Este artículo profundiza en algunos de los datos más relevantes, incluido un análisis del tipo de goles anotados, de la trascendencia de los cambios y de cómo plantearon los equipos sus acciones tanto defensivas como ofensivas. En otros dos artículos de esta serie, ahondamos en el uso que hicieron las selecciones de los jugadores de mayor edad y analizamos en mayor detalle el juego de España, que derrotó a Francia, el combinado anfitrión, en la final y conquistó su segundo oro olímpico en la disciplina.
ANÁLISIS DE LOS GOLES
En el torneo se anotaron 96 goles en 32 partidos, con un promedio de tres por encuentro. Curiosamente, el promedio goleador en la fase de eliminación directa fue de 3.9 tantos por partido, frente a los 2.7 goles registrados de media en la fase de grupos. Hubo un total de 889 remates a puerta: un 59 % desde dentro del área rival y un 41 % desde fuera. 314 de estos remates fueron entre los tres palos. De los 96 goles marcados, 76 se lograron desde dentro del área, 19 se consiguieron desde fuera y uno fue en propia meta.
Asimismo, 16 de los goles anotados (el 17 %) se marcaron tras un centro con el balón en movimiento, mientras que 19 (el 20 %) llegaron a balón parado (diez de penalti, cuatro en saques de esquina y cinco de tiro libre). En cuanto al tipo de acción que precedió a los goles, 35 tantos (el 37 %) fueron anotados tras un pase, 14 (el 15 %) llegaron tras un balón suelto y cinco (el 5 %) sucedieron a un rechace.
LA INFLUENCIA DE LOS CAMBIOS
A lo largo del torneo, los analistas del Grupo de Estudio Técnico (GET) repararon en la influencia notable que tuvieron los cambios en los partidos. Las plantillas se componían de un máximo de 18 futbolistas (16 jugadores de campo y dos guardametas), por lo que la calidad y el estado de forma de los deportistas resultó muy importante.
Los jugadores suplentes que saltaron al terreno de juego lograron nada menos que 15 goles y 9 asistencias, por lo que contribuyeron a lograr 24 tantos. Esto representa un 15.6 % de todos los goles anotados durante la competición y un 15.5 % del total de asistencias.
Los suplentes de España y Argentina participaron en cinco de los goles logrados por sus respectivas selecciones: cuatro tantos y una asistencia en el caso de la Roja, y tres goles y dos asistencias en el de la Albiceleste. Por su parte, los suplentes de Japón lograron tres goles y una asistencia, mientras que los de Francia y Ucrania registraron un tanto y una asistencia.
Como cabía esperar, la mayoría de los cambios se llevó a cabo en la segunda mitad del encuentro. El 19.3 % se produjo entre los minutos 45 y 60; el 29.3 %, entre los minutos 60 y 75; el 42.2 %, entre los minutos 75 y 90; y el 5.9 %, en los minutos de prolongación. De media, se realizaron 8.4 sustituciones por partido: 8.8 en la fase de grupos y 7.5 en la de eliminación directa.
Según Kirsty Yallop, uno de los motivos más frecuentes para hacer un cambio fue buscar un revulsivo táctico que cambiara el encuentro.
«Con plantillas tan reducidas, los equipos no tenían el lujo de contar con dos jugadores por puesto, por lo que hemos visto a muchas selecciones con futbolistas capaces de ocupar varias posiciones. Esa profundidad y polivalencia ha sido muy importante. Fue interesante observar que los cambios por lesión o fatiga en los que no se modificaba el dibujo no tuvieron una repercusión demasiado evidente en el juego, mientras que las sustituciones tácticas sí cambiaron notablemente el devenir de los encuentros», explica.
FASES DEL JUEGO
En esta sección analizamos las fases del juego de los equipos durante el Torneo Olímpico de Fútbol Masculino, con y sin la posesión del balón. Las fases en las que más se desenvuelve cada equipo da señales de los distintos enfoques y estilos de juego que adoptan a lo largo de una competición, sobre todo cuando se comparan los datos individuales con los promedios del torneo.
Con la posesión
Cuando los equipos tienen el balón, suelen pasar más tiempo en la fase de construcción del juego, ya que es precisamente en la que se establece la posesión y el control del balón con el objetivo de avanzar hacia la portería contraria. Durante el torneo masculino, los equipos pasaron casi la mitad de su tiempo en posesión en la fase de elaboración del juego (48.6 %). Argentina registró la tasa más alta de tiempo jugado en la fase de construcción (el 55.6 %), seguida de cerca por España (53.6 %). En el extremo opuesto, Paraguay fue la selección que menos tiempo pasó en la fase de construcción (33.5 %), seguida de Iraq (40.3 %).
Tanto Paraguay (7.4 %) como Iraq (6.4 %) registraron los porcentajes más altos de tiempo en posesión del balón en la fase de balones en largo, frente a la cifra promedio del torneo, que fue del 3.1 %. Francia (1.7 %), España (2 %) y Uzbekistán (2 %) registraron los porcentajes más bajos en esta métrica.
Paraguay también fue la selección que más tiempo pasó en las fases de transición ofensiva (22 %) y contraataque (2.7 %), frente a los porcentajes promedio del torneo: 14.2 % y 1.4 %, respectivamente. Por otro lado, España —campeona del torneo— registró el porcentaje más bajo en ambas métricas, con un 10.7 % del tiempo en posesión en la fase de transición ofensiva y un 0.8 % en la fase de contraataque.
Por su parte, Francia obtuvo el mayor porcentaje de tiempo con el balón en la fase del último tercio (21.7 %), seguida de Mali (19.4 %). En este apartado, la media del torneo se situó en el 15.2 %. La República Dominicana, con un 8.6 %, registró el porcentaje más bajo de tiempo de posesión en el último tercio.
Según Ibrahim Ba, «Resultó interesante ver los distintos estilos de juego y el grado de efectividad de cada uno. Estos datos son un reflejo claro de las preferencias tácticas de los entrenadores, y esto puede deberse a la propia ideología de entrenamiento del seleccionador o al sistema que este considera más adecuado para los jugadores a su disposición. En última instancia, es la calidad de los futbolistas la que determina el resultado, pero siempre es curioso observar cómo surgen los distintos estilos y enfoques tácticos durante un partido».
Sin la posesión
Cuando los equipos no tienen la pelota, la táctica de contención más común suele ser la defensa en bloque (medio o bajo). Este torneo no fue una excepción, y volvieron a registrarse porcentajes medios del 24 % del tiempo sin la posesión en un bloque medio y del 20 % en un bloque bajo. Israel encabezó la tabla de porcentaje de tiempo sin el balón en un bloque medio, con un 31.6 %, mientras que, en el otro extremo de la métrica, España obtuvo el porcentaje más bajo, con un 17.2 %. Respecto al tiempo empleado sin balón en bloque bajo, Egipto encabezó los registros con el 29.9 %, frente a las cifras más bajas de Uzbekistán (11.6 %) y Francia (11.8 %).
En cuanto a las fases defensivas en el último tercio, el porcentaje medio de presión alta fue del 4.5 %, una métrica en la que Japón registró la mayor cifra (6.2 %), seguida de Ucrania (5.9 %). Por su parte, los porcentajes más bajos correspondieron a las selecciones de Israel (2.9 %) y Mali (2.9 %).
La presión tras pérdida fue la cuarta fase defensiva con mayor porcentaje medio del torneo, con un 10.3 %. Argentina lideró esta clasificación con un 14.2 % del tiempo jugado sin balón, mientras que Ucrania (7.7 %), Iraq (8.1 %) y Estados Unidos (8.2 %) registraron las cifras más bajas.
En opinión de Ibrahim Ba, el estilo de juego desplegado por los equipos cuando no tenían el balón también fue un reflejo de las virtudes de sus futbolistas.
«Esto fue muy interesante de analizar porque incluso los equipos que más emplearon las mismas fases lo hicieron de forma diferente. Muchas selecciones que utilizaron el bloque bajo lanzaban el contragolpe en cuanto recuperaban el balón con la intención de buscar el ataque rápidamente y dejar que sus jugadores más rápidos explotasen el espacio a espaldas de la zaga rival, pero España adoptó un enfoque distinto. En su caso, el objetivo era construir la jugada con pases muy pensados, a veces en la horizontal, con miras a abrir espacios en la banda contraria en lugar de avanzar de forma directa. Por eso me reitero: además de ver en qué fases prefirió defender cada equipo, resulta interesante analizar de qué forma jugaron durante esas fases».
CONCLUSIONES PRINCIPALES
Curiosamente, España, campeona del torneo, pasó la mayor parte de su tiempo sin el balón en un bloque bajo (24.2 %), pero registró las cifras más bajas en contraataque (0.8 %) y transición ofensiva (10.7 %), lo que demuestra una apuesta decidida por la elaboración del juego (53.6 %) en lugar de buscar la velocidad y verticalidad en sus transiciones ofensivas.
En cambio, Paraguay registró el mayor porcentaje de tiempo sin balón en un bloque medio (30.9 %) y las cifras más altas tanto en transición ofensiva (22 %) como en contraataque (2.7 %). Estos datos confirman que, en cuanto recuperaron el esférico, apostaron por el contragolpe y por una transición lo más rápida posible.