El miércoles 2 de octubre, la pentacampeona Brasil protagonizó una impresionante remontada al derrotar por 3-2 a Ucrania en la semifinal de la Copa Mundial de Futsal de la FIFA Uzbekistán 2024™. La trabajada victoria, que llegó gracias a un doblete en la segunda mitad de Dyego, capitán de los suyos, supuso la clasificación para la sexta final mundialista del conjunto brasileño. Al día siguiente, la Argentina de Matías Lucuix superó a Francia, equipo revelación del Mundial, y certificó así la final sudamericana que se celebrará en el escenario deportivo más importante de Tashkent: el Humo Arena. Los miembros del GET analizan en esta previa la que promete ser una final de infarto. Para ello, repasan los principales aspectos tácticos de cada selección, con y sin la posesión, y analizan el juego de los guardametas de ambos equipos.
Resumen de la previa
- El GET anticipa un juego de toque por parte de los brasileños, además del uso disciplinado de dos esquemas de juego: el 3-1 y el 4-0. Es probable que el seleccionador, Marquinhos Xavier, también aproveche las distintas cualidades de sus guardametas: la solidez defensiva de Willian y la habilidad técnica de Guitta cuando sea necesario aliviar la presión rival.
- Por lo que respecta a Argentina, el GET prevé un juego muy físico, con mucha tenacidad y rigor táctico. Partiendo de esta solidez, el combinado de Matías Lucuix buscará hacer daño al rival con la rapidez de sus habilidosos alas y el instinto de sus pívots. El guardameta Nicolás Sarmiento aporta además una gran distribución de juego y muchas dotes de liderazgo.
- Cabe esperar que los dos seleccionadores tomen nota del juego desplegado tanto por Ucrania como por Francia en las semifinales, ya que ambos conjuntos pusieron en apuros a los finalistas. El ataque directo de Ucrania desestabilizó a la defensa brasileña, mientras que el juego habilidoso y los desmarques de los franceses les permitieron superar la presión argentina.
Brasil: el juego de posesión y la polivalencia táctica
Con la posesión
Marquinhos Xavier lleva siete años al frente de la selección brasileña de futsal, por lo que conoce bien tanto las virtudes como los defectos de cada jugador. Ha reunido un grupo de futbolistas rápidos y habilidosos, e incluso los jugadores de perfil más defensivo destacan en el uno contra uno. La pentacampeona es actualmente la segunda selección del torneo que más veces ha encarado a los rivales, con un total de 76 duelos. El seleccionador ha convertido a Brasil en uno de los mejores equipos de posesión del torneo, que además es capaz de alternar entre el esquema 3-1 y el 4-0 con enorme disciplina. Cabe añadir que su juego de posesión transcurre a menudo en el último tercio: el equipo de Xavier ha registrado el mayor promedio de fases de ataque por partido, con una media de 22.5, señal de que circulan el balón con notable frecuencia en campo contrario.
El ataque de Brasil es potente; cuenta con jugadores con gran capacidad de improvisación y de encontrar huecos para recibir. Además, desplazan el balón con mucha rapidez, lo que dificulta el trabajo defensivo del equipo contrario. Los pívots resultan fundamentales en esta estrategia de posesión, sobre todo Ferrão y Pito, aunque este último sufrió una inoportuna lesión que lo deja fuera de la final. Asimismo, la Canarinha siempre es un peligro al contragolpe, lo que, sumado a su dominio en el uno contra uno, les ayuda a generar ocasiones claras de gol (como demuestra el primer vídeo).
Sin la posesión
Aunque Brasil se ha mostrado muy fuerte en ataque, el conjunto de Marquinhos Xavier también cuenta con uno de los mejores registros defensivos del torneo. Es la selección que menos goles ha encajado en la fase de grupos (2) y las posteriores rondas eliminatorias (3). Los brasileños defienden con intensidad, ya que prefieren pasar la mayor parte del partido con el balón, algo que ayuda a reducir las oportunidades del rival. Además, Brasil ha variado su esquema defensivo a lo largo de la competición y ha sido capaz de adaptar la estrategia a las demandas de cada encuentro. Por ejemplo, en la semifinal contra Ucrania, el capitán Dyego marcó el tanto del empate en la segunda mitad del partido. Con el marcador igualado, Brasil cambió de un bloque medio-bajo a un bloque alto para presionar con más ahínco al rival. Esta flexibilidad defensiva y capacidad para adaptarse a las circunstancias ha permitido a la pentacampeona desenvolverse con soltura en el torneo y será una gran baza en la final.
Guardametas: Willian y Guitta
Una de las peculiaridades del conjunto brasileño en este torneo ha sido el uso de sus dos guardametas, Willian y Guitta. Cada uno posee un perfil y unas cualidades distintas, lo que ha permitido a Brasil adaptarse a las necesidades de cada partido y situación de juego. Willian, el portero más empleado por Marquinhos Xavier hasta la fecha, ha tenido un rendimiento excepcional. El GET se ha hecho eco de su fiabilidad bajo palos en Uzbekistán, además de su eficacia en el espacio fuera del área, como demuestra su tasa de acierto del 84 % en las acciones defensivas llevadas a cabo en ambas zonas.
Además, Willian, que ha registrado la cifra más baja de balones en largo de todos los guardametas que han disputado más de 60 minutos de juego, ha sido una de las claves del juego de posesión de su equipo. El portero de 29 años se siente cómodo con el balón y prefiere sacar en corto para elaborar el juego desde las zonas 1 y 2. Es frecuente verlo buscar el pase más sencillo al pívot. Por otro lado, Guitta ha disputado menos minutos, aunque el seleccionador ha contado con él como portero-jugador siempre que la Canarinha ha necesitado buscar el gol, contemporizar el juego en posesión del balón o crear situaciones de uno contra uno.
Argentina: verticalidad y potencia física
Con la posesión
El juego vertical es una prioridad absoluta para la Albiceleste. Argentina ha registrado la mayor cifra de pases largos de todos los equipos del torneo (171), lo que da muestra de su compromiso con la búsqueda rápida de la portería contraria. En lo colectivo, trabajan con determinación con el balón para generar líneas de pase que faciliten este tipo de juego. Como resultado, en muchos partidos se observa cómo Argentina logra estirar las líneas rivales. Su segundo gol contra Francia en semifinales es un buen ejemplo de ello. Este tipo de juego pone mucha responsabilidad en el pívot (un puesto en el que la Albiceleste cuenta con un excelente fondo de plantilla, con Alan Brandi y Matías Rosa), dado que debe ofrecerse constantemente para recibir el balón. Estas cualidades permiten a Argentina aprovechar los contragolpes, una fase del juego en la que el combinado ha destacado a lo largo del torneo. Juegan habitualmente con un 3-1, aunque también pueden cambiar rápidamente a un 4-0.
Sin la posesión
Durante toda la competición, su estilo de juego se ha caracterizado por la potencia física y por su presión intensa sin el balón. Argentina ha demostrado que sabe defender en todas las zonas de la pista, y alterna entre el bloque alto, medio y bajo según lo que requiera cada situación de partido. Cabe destacar la presión colectiva que ejercen como bloque, en la que los jugadores enciman al primer rival que recibe el balón y buscan cerrar sus líneas inmediatas de pase. En el plano individual, los futbolistas presionan con el objetivo de forzar el error de su contrincante, un aspecto fundamental en estas acciones defensivas. Su marcaje individual está bien organizado, y el equipo sabe cómo ajustar su esquema para amoldarse al dibujo táctico del rival, por lo que pueden pasar de un 1-2-1 a un 1-2-2. El conjunto también destaca en las transiciones defensivas, ya que sus jugadores son ágiles a la hora de reponerse tras una pérdida.
Guardameta: Nicolás Sarmiento
La experiencia bajo palos de Nicolás Sarmiento ha sido una baza importante de Argentina en Uzbekistán. Su confianza y carácter contagioso dan seguridad al resto del equipo sobre la cancha. Sarmiento se ha mostrado muy sólido en la portería y el interior del área, con gran agilidad y velocidad de reacción ante disparos desde la media y larga distancia. Asimismo, su postura corporal en las situaciones de uno contra uno le ha permitido evitar más de un gol. Por último, cabe notar que el 46 % de sus pases (93 de 203) han sido balones en largo, lo que lo convierte en uno de los mayores propulsores del juego vertical de su equipo.
Cuenta atrás para la gran final
Brasil y Argentina son dos equipos muy equilibrados, por lo que cabe esperar un encuentro muy emocionante. La Canarinha es el país más laureado del Mundial, mientras que la Albiceleste disputará su tercera final consecutiva. El GET anticipa un encuentro muy disputado entre dos conjuntos muy fuertes, por lo que la pizarra de ambos seleccionadores será determinante en el resultado final. Brasil y Argentina se han enfrentado en varias ocasiones a lo largo de los últimos años, por lo que conocen bien sus respectivas virtudes y defectos.
Es probable que ambos conjuntos hayan tomado nota de las actuaciones de Ucrania y Francia, que perdieron por la mínima en semifinales. Argentina podría buscar un juego todavía más vertical en la final, dado que esta estrategia pareció incomodar a Brasil en su partido del miércoles contra Ucrania. Por su parte, Francia —con su apuesta por la conducción y los desmarques a la espalda de la zaga— ya dio muestras de cómo enfrentarse al combinado de Matías Lucuix y salir airoso de su presión asfixiante. La técnica y templanza de Guitta también podrían ser factores clave a la hora de sortear la presión de la Albiceleste. En términos generales, no cabe duda de que será una final apasionante y con escaso margen de error que enfrentará a dos seleccionadores tácticamente muy astutos con sendos planteles repletos de talento.