#Torneo Olímpico Masculino de fútbol

La experiencia es un grado: la influencia de los jugadores de mayor edad en el Torneo Olímpico de Fútbol Masculino

GET, 4-9-2024

FIFA
left
right

Los perfiles de edad de los jugadores que participan en los Torneos Olímpicos de Fútbol es uno de los aspectos más fascinantes de la competición. En el torneo masculino, las plantillas de 18 jugadores están compuestas por futbolistas menores de 23 (en la competición de 2024, aquellos nacidos a partir del 1 de enero de 2001), con un máximo de tres plazas para jugadores de mayor edad.

A excepción de Japón, todas las selecciones olímpicas contaron con jugadores mayores de 23 años en su plantel. En este artículo, el Grupo de Estudio Técnico (GET) y el equipo de Análisis de Datos de la FIFA analizan la influencia de algunos de estos jugadores en los resultados cosechados por sus equipos.

Según Sue Ronan, «Fue interesante comprobar lo influyentes que resultaron algunos de los jugadores más mayores, sobre todo por el grado de experiencia que aportaron en el campo. Muchas de las selecciones optaron por nombrar capitán a uno de estos futbolistas, quienes demostraron sus dotes de liderazgo con los compañeros más jóvenes. A veces incluso parecían un segundo entrenador sobre el terreno de juego. En ocasiones aceleraron el juego, en otras bajaron el ritmo, pero su experiencia siempre quedó patente, sobre todo al observar el efecto que tuvieron en sus compañeros. También es interesante plantearse por qué fueron convocados por los seleccionadores, desde un punto de vista táctico. Fue una dinámica muy interesante». 

Muchos de los jugadores más mayores convocados por sus países cuentan con una trayectoria consolidada tanto en el fútbol de clubes como en la selección absoluta. Su influencia en los partidos llamó la atención de los expertos desde el principio del torneo y continuó a lo largo de toda la competición. Entre los jugadores consagrados que acudieron a la llamada de su selección olímpica destacan los siguientes:

  • Julián Álvarez (24) y Nicolás Otamendi (36) por Argentina;

  • Alexandre Lacazette (33) y Jean-Philippe Mateta (27) por Francia;

  • Mohamed Elneny (32) y Zizo (28) por Egipto;

  • Naby Keïta (29), Abdoulaye Touré (30) y Amadou Diawara (27) por Guinea;

  • Achraf Hakimi (25), Munir El Kajoui (35) y Soufiane Rahimi (28) por Marruecos.

España, que a la postre se colgaría la medalla de oro, optó por una estrategia distinta y convocó a jugadores ligeramente más mayores de lo permitido, como Sergio Gómez (23), Juan Miranda (24) y Abel Ruiz (24), futbolistas nacidos tan solo unos meses después de la fecha de corte.

Cómo aprovecharon los equipos la veteranía

A pesar de las diferencias en los perfiles de edad, todos los jugadores mencionados contribuyeron de forma significativa al rendimiento de sus selecciones. De los 41 jugadores mayores de la edad reglamentaria que participaron en el torneo, 11 disputaron el 100 % de los minutos de juego de sus equipos, y 28 jugaron más del 75 % de los minutos totales.

De los 16 equipos que participaron en la competición, 11 contaron con tres jugadores mayores de 23 años (Argentina, España, Estados Unidos, Francia, Guinea, Iraq, Israel, Marruecos, Nueva Zelanda, República Dominicana y Uzbekistán); cuatro convocaron a dos (Egipto, Mali, Paraguay y Ucrania) y Japón no convocó a ninguno. Todas las selecciones que convocaron a jugadores de mayor edad los alinearon, a excepción de la República Dominicana e Israel, que solo dieron minutos a dos de los tres futbolistas. 

Gemma Grainger cree que la disparidad de enfoques en el uso de los jugadores más experimentados refleja la filosofía de juego de cada selección.

«Cuando analizamos los minutos de juego de los jugadores de mayor edad, queda claro la importancia que tuvieron estos futbolistas en el enfoque de cada equipo. Es interesante que Japón optase por no convocar a ninguno, lo que demuestra su compromiso con el desarrollo de los jugadores de esta categoría de edad. Curiosamente, los tres jugadores más mayores de España (23, 24 y 24 años) tenían una edad muy cercana al límite establecido, mientras que otros equipos convocaron a jugadores más veteranos, lo que también ayudó a los futbolistas más jóvenes y contribuyó a su desarrollo», explica.

Al analizar los minutos disputados por cada jugador de mayor edad y examinar sus acciones más importantes para el equipo, se hizo evidente la trascendencia de su convocatoria.  Por ejemplo, el marroquí Soufiane Rahini jugó el 89.8 % de los minutos totales de su equipo en el torneo, marcó ocho tantos (cuatro de penalti) y dio una asistencia. El israelí Sean Goldberg registró la mayor cifra de pases recibidos (231), con una media de 92 recepciones por cada 30 minutos con posesión.

Abdolaye Touré, jugador de Guinea, forzó el mayor número de pérdidas de balón por cada 30 minutos sin posesión con 17.8, mientras que el paraguayo Diego Gómez fue el jugador con más pases clave, con 5.1 por cada 30 minutos con posesión.

En el siguiente apartado del artículo, el GET analiza el papel de cuatro jugadores mayores de 23 años que contribuyeron de forma especialmente significativa al rendimiento de sus equipos, cada uno a su manera.

Soufiane Rahimi (Marruecos)

El delantero marroquí Soufiane Rahimi batió un récord olímpico al convertirse en el primer jugador de la historia en marcar en los seis partidos de una misma edición del torneo (Marruecos disputó el partido por la medalla de bronce). El ariete del Al Ain logró nada menos que ocho tantos, incluidos cuatro desde los once metros.

La racha goleadora del futbolista de 28 años, así como su participación general en el juego, resultó fundamental para Marruecos, que acabaría por colgarse la medalla de bronce. Además, Rahimi dio una asistencia y encabezó la clasificación de jugadores mayores de 23 años en la métrica de desmarques en profundidad por cada 30 minutos con posesión, con 28.3. También realizó 3.2 remates a puerta por cada 30 minutos con posesión. 

Según Grainger, «La histórica racha goleadora de Rahimi en este torneo fue digna de ver, pero su influencia en el equipo va mucho más allá de los tantos que marcó. Los datos no dejan lugar a dudas: cuando Marruecos tenía la pelota, el jugador se movió y desmarcó para ofrecerse. Contar con un jugador así sobre el terreno de juego, que trabaja por delante del balón, marca las diferencias para el equipo en posesión, y vemos su grado de efectividad a la hora de crear ocasiones de gol. Gracias a su mentalidad y a su trabajo en el último tercio, se convirtió en un referente para su equipo, además de asumir la responsabilidad de dar un paso al frente al lanzar y marcar los penaltis».   

Primer vídeo: el delantero centro marroquí Soufiane Rahimi mantiene su posición central antes de marcar contra Argentina.

Sergio Gómez (España)

El extremo de la Real Sociedad Sergio Gómez resultó clave en el rendimiento del equipo que se llevó el oro. Su dinamismo y verticalidad, unidos a la inteligencia posicional, resultaron fundamentales para la Roja a la hora de cambiar el juego y sortear la presión rival. Su capacidad para fijar al lateral derecho contrario y su compenetración con el lateral izquierdo español Juan Miranda lo convirtieron en una pieza clave a la hora de generar situaciones de superioridad numérica en el último tercio.

Sergio Gómez jugó 618 minutos en el Torneo Olímpico, lo que supone el 91.8 % del tiempo total jugado por España. Marcó un gol y dio una asistencia, además de intentar 3.2 rupturas de la línea defensiva por cada 30 minutos con posesión, con una tasa de acierto del 80 % en esta métrica. Sergio Gómez también mostró una notable entrega en labores defensivas y forzó nada menos que diez pérdidas por cada 30 minutos sin posesión.

Como se aprecia en el segundo vídeo, la calidad y precisión de sus acciones a balón parado con la zurda fueron otras de las claves de su equipo. 

Como explica Anna Signeul, «Su juego se basa en la técnica, y esto le permite ser muy versátil para el equipo. Tiene una capacidad increíble para leer el juego y posee mucha inteligencia táctica. Sabe cómo identificar y crear espacios, y le vimos abrir opciones de pase en muchas ocasiones en las que España intentaba salir de zonas reducidas y con una presión directa por parte del rival. Como buen jugador zurdo, tiene un gran control del balón y una excelente precisión en el pase, es decir, las cualidades perfectas para jugar de enlace».

Segundo vídeo: el delantero izquierdo español Sergio Gómez pone un centro milimétrico a balón parado en una jugada que termina en gol.

Jean-Philippe Mateta (Francia)

El delantero centro francés Jean-Philippe Mateta juega en el Crystal Palace de la Premier inglesa. El jugador, de 27 años, marcó cinco tantos durante el torneo y registró el mayor número de remates a puerta por 30 minutos con posesión (4.2) de todos los jugadores mayores de 23. (fue el décimo en esta métrica entre todos los futbolistas). Disputó un total de 592.6 minutos (el 84.7 % del tiempo total jugado por Francia) y fue uno de los jugadores con mejor registro de desmarques en profundidad (por cada 30 minutos con posesión), con 25. 

Como explica Gemma Grainger, «La trascendencia de Mateta en el juego de Francia fue muy evidente y resultó decisivo en la trayectoria de su selección hasta la final. Disputó gran parte de los minutos de su equipo y fue determinante para los suyos, sobre todo en las fases de ataque. Sus desmarques a espaldas de la zaga rival generaron muchas opciones de pase para sus compañeros, además de poner en aprietos a los defensas al obligarles a abrirse. En cuanto recibía el balón, tuvo la capacidad de buscar puerta con rapidez y de crear ocasiones de gol con el menor número de toques posible». 

En el tercer vídeo, se aprecia un gol sensacional de Mateta. Elige el momento perfecto para desmarcarse y remata de forma magistral.

Tercer vídeo: el delantero francés Mateta marca el gol de la victoria en una excelente jugada ensayada a balón parado en la semifinal ante Argentina.

Achraf Hakimi (Marruecos)

El lateral derecho del París Saint-Germain Achraf Hakimi fue uno de los tres jugadores de mayor edad convocados por Marruecos. El jugador de 25 años, que cuenta ya con 75 internacionalidades en la selección absoluta, fue el capitán del combinado olímpico que se llevó la medalla de bronce. Hakimi aportó mucha veteranía a los suyos y disputó todos los minutos jugados por Marruecos: 636.6. Además, marcó dos tantos, puso una asistencia y registró la increíble cifra de 75.3 pases recibidos por cada 30 minutos del tiempo en posesión de su selección.

Su participación también se hizo notar cuando Marruecos no tenía el esférico, puesto que provocó 11.4 pérdidas de balón por cada 30 minutos sin posesión, el séptimo mejor registro medio de la competición. 

Tal y como explica Ronan, «La influencia de Hakimi en el juego de su equipo va mucho más allá de sus contribuciones con o sin balón. En varios de los primeros partidos, Marruecos desplegó un juego muy rápido, pero él hizo gala de su experiencia y fue capaz de bajar el ritmo del partido cuando resultó necesario. Se comunicó en todo momento con los jugadores más jóvenes, pero también recuperó balones y lanzó los ataques de su equipo. Su calidad con el balón le permitió avanzar metros y ayudar a los suyos a salir airosos de la presión rival; también tiró de veteranía para forzar tiros libres siempre que se vio sin apoyos en el último tercio. Su inteligencia para leer el juego ayudó a los compañeros más jóvenes a entender cuándo acelerar el ritmo y cuándo bajarlo para recuperar fuerzas. Fue muy determinante para su selección».

Cuarto vídeo: el lateral derecho marroquí Achraf Hakimi avanza con el balón, pero se queda sin apoyos. Tirando de veteranía, fuerza una falta que ayuda a su equipo a ganar unos metros.

Resumen

Los equipos convocaron a jugadores mayores de 23 años por distintos motivos: algunos buscaron la dosis extra de experiencia, otros, aportaciones de carácter táctico. De los 41 futbolistas de mayor edad que acudieron a la llamada de su selección olímpica, solo 13 disputaron menos del 75 % del número total de minutos de juego de su equipo en el torneo.

Los jugadores más veteranos desempeñaron un papel fundamental tanto en aspectos defensivos como ofensivos; sin embargo, lo que más llamó la atención del GET desde el primer momento fueron su experiencia, su inteligencia para leer el juego y sus dotes de liderazgo. La posibilidad de incluir a un máximo de tres jugadores mayores de 23 años reveló dinámicas muy interesantes, ya que para algunos equipos supuso tener una especie de segundo entrenador sobre el campo para ayudar a los más jóvenes a tomar decisiones y manejar las distintas situaciones de juego.

Valora tu experiencia

  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5

The site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply.