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Nueva Zelanda aprovecha los espacios a la espalda de las laterales

FIFA, 23-7-2023

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La exinternacional neozelandesa y miembro del Grupo de Estudio Técnico, Kirsty Yallop, disfrutó en Eden Park de la victoria de su selección contra Noruega. En este artículo nos presenta un análisis del impresionante despliegue táctico de Nueva Zelanda, que supo jugar a la espalda de las defensas escandinavas.

El primer partido de la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™ concluyó con un triunfo histórico de Nueva Zelanda ante Noruega. Los tres puntos conseguidos con esta victoria, la primera de las coanfitrionas en las cinco ediciones del Mundial en las que han participado, las coloca en una cómoda posición para afrontar los dos encuentros restantes de la fase de grupos. A pesar de la igualdad, las neozelandesas superaron a sus rivales gracias a su capacidad para aprovechar los espacios a la espalda de las defensoras y una buena organización sobre el campo cuando no tenían el balón.

Conclusiones clave

  • La manera en que ataca un equipo están íntimamente relacionada con el estilo defensivo de sus oponentes, y viceversa. El análisis de dos estrategias destinadas a anularse mutuamente puede ayudar a configurar planes de juego eficaces.
  • Por ejemplo, ejercer una presión alta puede generar espacios a la espalda de la defensa. La aparición de estos espacios, así como las zonas del campo donde surjan y en qué momentos y circunstancias, depende de la forma en que se aplique dicha presión.
  • Sin embargo, si la defensa permanece en un bloque compacto, las rivales no podrán filtrar balones entre líneas y recurrirán a pases largos. En este caso, la estrategia defensiva girará en torno a cortar estos pases, ganar los rechaces e impedir segundas jugadas.

Alineaciones

Con la posesión: aprovechar los espacios a la espalda de las laterales

En el duelo contra Noruega, Nueva Zelanda adoptó un 4-4-2 de inicio en el que las delanteras, Hannah Wilkinson (17) y Jacqui Hand (16), desempeñaron un papel crucial en la fase ofensiva. Sus movimientos a la espalda de las laterales dieron sus frutos, como quedó patente con la asistencia de Hand para el gol de Wilkinson que les dio la victoria.

Paciencia y verticalidad
El enfoque ofensivo que adoptaron las neozelandesas, caracterizado por su paciencia y verticalidad, sorprendió a Yallop. «Nueva Zelanda aplicó un estilo directo y trató de avanzar por los carriles laterales, pero cuando esta estrategia no surtió efecto supo mantener la posesión y hacer llegar el balón directamente a Wilkinson» (como se muestra en el vídeo 1).

En el segundo vídeo vemos claramente cómo Nueva Zelanda trató de aprovechar los espacios generados por la presión noruega. Cuando el balón llegaba a las extremos neozelandesas, las laterales o mediocentros rivales subían automáticamente a presionarlas e impedir que jugaran con facilidad, circunstancia que aprovecharon Wilkinson y Hand para crear peligro.

Un saque de puerta especial
La jugada del gol comenzó desde su propia portería y merece un análisis detallado (vídeo número 3). Con el fin de sorprender a las rivales, la defensa Katie Bowen —y no la guardameta, Victoria Esson (22)— fue la encargada de efectuar el saque de puerta. Esta idea llamó la atención de Pascal Zuberbühler, experto en preparación de porteros de la FIFA. «Se trata de una variante estupenda que sin duda habían preparado —comentó el suizo—. Nadie esperaba que la central sacara de meta y jugara hacia la banda derecha. Todo el mundo pensaba que la guardameta efectuaría el saque. La lateral izquierda noruega se enfrenta a un dilema y debe tomar una decisión, ya que su equipo no estaba preparado, pero no puede hacer mucho».

Vídeo 1: En ataque, Nueva Zelanda jugó con un 4-4-2 El equipo demostró que sabe tener paciencia y eligió los mejores momentos para avanzar
Vídeo 2: La presión noruega permite que las delanteras neozelandesas ocupen los espacios que dejan las defensas
Vídeo 3: Nueva Zelanda detectó los espacios a la espalda de las laterales escandinavas y logró el gol de la victoria tras un singular saque de puerta

Una delantera eficaz para aprovechar la calidad de Wilkinson
Wilkinson, en la punta del ataque, y Hand, segunda delantera, colaboraron para generar peligro y para ofrecer líneas de pase tras la zaga rival. Yallop considera que la capacidad de Wilkinson para ganar la espalda a la defensa noruega fue crucial en la victoria de su selección. «Realmente marcó la diferencia entre ambos combinados —afirmó la experta—, ya que Noruega intentó desplegar el mismo juego directo pero no obtuvo los mismos resultados. Wilkinson recibió el balón en doce ocasiones tras un desmarque, ocho veces más que la siguiente en la lista, un claro reflejo de cómo se desarrolló el partido y de los aspectos que funcionaron a Nueva Zelanda».

Yallop también destaca otro de los factores que contribuyeron a la victoria de la Nueva Zelanda: la habilidad de Wilkinson para abandonar su posición y bajar a recibir entre las defensas y las mediocentros rivales. Logró conectar con sus compañeras en once ocasiones, la segunda mayor cifra en este parámetro. «Es obvio que logró con creces su objetivo de jugar a la espalda, pero resultó desequilibrante su capacidad para bajar a recibir y asegurar el balón. Sin duda, un aspecto que ha trabajado».

Sin la posesión: defensa en bloque y presión

Durante el 18 % del tiempo en que no tuvo el balón, Nueva Zelanda adoptó un bloque medio con las líneas tan juntas que habría estado entre el 5 % más compacto durante la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2019™.  En palabra de Yallop: «Noruega no lo tuvo fácil para atravesar un bloque [defensivo] tan compacto, unido y cohesionado». Partiendo de esta formación defensiva, las coanfitrionas supieron detectar en qué momentos debían presionar en ciertas zonas del campo, lo cual dio sus frutos.

Frenar el ataque noruego
La paciencia y organización neozelandesas en bloque medio condicionó el juego de Noruega. Las centrales noruegas se vieron forzadas a colgar balones en largo —por encima de las dos primeras líneas defensivas rivales—, ya que no tenían líneas de pase claras hacia sus mediocentros y no lograron romper entre líneas con regularidad (vídeo 4). A raíz de lo anterior, el papel de las centrales oceánicas Malia Steinmetz (6) y Ria Percival (2) resultó crucial. Cuando Noruega sacó el balón desde atrás, las centrocampistas rivales se encargaron de anular las líneas de pase entre las defensas y las mediocentros rivales, y, cuando mandaron balones en largo hacia el tercio defensivo neozelandés, Steinmetz y Percival lograron hacerse con 17 y once rechaces respectivamente.

Yallop apunta que «el tridente ofensivo de Noruega está conformado por tres de las diez mejores jugadoras del mundo, pero en este partido no destacaron, ya que apenas recibieron el balón». La extremo noruega Guro Reiten (11), una de las mejores del torneo en su puesto, registró un porcentaje de desmarques con recepción del 17 % (solo recibió el balón el 17 % de las veces en que se desmarcó); con diferencia, la cifra más baja de entre todas las jugadoras de ese partido. Este dato demuestra que el bloque medio neozelandés logró anular a las rivales más peligrosas.

Activar la presión para encerrar al rival
Yallop también quedó impresionada por la capacidad de las coanfitrionas para ejercer presión partiendo de un bloque medio. «Nueva Zelanda fue paciente y eligió con inteligencia en qué momentos presionar; las estadísticas indican que logró su objetivo con creces», comentó. Las neozelandesas activaron la presión en 77 ocasiones en el tercio final y cortaron el ataque en 28 ocasiones. Un gran dato. «No presionaron sin sentido. Tenían claro que, en cuanto se iniciaba la presión, todo el equipo debía actuar —afirmó Yallop—. En un esquema 4-4-2, Nueva Zelanda primero basculaba hacia un lado y, después, las delanteras esperaban a que recibiera el balón la lateral de dicha banda. En el momento en que la lateral devolvía el pase a la central, la delantera neozelandesa más alejada corría a presionarla de manera que la central y la lateral quedaban «acorraladas». Las dificultades de las defensoras noruegas para sacar el balón permitiría al resto de las rivales presionar con agresividad» (vídeo 5).

Cuando Nueva Zelanda lograba recuperar el balón, trataba de buscar transiciones rápidas para aprovechar los mismos espacios que durante la fase de construcción del juego. Como señala Yallop, «en cuanto recuperaban la posesión jugaban directamente en estas zonas, y Wilkinson no tardaba en iniciar el desmarque. Quedó patente que lo habían entrenado y que aspiraban a aprovechar los espacios a la espalda de las laterales».

Vídeo 4: Nueva Zelanda, en bloque medio, no permite los pases entre líneas. Noruega decide jugar en largo y las defensoras cortan el pase.
Vídeo 5: Las delanteras neozelandesas «encerraban» a la lateral noruega con frecuencia. A continuación, el resto del equipo comenzaba la presión y y ahogaba el inicio del ataque rival.
Vídeo 6: Tras recuperar la posesión, Wilkinson y Hand se desmarcaban al mismo tiempo a la espalda de la zaga noruega.

El rival también juega

El partido de Nueva Zelanda – Noruega ilustra la manera en que el estilo defensivo de un equipo condiciona la manera de atacar del rival, y viceversa. El aspecto más destacado del juego neozelandés fue su intención de aprovechar la espalda de las laterales noruegas, que nace como consecuencia de la presión de dichas laterales sobre sus jugadoras de banda. Las anfitrionas conocían la estrategia de las escandinavas y supieron sacarle partido; de hecho, gracias a ello generaron las mejores ocasiones del encuentro.

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