Un factor clave en estos cuartos de final era la amenaza que suponía Higuita en ataque. El guardameta kazajo lleva más de una década siendo uno de los mejores jugadores de futsal del mundo, y ha demostrado una capacidad extraordinaria tanto con balón como sin él. La influencia de Higuita en el juego cuando su equipo tiene la posesión es enorme, y así lo certificó en todos los partidos de Kazajistán hasta los cuartos de final de la Copa Mundial de Futsal de la FIFA Uzbekistán 2024™. Para pasar a la siguiente ronda, Argentina tenía que doblegar a una selección cuyo estilo de juego depende, en gran medida, de su guardameta estrella. En el siguiente artículo, Graeme Dell, miembro del Grupo de Estudio Técnico, explica cómo Argentina contrarrestó la amenaza que suponía la presencia de Higuita con una presión intensa y revela cómo esa idea constituyó la base de algunas de las jugadas de ataque más peligrosas de la Albiceleste.
Higuita: un mito en la portería de Kazajistán
Higuita, que posee una técnica individual propia de un jugador de campo, ha redefinido los límites de lo que se consideraba posible en su demarcación. Dell lo explica de este modo:
«Higuita es un referente para cualquiera que aspire a ser guardameta de futsal. Su rasgo diferencial es que tiene la confianza y la calidad necesarias para jugar el balón con los pies. Según los datos que hemos recopilado, el papel del guardameta en la elaboración del juego de ataque es cada vez más importante en el futsal. Higuita es el ejemplo perfecto porque no se limita a detener disparos, sino que también es un creador de juego. Por esa razón, se ha convertido en una figura muy influyente en el futsal moderno.
Lleva mucho tiempo jugando con una confianza tremenda. Tanto, que es un ejemplo para entrenadores y seleccionadores nacionales, que se plantean la necesidad de incorporar guardametas más completos para sus equipos, dado que su labor es importante para el juego. Si nos fijamos en los porteros jóvenes que han pasado por este torneo, veremos que muchos de ellos comparten el estilo del kazajo, aunque todavía les falta desarrollo técnico para estar a su altura. En este sentido, Higuita ha creado escuela en el futsal».
Su dominio del balón le permite ser protagonista en la construcción del juego ofensivo de su selección, ya que es capaz de recibir y pasar el esférico con facilidad y precisión. Tácticamente, Higuita rinde al máximo nivel como portero-jugador. Antes no era habitual que los guardametas participasen en el juego de ataque tanto como Higuita, puesto que carecían de calidad para jugar con los pies. Con Higuita en el campo, Kazajistán cuenta con cinco jugadores con las capacidades técnicas necesarias para crear patrones de pase elaborados y rematar desde lejos, lo que aumenta sus opciones ofensivas. La relación entre la técnica individual y el despliegue táctico es importante para su plan de juego.º El primer vídeo lo ilustra perfectamente, porque se ve cómo Higuita inicia una jugada de ataque de su equipo que acaba con un gol frente a Nueva Zelanda.
Para jugar en superioridad numérica, los equipos suelen cambiar al guardameta por un jugador de campo, con la idea de que este último pueda contribuir momentáneamente al ataque gracias a su mayor capacidad técnica con los pies. Esto contrasta con la táctica del portero-jugador, donde el equipo juega en una posición más adelantada con la intención de lograr la superioridad numérica en ataque. Como tiene un guardameta con una gran calidad técnica y que, además, es capaz de cumplir con sus obligaciones bajo palos, la selección de Kazajistán no se ve obligada a cambiarlo por un jugador de campo y evita los riesgos que eso conlleva. Según las estadísticas, con esa táctica de cambiar de jugador hay más probabilidades de recibir un gol que de marcarlo, a menos que se cuente con esa combinación de técnica individual y conocimientos tácticos.
Los datos de rendimiento de la FIFA demuestran que el guardameta kazajo tiene un papel protagonista en el juego con posesión de su equipo. En Uzbekistán, la selección kazaja es la que más veces ha recurrido a la táctica del portero-jugador, con una media de 24 situaciones de este tipo por partido. Además, Higuita promedió 39 posesiones por partido antes de los cuartos de final, la cifra más alta de todos los porteros del torneo hasta el momento.
Neutralizar la amenaza de Kazajistán
¿Cómo neutralizó Argentina esta amenaza? En el choque de cuartos de final, el conjunto sudamericano realizó una presión implacable que negó a la selección asiática la posibilidad de establecerse en campo contrario y evitó que Higuita controlase el juego. Hasta ese momento, Kazajistán e Higuita habían jugado libremente en esa zona, con un promedio de 26 situaciones de portero-jugador por encuentro. Durante su enfrentamiento con la Albiceleste, Kazajistán se quedó en 16. Esto significa un descenso del 40 % y certifica el éxito de Argentina al minimizar el rendimiento de los kazajos y su guardameta. El propio Higuita tuvo que conformarse con 29 posesiones, un 29 % menos que su media de 39 hasta el cruce de cuartos.
A continuación, Dell explica con detalle el sistema de presión de Argentina:
«Argentina jugó con gran intensidad desde el saque inicial. Dispuso un 1-3 flexible como esquema táctico cuando no tenía la posesión y supo pasar del bloque medio a la presión alta con velocidad y efectividad, lo que evitó que Higuita saliera jugando el balón. Cuando un equipo presiona con un 1-3, siempre tiene que haber un jugador que salga a presionar el primer pase. Luego, hay un detonante en el juego del rival, como un pase o un movimiento determinado, para que los otros dos jugadores, que suelen ser el otro ala y el delantero, acudan a presionar las líneas de pase inmediatas. El cuarto jugador, el cierre, se encarga de cerrar la línea de pase hacia el delantero o pívot rival».
Además de estar atentos a ese detonante para iniciar la presión, cabe destacar que Argentina fue capaz de mantenerla. «Cuando salían a presionar, no se replegaban a los pocos segundos para dejar que el jugador kazajo diera el pase —puntualiza Dell—. Seguían presionando y forzaban la situación, establecían contacto con el portador del balón e intentaban recuperar el balón». Esto se aprecia claramente en el segundo vídeo 2. La presión y el esfuerzo no sirven de nada si no se va a por el balón. Es precisamente ahí donde se hace más daño a los equipos con talento para el pase.
Cómo convertir un punto vulnerable en una ventaja
La decisión de aplicar esa presión tan intensa sin balón produjo varios momentos clave de la selección sudamericana con balón, puesto que dos de los seis goles que marcó fueron consecuencia directa de su táctica defensiva. El éxito de Argentina cada vez que ganaba la posesión fue una muestra de su capacidad para no malgastarla, explica Dell:
«Cuando recuperas el balón tras presionar, la prioridad es conservarlo y tratar de aprovecharlo para crear una ocasión de gol. Muchos equipos, cuando recuperan en zona 4, tienden a buscar rápidamente el disparo y desperdician la oportunidad. Cuando Argentina recuperaba la posesión, sobre todo en el segundo tiempo, estaba dispuesta tanto a pasar el balón hacia atrás e iniciar una nueva fase ofensiva como a buscar un pase a un compañero en mejor posición para marcar».
El tercer vídeo ilustra lo bien que encaja la estrategia defensiva de Argentina con la naturaleza de sus ataques. Con el sistema 1-3, cada uno de los cuatro jugadores de campo argentinos presiona a un jugador diferente, lo que cierra las posibles líneas de pase de Kazajistán y confina a Higuita dentro de su área. Bolo Alemany (4), Angel Claudino (3) y Cristian Borruto (9), que forman el tridente de la presión argentina, evitan la progresión del rival y lo encierran en su propio campo. Al final, esos tres jugadores fuerzan el error y lo aprovechan para marcar el segundo tanto del partido.
En el cuarto vídeo se ve una situación parecida, en la que los argentinos Cristian Borruto (9) y Pablo Taborda (14) inician la presión ante la selección kazaja y la obligan a jugar en campo propio. La insistencia de Borruto acaba forzando la pérdida de balón. Ya con la posesión, Kevin Arrieta (13) combina con Borruto, dispara y provoca el penalti que supondría el 6-1. Es una prueba más de la estrecha relación entre la defensa y el ataque de la Albiceleste.
Conclusiones principales
-
El objetivo de una presión es recuperar la posesión, lo que obliga al rival a retroceder y fuerza la pérdida de balón. Es importante recordar este objetivo para no caer en la equivocación de presionar sin demasiada determinación, porque puede ser contraproducente si se permite que el rival combine y aproveche los posibles espacios.
-
Para contener un ataque potente, es necesario contar con una estrategia defensiva valiente y contundente. En este partido, Argentina reconoció las virtudes de Kazajistán con la posesión y ejecutó una presión extremadamente tenaz para contrarrestarla.
-
Al final, un punto vulnerable puede convertirse en una ventaja. El plan defensivo ideado por Argentina, que consistió en presionar y evitar que Kazajistán e Higuita le hicieran daño con la posesión, se acabó convirtiendo en un medio para marcar goles.