Ibrahim Ba, ex internacional francés y miembro del Grupo de Estudio Técnico (GET) atribuye el éxito de España a diversos factores. «España mantuvo siempre el aplomo y jugó de manera consistente. Mostró un estilo muy definido con y sin balón, con patrones de juego similares y reconocibles. Controló los partidos y dio la impresión de que, al armar las jugadas, iba casi siempre uno o dos pasos por delante del rival. Cada vez que un jugador recibía el balón, sus compañeros se movían para abrir espacios y pedir la pelota, por lo que los posibles receptores ya sabían qué iban a hacer a continuación. En ocasiones, los contrincantes sufrían para tratar de contener esta velocidad de reacción y lectura del juego, porque España también cuenta con futbolistas con la capacidad técnica suficiente como para enviar pases precisos, incluso bajo presión directa».
Con la posesión
España quiso dominar el balón y dedicó un 53.4 % de su tiempo con la posesión a elaborar las jugadas, el segundo mejor registro de la competición en este apartado. También fue la segunda selección que más tiempo dedicó a la fase de progresión (un 26.5 %), y la que menos tiempo empleó en contragolpear (un 0.79 %) de las 16 selecciones participantes. A la hora de construir el juego, fue segunda en cuanto a movimientos para recibir el balón entre las líneas de los contrincantes, con una media de 52.2 por cada 30 minutos con la posesión.
Además, la campeona olímpica completó más pases para romper líneas que ninguna otra selección, con 115.9 por cada 30 minutos con la posesión. También fue primera en cuanto a pases completados hacia delante (287.5), y la que menos secuencias de posesión registró en todo el torneo (129 por cada 30 minutos con la posesión), lo que indica su gran capacidad para conservar el balón cada vez que lo recuperaba. En cuanto al juego en campo rival, solamente Francia recibió más veces la pelota (171.6) en el último tercio que España, que registró una media de 145.6 recepciones en esta zona del terreno de juego por cada 30 minutos con la posesión.
Creación de espacios y superioridad numérica
Kirsty Yallop explica de qué manera consiguió registrar el equipo de Santi Denia unos números tan extraordinarios.
«Los movimientos y los intercambios de posición de los tres centrocampistas españoles fueron fundamentales a la hora de hacer avanzar el balón desde la fase de construcción hasta el último tercio. A los rivales les costó mucho contener y seguir sus movimientos, así como evitar que ocuparan los grandes espacios que supieron generar. Los movimientos de los jugadores que se encontraban por delante del balón para recibir servían para arrastrar a los defensores rivales a zonas del campo en las que no querían estar, y los atacantes de España fueron muy eficaces a la hora de internarse en esos espacios que se abrían en las descompensadas defensas rivales —explicó—.
Fue asombroso verlo, sobre todo porque sus futbolistas poseen la capacidad técnica de controlar el balón con mucha calidad y dar pases precisos en espacios reducidos, sometidos a la presión directa del adversario. Como observamos en los vídeos siguientes, es un equipo muy completo».
En el primer vídeo, vemos cómo España elabora el juego con paciencia antes de generar una superioridad numérica de 8 contra 4 en una banda. Lo consigue desplazando a un central y a los tres centrocampistas hasta la banda, donde apoyan al lateral y al extremo, que están marcados por sus rivales. Incluso cuando el equipo contrario recupera la igualdad numérica en torno al balón, España vuelve a tener superioridad por delante del esférico aprovechando la posición del extremo y del centrocampista para crear una situación de 2 contra 1 con el lateral japonés.
En el segundo vídeo, observamos cómo España utiliza dos mediocentros para crear superioridad numérica en la construcción de la jugada. Cuando el balón se pone en movimiento, Pablo Barrios (6) ya está situado como pivote. En cuanto Japón activa la presión alta, Álex Baena (10) retrocede para situarse como segundo pivote y le pide el balón al portero, un movimiento que genera un gran espacio. Nada más recibir y girarse con la pelota, el lateral izquierdo Juan Miranda (3) realiza un desmarque de apoyo al espacio y avanza 50 metros completamente solo antes de pasar el balón.
Por último, en el tercer vídeo, encontramos un excelente ejemplo de los continuos movimientos de Barrios (6), Baena (10) y Fermín López (11) para pedir y recibir el balón. La correlación entre los tres centrocampistas es evidente cuando se desplazan para generar superioridad tanto con su línea defensiva como ofensiva, al tiempo que sus compañeros se esfuerzan por elaborar el juego y avanzar. Mediante movimientos continuos para apoyar, abrir ángulos de pase y confundir a la defensa rival, Baena acaba asistiendo a Fermín, cuya internada genera una superioridad que propicia esta ocasión de gol sin oposición.
Sin la posesión
España no presentó un sistema único a la hora de defender, sino que mostró distintos planteamientos en función de las diferentes fases de la posesión de sus adversarios: cuando el rival sacaba de puerta, la selección española ejercía una presión alta; cuando perdía el balón, iniciaba una intensa presión tras pérdida siempre que la situación lo permitía y las circunstancias eran propicias.
Como suele ser habitual, pasó en bloque medio y bajo la mayor parte del tiempo sin balón. No obstante, sus jugadores demostraron tener capacidad para defender de maneras distintas e inteligencia para detectar cuáles eran las mejores estrategias en situaciones concretas del partido. Independientemente de la fase defensiva, España fue la selección que aplicó más presiones directas, con 62.5 por cada 30 minutos sin la posesión, y tercera en el número de acciones defensivas y de entradas efectuadas, con un promedio de 133.7 y 41, respectivamente.
«España no dejó nada al azar y demostró contar con métodos eficaces para defender en distintas situaciones —opina Yallop—. Fue un equipo unido y muy resolutivo cuando defendió en bloques, si bien en algunos momentos, especialmente en la final contra Francia, reculó demasiado y propició la presión del rival. No obstante, como se aprecia en los siguientes vídeos, al defender en bloque medio y bajo, España mantuvo una buena estructura defensiva y actuó de forma coordinada, atendiendo siempre a señales concretas para activar la presión. Cada jugador sabía cuándo debía presionar, cuándo tenía que mantener la presión y cuándo debía retroceder para proteger los espacios. Cabe destacar el compromiso de todos los futbolistas cada vez que deciden aplicar la presión directa».
Portero
Los porteros desempeñan una función esencial en todos los equipos, y en la selección española, Arnau Tenas (23), de 23 años, tuvo una gran influencia en la consecución del oro olímpico. Pascal Zuberbühler encabeza el análisis de los guardametas del GET de la FIFA, y aquí pone de relieve algunos de los instantes y los aspectos fundamentales de la personalidad de Tenas que marcaron varios momentos clave a lo largo del torneo.
Mentalidad
«Los grandes porteros deben tener buena presencia, una fuerte personalidad y sostener a su equipo en los momentos clave de los partidos importantes —explica Zuberbühler—. Tenas lo hizo en numerosas ocasiones, pero su papel en el partido por la medalla de oro fue determinante».
Como vemos en el sexto vídeo, España encajó gol en el minuto 11 contra Francia, después de que Tenas cometiera un error de cálculo en el remate a puerta de Enzo Millot (12). Los fallos en momentos clave de partidos importantes pueden desconcentrar a los porteros, pero Zuberbühler destaca la fortaleza y la mentalidad de Tenas durante el resto del encuentro.
«Un error así puede pasar factura al guardameta, sobre todo en partidos en los que el equipo rival cuenta con un respaldo tan grande. Pero su manera de recuperar la concentración y pasar página demuestra una gran fortaleza y mentalidad. Su equipo respondió con tres goles en la primera parte, aunque en el tiempo de prolongación, justo antes del descanso, se produjo una acción que Tenas resolvió con una parada tan difícil como decisiva. En el séptimo vídeo observamos cómo se prepara y ajusta su posición constantemente, según avanza la fase ofensiva de Francia. Está muy concentrado y ya ha olvidado el error. Cuando el balón llega a la banda, realiza un ajuste posicional muy importante hacia el primer palo, saliendo ligeramente de la portería. Su posición le permitió parar el remate desde corta distancia y conservar la ventaja de dos goles con la que su equipo llegó al descanso —comenta Zuberbühler—.
En algunos partidos no tuvo demasiado trabajo, pero respondió en los grandes momentos, incluso después del error. Tenía que recuperarse y se recuperó. Y, además, lo hizo en su estadio, porque es jugador del PSG. Tal vez, se sentía cómodo en este entorno, a pesar de que Francia jugaba como local. Su respuesta ante ese fallo en los primeros compases del encuentro fue asombrosa, y tener una mentalidad así es fundamental para un guardameta».
Paradas decisivas
La función principal de los porteros es realizar grandes paradas, y estas acciones pueden resultar decisivas a la hora de ganar o perder un partido. En el minuto 71, Tenas hizo otra parada decisiva para su equipo.
«En el octavo vídeo, Tenas realiza otra parada importante, cuando el marcador todavía era de tres a uno favorable a España —explica Zuberbühler—. Vemos cómo permanece pegado a la línea de meta, desde donde tiene una visión clara de cómo se desarrolla el ataque de Francia. Cuando Kone (6) se interna en el área, Tenas ya está preparado en el primer palo. Y es ahí donde realiza una acción explosiva, lanzándose abajo y a la derecha, con el brazo firme y estirado, para desviar el balón con la mano. Es una parada magnífica, sobre todo porque es un remate a puerta que se produce a gran velocidad y con mucha potencia. Su reacción y explosividad son excepcionales».
En el noveno vídeo, observamos otra parada decisiva de Tenas, en esta ocasión, correspondiente al partido de cuartos contra Japón. España pierde el balón en el borde de su área penal, pero Tenas está muy concentrado y listo para reaccionar. Al darse cuenta de que su defensor ya está batido, reconoce la situación de 1 contra 1 y sale al paso de Mao Hosoya (11). Este avance permite a Tenas hacerse grande frente al extremo japonés y reducir sus opciones de remate a portería. Tenas se prepara y realiza una fantástica parada con la mano izquierda, desviando el balón de su portería.
«Tenas es un portero que responde en los grandes partidos, con una personalidad, una concentración y una mentalidad que le permiten hacer grandes paradas en momentos decisivos —opina Zuberbühler—. Le da puntos a su equipo y lo mantiene en los partidos. Su posicionamiento y toma de decisiones son excelentes, y posee la agilidad física y la explosividad necesarias para reaccionar con rapidez cuando la situación lo requiere».
Distribución
Otra característica de Tenas que impresionó a Zuberbühler fue la velocidad a la que toma las decisiones y distribuye el balón. En la final contra Francia, el guardameta español protagonizó una acción con la que volvió a demostrar su agilidad mental, inteligencia y mentalidad.
En los instantes finales de la prórroga, España ganaba por la mínima (4-3) y estaba empleándose a fondo en defensa, puesto que Francia se volcó en ataque para intentar empatar y forzar la tanda de penales. Como se puede apreciar en el décimo vídeo, cuando Francia acumulaba ocho jugadores en el interior del área de España y en sus proximidades, se inició un ataque. Al faltar tan poco tiempo para el final, Tenas podría haber dejado que el balón saliera del terreno de juego para ganar unos segundos y reanudar el juego con un saque de puerta. Sin embargo, su implicación en el partido eran tan grande que detectó una magnífica ocasión para contragolpear.
Cuando vio a su delantero Sergio Camello (21) por delante del último defensor francés (en su mitad del campo), recogió el balón y corrió hacia el borde del área, lo que permitió a Camello empezar a correr hacia el enorme espacio que tenía ante él. Tenas envió un magnífico pase largo y en profundidad para la carrera de Camello, por lo que el delantero no tuvo que cambiar el paso para controlar y marcó tras solo dos toques.
«Es la máxima expresión de la lectura del juego, y certificó la victoria de España —apunta Zuberbühler—. La visión y la ejecución del pase son extraordinarias. Pero, de nuevo, lo que más me gusta de todo es su mentalidad. En lugar de dejar que el balón saliera del campo y bajar las revoluciones para perder tiempo, Tenas detectó una oportunidad para quitarle toda la presión a su equipo y, con una sola mano, generó una ocasión de gol. Su comunicación con Camello y saber cuál era su posición con respecto a los últimos defensores franceses demuestra lo metido que estaba en el partido y su extraordinaria mentalidad ganadora».
Resumen
España tuvo distintas formas de jugar, con y sin balón, muy bien definidas, y respondían directamente a la fase del juego del rival. Sus jugadores fueron generosos y variaron entre distintas soluciones, demostrando grandes dotes para la toma de decisiones y la lectura del juego. Supieron generar espacios y explotarlos frente a diferentes estructuras defensivas, y sus tres centrocampistas trabajaron de manera incansable para crear superioridad entre las líneas defensivas contrarias.
Incluso cuando jugaban en espacios reducidos y bajo presión directa, sus futbolistas demostraron la capacidad técnica necesaria para moverse y recibir la pelota, y hacían progresar el balón en patrones ofensivos muy bien trabajados. Además, mostraron una gran capacidad para sobreponerse a las adversidades durante los partidos, haciendo gala de su carácter y una clara mentalidad ganadora.
La cohesión en el juego de España no se vio afectada pese a las rotaciones y las sustituciones. A menudo, los suplentes que saltaban al terreno de juego resultaban determinantes en los partidos, y esta fue una de las claves de su triunfal andadura olímpica.