En esta serie de artículos, destacaremos las estrategias más interesantes y eficaces, y explicaremos los elementos técnicos que muestran los jugadores y los equipos a la hora de ejecutar los planes de partido.
Nuestro primer artículo se centra en un duelo muy emocionante de la primera jornada del torneo masculino, en particular, en la capacidad de Marruecos para efectuar transiciones ofensivas de manera eficaz y peligrosa a partir de un bloque bajo contra un equipo tan bien armado como Argentina.
«Uno de los aspectos más llamativos de esta estrategia fue la claridad y la inteligencia con la que cada jugador llevó a cabo su función para pasar de un bloque bajo y cerrado a rápidos movimientos ofensivos nada más recuperar el balón —opina Sue Ronan—. Y lo que aún llamó más la atención fue su capacidad técnica para realizar estas transiciones bajo la intensa presión tras pérdida del rival».
Transiciones a partir de la presión tras pérdida del rival
El bloque bajo y compacto de Marruecos tenía dos objetivos. El primero, asegurar que Argentina no dispusiera de espacios por el centro para jugar entre líneas. El segundo era que, al recuperar el balón, los jugadores marroquíes estuvieran muy juntos para poder desplazar rápidamente la pelota y eludir la presión tras pérdida de Argentina, al tiempo que abrían líneas de pase que facilitaran los envíos al hueco.
«En cuanto recuperaban el balón, los marroquíes efectuaban una serie de pases rápidos y precisos en espacios muy reducidos. Y lo hacían bajo la presión directa del rival —explica Ronan—. Quienes tenían la pelota podían dar uno o dos toques, mientras que los jugadores de apoyo se esforzaban por abrir líneas de pase, ofreciéndose y moviéndose para recibir.
Advirtieron que, en estas transiciones, Argentina sufría un desequilibrio defensivo, porque algunos de sus jugadores permanecían en posiciones adelantadas. En cuanto superaban la presión tras pérdida, los marroquíes detectaban con mucha astucia dónde quedaba el espacio libre, sobre todo en el costado opuesto, y desplazaban el balón hasta esas zonas. Además, otros efectivos se incorporaban en velocidad, dispuestos a explotar esos huecos».
En los siguientes vídeos vemos ejemplos de estas transiciones ofensivas, en las que se observan tres principios fundamentales:
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Un bloque defensivo compacto que permite efectuar pases rápidos nada más recuperar el balón
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Capacidad para atacar bajo presión y superar líneas
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Hacer llegar el balón al jugador que está abierto en la banda contraria, lo que aporta amplitud en la salida del balón
El primer vídeo muestra cómo Marruecos defiende con un bloque bajo (4-4-1-1). Nada más recuperar la posesión, la proximidad que había entre los jugadores, aunada a su capacidad técnica para combinar bajo presión, les permite triangular con una serie de pases cortos y bien dirigidos a fin de superar la presión tras pérdida del rival. Cuando el mediocentro Oussama Targhalline (14) recibe el balón al espacio y bien perfilado, abre el campo con un pase en profundidad para el lateral izquierdo Zakaria El Ouahdi (11). Marruecos aprovecha el desequilibrio en la estructura defensiva de Argentina para subir el balón con rápidos pases entre líneas y desmarques al espacio, al tiempo que mantiene una defensa equilibrada en posesión y con superioridad numérica.
El segundo vídeo es otra buena muestra de la eficacia y el conocimiento del juego de Marruecos. De nuevo, presenta un bloque bajo que sufre una intensa presión tras pérdida después de recuperar el balón en su propia área. El delantero Ilias Akhomach (10) demuestra perfectamente la doble función que desempeña cada jugador: en primer lugar, al recuperar la pelota y, a continuación, al eludir la presión tras pérdida con su habilidad para regatear y enviar un pase hacia delante que rompe líneas bajo una presión directa. Pegado a la banda izquierda, Eliesse Ben Seghir (7) mantiene la amplitud del campo con su desmarque de apoyo al espacio, antes de recibir el balón y progresar en ataque contra la defensa descompensada de Argentina.
Transiciones a partir de bloques medios y bajos
Marruecos varió ligeramente su planteamiento después ponerse 2-0 en el marcador a principios de la segunda mitad. La necesidad apremiante de marcar provocó que Argentina empezara a acumular efectivos en ataque, entre ellos, sus laterales.
«Obviamente, Marruecos quería defender la ventaja, por lo que su bloque defensivo se volvió más compacto e intenso si cabe. Eso sí, detectó los espacios que quedaban a la espalda de los defensores rivales, que jugaban ahora más adelantados, y los buscó una y otra vez en sus transiciones ofensivas —señala Ronan—. Empezó a atacar estos espacios con más velocidad: sus extremos se desmarcaban rápidamente hacia ellos en cuanto sus compañeros recuperaban el balón.
Estos avances hacia los vértices del tercio defensivo de Argentina permitían que los jugadores de apoyo tuvieran tiempo para sumarse al ataque. No obstante, los marroquíes fueron muy cautos a la hora de incorporar efectivos, y priorizaron mantener la superioridad numérica en la defensa en posesión».
El papel del lateral derecho Hakimi en las transiciones
Los jugadores del Torneo Olímpico de Fútbol Masculino deben haber nacido el 1 de enero de 2001 o más tarde, a excepción de tres futbolistas que pueden superar este límite de edad. El lateral derecho Achraf Hakimi (2) es uno de los jugadores marroquíes que superan este límite, y su experiencia también fue determinante en algunas de estas transiciones.
«Puesto que los espacios en la zona central de los bloques medio y bajo de Marruecos eran tan reducidos, Argentina trató de subir el balón por los costados. Aquí, Hakimi tuvo una influencia notable cuando el rival intentó atacar por su banda —indica Ronan—. Defendió con intensidad y demostró su eficacia a la hora de impedir la construcción del juego por parte de los contrincantes. La manera en que se apoyaron los jugadores marroquíes, tanto en fases defensivas como ofensivas, fue asombrosa, y Hakimi fue una pieza clave en esas jugadas.
Ayudó a sus compañeros en la presión y, cada vez que su equipo recuperaba el balón, apoyaba también a quienes tenían el balón. Hakimi se posicionaba para recibir la pelota e incluso avanzaba con ella para que su equipo saliera de las zonas más congestionadas del campo. Aprovechó su experiencia para subir el balón cuando tenían suficientes efectivos, pero también supo sacar faltas cuando se encontraba más aislado. De este modo, permitía al equipo adelantar filas y tomarse un respiro», añadió.
En el cuarto vídeo, vemos un ejemplo de cómo Hakimi se movía y se ofrecía para recibir el balón en cuanto su equipo recuperaba la posesión. Avanza con la pelota, de manera que alivia la presión sobre su línea defensiva y da un impulso ofensivo a su equipo. A fin de mantener el equilibrio en la defensa en posesión, cabe destacar que el centrocampista Amir Richardson (18), quien normalmente subía para ayudar en ataque, se queda abajo para cubrir el espacio que deja el lateral derecho.
Resumen
Marruecos demostró ser un equipo muy eficaz a la hora de proteger la zona central próxima a su portería mediante bloques medios y bajos muy compactos. Al presionar y recuperar la pelota, sus jugadores hicieron gala de la maestría técnica necesaria para sacar el balón de espacios reducidos, a pesar de la intensa presión tras pérdida del rival. Los marroquíes se mantuvieron muy juntos para defender como un bloque cohesionado y contraatacar de manera eficaz. Y lo hicieron exhibiendo además su astucia táctica para detectar dónde se abrían los espacios y desplazar el balón hasta esas zonas.