#Torneo Olímpico Masculino de fútbol

España imprime velocidad al ataque

Anna Signeul, 4-8-2024

FIFA
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En este artículo táctico sobre los Torneos Olímpicos de Fútbol, el Grupo de Estudio Técnico de la FIFA y el equipo de Perspectivas del Rendimiento Futbolístico analizan la capacidad de España para imprimir velocidad al ataque en su victoria de cuartos de final sobre Japón.

A medida que transcurren las eliminatorias del Torneo Olímpico de Fútbol Masculino, los partidos se deciden por matices cada vez más sutiles. El Grupo de Estudio Técnico (GET) de la FIFA y el equipo de Perspectivas del Rendimiento Futbolístico destinados a Francia analizan cada partido del torneo y desgranan las estrategias más interesantes desde el punto de vista técnico y táctico. En este artículo, Anna Signeul, experta del GET, destaca el sobresaliente planteamiento en ataque que ayudó a España a ganar por 3-0 a Japón en cuartos de final. Así lo explicó tras el partido:

«España se sirvió de una estrategia muy definida para elaborar el juego y eludir la primera línea de la intensa presión alta que planteó Japón. Superada esta presión, fueron sobresalientes la velocidad de sus pases ofensivos y movimientos por delante del balón para crear espacios y aprovecharlos, aunque tampoco hay que olvidar la extraordinaria capacidad técnica de los jugadores al interactuar con la pelota en la elaboración».

Ruptura de la primera línea de presión

España tuvo que emplearse a fondo para rebasar la primera línea de la intensa presión japonesa y sacar el balón jugado, si bien es cierto que se mostró cómoda con la pelota bajo presión directa y recurrió con gran acierto a sus mediocentros para generar situaciones de superioridad, romper líneas defensivas y circular el balón. Este aspecto del juego llamó de inmediato la atención de Signeul:

«Japón presionó muy arriba, tratando de encerrar a los centrales, laterales y al centrocampista español más retrasado, Pablo Barrios (dorsal n.º 6). Con ello, obligaba a otro centrocampista a retrasar su posición para ofrecerse como opción de pase, Lo que el equipo de Santi Denia efectuaba con gran eficacia, dado que se sentía muy cómodo con la posesión y conseguía pasar el balón al primer toque pese a la presión rival. Sin embargo, no buscaba circular el balón, sino romper líneas y aprovechar el espacio generado en el lado opuesto de la presión del rival para superarla».

Organización defensiva de Japón 

Sin balón, Japón desplegó un 4-4-2. Su sistema que, como se puede ver en las siguientes imágenes, se parecía más a un 3-1-4-2 cuando el central izquierdo Seiji Kimura (dorsal n.º 5) acudía a marcar a uno de los dos centrocampistas ofensivos españoles si su equipo presionaba muy arriba. En cuanto su primer jugador iniciaba la presión, los japoneses pasaban del 4-4-2 al marcaje individual. Como muestra el siguiente gráfico, salieron a presionar a España en 327 ocasiones, cifra récord en el campeonato hasta ese momento.  

Superioridad numérica en el centro del campo

Cuando Japón presionaba, España usaba sus mediocentros para generar la superioridad numérica de la que se servía para desarmar la primera línea de presión rival. Cuando un centrocampista ofensivo de España retrasaba su posición para ofrecerse como opción de pase, al central Seiji Kimura se le planteaba un dilema: si decidía no seguirlo, el centrocampista quedaba libre de marca, pero si lo seguía, abría un hueco en su propia defensa. 

Los siguientes gráficos indican que los jugadores españoles fueron capaces de recibir el balón por el interior de las líneas defensivas rivales hasta en 75 ocasiones durante el partido (19 veces más que cualquier encuentro disputado en el torneo hasta el momento). Además, gracias a la velocidad y precisión sus pases, España generó espacios en la defensa de Japón y efectuó hasta 48 rupturas en el partido.

Como apunta Signeul, la calidad individual de los jugadores españoles fue decisiva:

«En esta fase del juego, hay que destacar la capacidad de la selección española para circular el balón con rapidez, así como la forma en que los jugadores se perfilaban para recibir y enviar el balón al pie adecuado del compañero para que este pueda pasar al primer toque. Además, impresiona su habilidad para ofrecerse rápidamente como opción de pase frontal, y la manera en la que protegen con el cuerpo el balón de la presión directa, para después girarse y jugar hacia delante. También son importantes la velocidad y la precisión de los pases en espacios reducidos, y saber cuándo enviar el balón al pie del receptor o al hueco. Todo lo anterior únicamente está al alcance de jugadores con una depurada capacidad técnica. En cuanto superaban la presión, era muy difícil frenarlos, porque imprimían vigor al ataque e incrementaban velocidad de circulación del balón y de los desmarques. Para España, tiempo y espacio son lo mismo».

El primer vídeo muestra un ejemplo perfecto de cómo España recurría a sus centrocampistas para elaborar las jugadas de ataque. Cuando Japón iniciaba la presión alta, Fermín López (dorsal n.º 11) retrasaba la posición para para recibir el balón sin que Kimura le entrara. De este modo, junto con Barrios (dorsal n.º 6), generaba superioridad numérica contra el centrocampista japonés Joel Fujita (dorsal n.º 8), quien presionaba a Barrios cuando este recibía la pelota. La triangulación de pases rápidos y al primer toque subsiguientes permitía a Fermín recibir el balón desmarcado. Esto provocaba que el mediocentro japonés Rihito Yamamoto (dorsal n.º 7) cruzara el campo desde el extremo opuesto para ejercer sobre Fermín una presión individual. Fermín se giraba, se deshacía de su marcador y utilizaba el hueco generado en el centro del campo para cambiar la dirección del juego con un pase.

En ese momento, el tercer mediocentro, Alejandro Baena (dorsal n.º 10), disponía de espacio suficiente para recibir y enviar la pelota hacia la línea de ataque. El delantero Sergio Gómez (dorsal n.º 17), en el extremo izquierdo, y el lateral zurdo Juan Miranda (dorsal n.º 3) se internaban con velocidad para crear superioridad numérica. 

España recurría a sus mediocentros para generar situaciones de superioridad, superar la presión rival y trenzar jugadas de ataque.

LA LABOR DEL DELANTERO CENTRO

Además de los movimientos en el centro del terreno de juego, el delantero centro español Abel Ruiz (dorsal n.º 9) desempeñó una labor muy importante en el empeño del equipo por desbaratar la estructura defensiva rival. Durante el partido, abrió espacios en la defensa japonesa y bajó a recibir, arrastrando así a los rivales, que se esforzaban para mantenerlo bajo control. Los jugadores de España también supieron aprovechar muy bien los espacios libres que dejaban esos defensas, desmarcándose para recibir el balón al hueco.

Según Signeul: «El delantero centro español se ofrecía constantemente para recibir tanto al espacio como al pie, usaba su poderío físico para mantener a raya a los defensas japoneses y dictaba la colocación de la línea defensiva rival. Cuando retrasaba su posición, abría un espacio entre el centro del campo y la defensa rivales, y se combinaba con sus compañeros. Los movimientos de Ruiz sin balón fueron muy eficaces, y el delantero se convirtió en un cebo para sacar a los defensores contrarios de su posición y generar espacios para permitir los desmarques de los suyos».

Los siguientes vídeos muestran ejemplos de los movimientos de Ruiz y de cómo se ofrecía para recibir el balón. En el segundo vídeo, vemos cómo bajaba para ocupar el espacio generado por el centrocampista ofensivo Fermín López, quien también retrocedía su posición para ofrecerse como opción de pase. En cuanto Ruiz recibía, pasaba a Baena (dorsal n.º 10), quien enviaba el balón al hueco que dejaba el defensa japonés al seguir al delantero centro español.

El tercer vídeo demuestra que la solidez del planteamiento y del plan de ataque de España seguía intacta incluso en el minuto 90 del partido tras las sustituciones. También muestra los elementos del juego de España analizados en este artículo: la forma en que los mediocentros retrasaban su posición para crear superioridades numéricas y deshacerse de la primera línea de presión rival, los pases rápidos hacia delante, el movimiento del delantero centro para abrir espacios por delante del balón, el cambio de juego hacia el extremo opuesto del campo (gracias a un centrocampista desmarcado) y el desdoble del lateral izquierdo. Tal como señala Anna Signeul, el peligro de España en ataque era enorme cuando combinaba eficazmente todos estos factores: 

«Los jugadores españoles no se limitaban a ofrecerse y desplazarse para recibir, sino que encadenaban jugadas para deshacerse del rival incluso en el uno contra uno. Avanzaban en el momento en que movían la pelota, con lo que creaban superioridades frente a los defensas, que tenían que preocuparse por no perder sus marcas. El juego de ataque que practica España es de enorme calidad». 

Ruiz, el delantero centro de España (dorsal n.º 10), bajaba a recibir y abría un hueco en la línea defensiva japonesa.
Todos los principios fundamentales del planteamiento ofensivo español quedan de manifiesto en su elaboración del ataque.

TRANSICIONES OFENSIVAS

Para las transiciones ofensivas, España partió de los mismos principios: avanzar a gran velocidad y usar los centrocampistas para generar espacios y superioridad numérica en la zona central del terreno de juego. Cuando perdía la posesión, España ejercía una presión intensa, pero en la transición ofensiva jugaba el balón con un primer pase rápido hacia delante y al espacio, por el exterior de la zona que cubría la presión tras pérdida de Japón.

Para mostrar estos aspecto en la práctica, Anna Signeul nos propone dos vídeos más. Como explica la experta, la velocidad es un factor clave del juego de ataque español: 

«En el cuarto vídeo, España recupera tras cortar un pase hacia delante. El central Eric García (dorsal n.º 4) circula con el balón y lo envía hacia Baena (dorsal n.º 10), al que no presiona ningún jugador japonés. Antes incluso de que Baena reciba el pase, el extremo izquierdo Gómez (dorsal n.º 17) ya está corriendo hacia el espacio que tiene por delante, por el exterior de la línea defensiva de Japón. Cuando Baena recibe y circula a la carrera por el centro, cuenta con apoyos en ambas bandas, incluido el desdoble del lateral izquierdo Miranda (dorsal n.º 3), libre de marca.  La velocidad en ataque resultó decisiva para España».

Por último, el quinto vídeo muestra otra veloz transición ofensiva. En esta ocasión, el lateral Miranda (dorsal n.º 5) se sumaba al ataque y generaba una situación de superioridad numérica para su equipo. 

El centrocampista español Álex Baena (dorsal n.º 10) recibía un pase al espacio que activaba a sus compañeros en el extremo opuesto del terreno de juego.
El lateral izquierdo español Juan Miranda recuperaba la posesión y avanzaba para iniciar un veloz contraataque en situación de superioridad numérica.

Resumen

Gracias a su gran capacidad técnica y velocidad, así como la precisión en el pase para superar la primera línea de presión rival, España pudo aprovechar los espacios disponibles por todo el terreno de juego. Sus tres mediocentros crearon superioridades numéricas tanto en la elaboración como en la progresión de las jugadas. Una vez neutralizada la presión rival, circulaban el balón a velocidad de vértigo, combinando veloces cambios de orientación con desplazamientos constantes y ofrecimientos de apoyo en ataque. Los delanteros centro dictaban la colocación de la línea defensiva rival, bajaban a recibir entre líneas y abrían espacios a la espalda de la defensa. Por último, los jugadores que se sumaban al ataque desde posiciones retrasadas también generaban superioridad numérica en el último tercio, muy peligrosas para el rival.

Al final, Japón no pudo sobreponerse a la calidad, movimientos ni astucia táctica de la selección española. Con su merecida victoria, la Roja se clasificó para las semifinales, contra Marruecos, y entró en la pugna por el podio.

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