El conjunto de Hervé Renard llegó al descanso con una ventaja de 3-0 tras una vibrante exhibición de fútbol ofensivo. La velocidad de su juego de ataque fue el resultado de los incesantes movimientos e intercambios de posiciones de las jugadoras, unidos a sus constantes desmarques, buenos controles de balón y a su capacidad para crear acciones de superioridad numérica en las bandas.
Según Anna Signeul, «la primera parte de Francia fue espectacular en muchos aspectos. La cohesión del equipo y el conocimiento por parte de cada jugadora de su función en distintos momentos de la fase ofensiva fueron realmente impresionantes. Se mostraron como un equipo concentrado que sabía lo que quería hacer y que contaba con los recursos técnicos y la inteligencia táctica necesarios para desplegar ataques rápidos y contundentes que desarbolaron a la defensa de Colombia».
«Jugaron con amplitud y profundidad para estirar las líneas defensivas rivales y, además, las tres centrocampistas estuvieron muy participativas y se esforzaron continuamente para apoyar las jugadas en el último tercio. Las combinaciones de movimientos con las tres delanteras y las dos laterales estaban muy bien coordinadas. Era evidente que se habían trabajado mucho en los entrenamientos», explica Signeul.
El uso de las bandas
Dos aspectos fundamentales en la exhibición ofensiva de Francia fueron su capacidad para crear superioridad numérica en las bandas y para llegar con más jugadoras al área rival, lo que les permitía contar con varias opciones de remate ante los distintos centros.
Durante la fase de elaboración de juego, si el balón se abría a las bandas, la línea de medio campo francesa —formada por la mediocentro defensiva Sandie Toletti (14) y las centrocampistas ofensivas Grace Geyoro (8) y Kenza Dali (15)—, trabajaba incansablemente para crear superioridad numérica con las extremos y laterales. Cuando dos centrocampistas se sumaban al ataque por zonas exteriores, la tercera jugadora de la línea solía quedarse manteniendo la posición en el centro del terreno de juego.
Una vez creada la superioridad y tras conseguir llevar el balón hasta el último tercio, aparecían en el área, llegando desde atrás, la extremo de la banda contraria y la delantera centro Marie-Antoinette Katoto (12).
En el primer vídeo, Signeul destaca algunos de los movimientos que ayudaron a Francia a activar su juego de ataque.
«Cuando tiene el balón en su propio campo, Francia elabora el juego con paciencia y a un ritmo más lento para crear las situaciones que quiere. En cuanto Dali controla la pelota en el centro del campo, la extremo derecha Delphine Cascarino (10) se desplaza hacia dentro y se ofrece para recibirla. El espacio que crea ese movimiento permite el avance de la lateral derecha Maëlle Lakrar (2). Cuando esta recibe el balón en la banda, Cascarino y Geyoro se acercan para apoyarla, creando una superioridad numérica de tres contra dos».
«Dali también sube desde el centro del campo para incorporarse al ataque, lo que genera un cuatro contra tres a favor de Francia. Geyoro y Cascarino combinan entre ellas para que la extremo reciba el balón a la espalda de la defensa de Colombia. La extremo izquierdo Diani (11) ataca la zona del segundo palo, mientras la ariete Katoto corre por el centro hacia la portería y Dali se interna en el área para tener opciones de rematar un centro desde la línea de fondo. Todo estaba muy coordinado y las jugadoras demostraron tener un gran conocimiento del juego y capacidad para imprimir mucha intensidad a todas sus acciones».
En total, Francia promedió 47 internadas por las bandas en el último tercio (por cada 30 minutos con posesión), lo que representa el 67 % de todas las internadas en el último tercio que realizó en este partido.
Rotaciones de centrocampistas y recepción del balón entre líneas
Las rotaciones y los movimientos de las tres centrocampistas francesas fueron otros aspectos destacados de la construcción de juego y de la capacidad del equipo para avanzar con el balón. Pese a estar en constante movimiento, Toletti, Dali y Geyoro mantuvieron la compenetración en todo momento, tanto para apoyar el juego ofensivo y desbaratar la estructura defensiva de Colombia como a la hora de protegerse de los contraataques rivales.
Estos intercambios de posiciones, unidos a la capacidad de las delanteras para bajar a recibir la pelota, permitieron a Francia mover el balón entre líneas con eficacia. En total, el equipo galo realizó 167 desmarques entre las líneas rivales. Dali protagonizó 52 de esos desmarques, 19 más que su compañera Diani y 32 más que cualquier otra jugadora. Además, en 85 ocasiones Francia recibió el balón entre las líneas media y defensiva de Colombia.
En el vídeo siguiente, Signeul muestra estos aspectos del juego de ataque de la selección francesa.
«Podemos ver un excelente ejemplo de esta rotación a partir del saque de puerta de Francia. La mediocentro defensiva Toletti avanza y sus compañeras de línea, Dali y Geyoro, se retrasan para ayudar en la elaboración de la jugada, que se desarrolla por el carril izquierdo. Las tres centrocampistas están conectadas entre sí en el momento en que Toletti recupera el balón. La proximidad entre ellas facilita un rápido cambio de orientación hacia la banda derecha y, cuando se produce el centro, Francia tiene a cinco jugadoras, dos de ellas centrocampistas (Geyoro y Dalí), en el interior del área, mientras que Toletti ocupa una posición de apoyo fuera del área, en el lado del que procede el balón».
Balones a la espalda de la defensa
Además de por su efectividad en la circulación del balón por las bandas y entre líneas, Francia también destacó por su inteligencia a la hora de enviar y recibir pases a la espalda de la defensa colombiana. En total, las jugadoras francesas recibieron 15 balones a la espalda del rival. Cascarino fue la futbolista más destacada en este apartado, con cinco recepciones de balón. Los datos reflejan la importancia de su juego por las bandas, ya que el 60 % de los balones recibidos a la espalda de la defensa tuvieron lugar en zonas exteriores.
En palabras de Signeul, «Francia intentó estirar el campo tanto a lo ancho como a lo largo. En muchas ocasiones, vimos que una extremo retrasaba su posición para recibir el balón y arrastraba consigo a una defensora rival. Se trataba de una táctica deliberada de la selección gala, que intentaba aprovechar los espacios que se creaban con desmarques en carrera desde atrás o por las bandas y balones en profundidad, tanto rasos como por alto. Estas acciones dieron mucha variedad a su juego y pusieron de manifiesto que el equipo tenía soluciones diferentes para situaciones distintas. Las dos centrales, Renard (3) y Mbock Bathy (18), estuvieron muy acertadas a la hora de enviar balones a esos espacios desde posiciones retrasadas y, casi siempre, sin oposición».
En los vídeos 3 y 4, podemos ver magníficos ejemplos de estos patrones de juego.
La cohesión del equipo con líneas juntas
Una de las características más llamativas de la primera mitad fue la cohesión de Francia como equipo. «Las jugadoras sabían muy bien cuáles eran sus funciones y se cubrían las posiciones unas a otras —explica Signeul—. Era evidente que habían trabajado en ello, algo que agrada ver en una selección francesa. Dali cerró todos los huecos y actuó como un verdadero enlace con las demás futbolistas. Su conjunción como equipo y su capacidad para jugar con una velocidad de pase muy alta dificultaron enormemente la presión de Colombia sobre el balón».
«Si no podían progresar por un lado, retrasaban el balón y volvían a empezar por otra zona. La velocidad de juego y el acierto a la hora de tocar de primeras hacia delante les permitió crear muchas ocasiones de peligro. Dieron la impresión de ser un equipo equilibrado, con un sistema que se adaptaba perfectamente a sus jugadoras, en especial a Dali. Su plan de juego entusiasmó al público local», afirma Signeul.
El último vídeo recoge algunos de los muchos aspectos positivos de la actuación de Francia en el primer tiempo.
Resumen
Francia demostró su capacidad para variar el juego de ataque realizando inteligentes rotaciones y movimientos perfectamente coordinados. Estas acciones dificultaron la labor de las zagueras rivales y desequilibraron la estructura defensiva de Colombia. La selección francesa se mantuvo fiel a sus principios ofensivos y las jugadoras tenían muy claro cuáles eran sus funciones, responsabilidades y automatismos.