centrales y una centrocampista para crear una superioridad de dos contra uno en la banda y aprovechar el espacio que se abre a la espalda de la defensa.

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