#Torneo Olímpico Masculino de fútbol

Estados Unidos y su metódica elaboración del juego contra Nueva Zelanda

FIFA, 29-7-2024

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En el tercer artículo táctico sobre los Torneos Olímpicos de Fútbol, el Grupo de Estudio Técnico de la FIFA y el equipo de Perspectivas del Rendimiento Futbolístico analizan la elaboración del juego que planteó Estados Unidos a Nueva Zelanda en su encuentro de la segunda jornada.

Pascal Zuberbühler observó los dos partidos de Estados Unidos y detectó los rasgos que distinguen a la selección cuando controla el juego.

«Los once jugadores de Estados Unidos están a gusto con su estilo de pase y todos ellos participan en la elaboración del juego. Los jugadores de campo cuentan con la colaboración inestimable del guardameta titular, Patrick Schulte, quien, cuando se ve presionado, sabe conectar con el compañero desmarcado, gracias a que distribuye con precisión a la amplia variedad de opciones que se le ofrecen.

El equipo ensancha el campo cuando está en posesión, ya sea en los saques de puerta o tras recuperar el balón. En posesión, elabora con paciencia y a la vez con nervio, y trata de llegar a puerta con verticalidad siempre que se presenta la ocasión. En caso contrario, reinicia la jugada y elabora de nuevo. Ni siquiera los parones para las sustituciones alteran su ritmo. Todos los jugadores conocen su función en el equipo y los movimientos que deben ejecutar durante las fases de elaboración», explica.

Ensanchar el campo durante la elaboración y verticalidad controlada

Cuando Estados Unidos empieza la fase de elaboración, los jugadores ensanchan y alargan inmediatamente el campo para agrandar los espacios y evitar que el rival ejerza presión sobre quien conduce el balón. Para ello, se ayudan de una circulación rápida y de los movimientos constantes que efectúan los demás jugadores de campo para abrir líneas y opciones de pase.

El equipo decide avanzar con el balón solo cuando todos sus integrantes pueden hacerlo a la vez. Si existe el peligro de que el poseedor se quede aislado, opta por reiniciar la jugada hasta que le sea posible superar líneas y ganar terreno en el campo contrario con jugadores ofensivos y capaces de imprimir ímpetu al ataque.

En los siguientes vídeos, Zuberbühler presenta algunas de las características del juego de elaboración de Estados Unidos.

«Observamos que el equipo cuenta con el portero para salir con el balón jugado y que además se siente muy cómodo en la circulación. Los jugadores amplían el campo y abren espacios para tener más opciones de pase. El central Walker Zimmerman (dorsal n.º 3) recibe el balón del portero ya perfilado y, en cuanto retrasa la pelota para Schulte, Nueva Zelanda aumenta la intensidad y proximidad de la presión.

«Esto es esencial, porque se trata de una presión de 3 contra 3 sobre los jugadores más atrasados de Estados Unidos; incluso el portero está presionado. Sin embargo, el movimiento que más me gusta aquí es el del lateral John Tolkin (dorsal n.º 5). Cuando ve la presión, retrocede y abre una línea de pase para que su guardameta le envíe el balón. Acto seguido, circula con él y cambia de orientación hacia la banda derecha para agrandar totalmente el campo, mientras cuatro compañeros se suman al ataque», explica.

En el segundo vídeo, Estados Unidos emplea la misma táctica cuando inicia una jugada tras el despeje de un saque de esquina. No trata de llegar al área rival en jugadas que entrañan riesgos o si considera que el receptor podría quedar aislado. Al contrario, utiliza toda la amplitud del campo para elaborar el juego y cambia de orientación una vez que ha atraído a los rivales hacia una banda. Los jugadores poseen excelentes recursos técnicos para triangular con velocidad. Sus movimientos por delante del balón, que son excelentes, les sirven para zafarse de la presión.

Primer vídeo: Presionado por Nueva Zelanda, Estados Unidos elabora el juego abriendo el campo.
Segundo vídeo: Estados Unidos vuelve a trenzar una jugada desde atrás y ensancha el campo para elaborar, con jugadores muy veloces que corren para sumarse al ataque desde posiciones muy retrasadas.

Estados Unidos sabe aprovechar la intensidad de la presión que ejerce Nueva Zelanda

Ante la presión alta de Nueva Zelanda, Estados Unidos se propuso sacar partido de esta estrategia. Además de ensanchar el campo en la elaboración, los estadounidenses buscaron aprovechar toda la longitud del terreno de juego. Cuando Estados Unidos trataba de trenzar una jugada, sus defensas retrasaban la posición y el guardameta actuaba como jugador de campo, con lo que conseguía atraer la primera línea de ataque de Nueva Zelanda y desbaratar el equipo rival. La desorganización de las líneas rivales dejó huecos que Estados Unidos pudo aprovechar una vez superada la presión.

Según Zuberbühler: «Como los defensas y el portero estadounidenses estaban cómodos con el balón, no dudaban en atraer la presión alta hacia su tercio defensivo. Contaban con Tolkin, un lateral que sabe moverse para abrir opciones de pase.  Desarmada la presión, los mediocentros cambiaban la orientación del juego con eficacia. De esta forma, el equipo desorganizaba y superaba la defensa neozelandesa». 

Durante el partido, Estados Unidos efectuó once distribuciones del balón bajo presión, que resultaron esenciales. En esta función destacaron Tolkin y el extremo izquierdo Paxten Aaronson (dorsal n.º 11) con tres cada uno. Además, Estados Unidos superó la presión del rival en 56 ocasiones. De nuevo, Tolkin resultó decisivo, con diez rupturas de la línea defensiva. Sus jugadores recibieron 118 balones entre las líneas defensiva y medular del rival. El centrocampista Jack McGlynn (dorsal n.º 16), que entró en el campo en el minuto 36, ocupa el primer puesto de esta estadística con 16 recepciones. El delantero centro Griffin Yow (dorsal n.º 9), sustituido en el minuto 56, se anotó once.

El tercer vídeo muestra un ejemplo de cómo Estados Unidos estiraba las líneas de Nueva Zelanda cuando su rival no tenía el balón. Los defensas retrasaban las posiciones hasta colocarse junto al portero, para desorganizar la presión alta de Nueva Zelanda. Cuando atraían la presión hacia su guardameta, Schulte, el lateral izquierdo Tolkin quedaba totalmente libre con respecto a las zonas más presionadas y, con movimientos inteligentes, se ofrecía como receptor. También los delanteros estadounidenses retrasaban posiciones para recibir el balón entre las líneas medular y defensiva del rival. Por su parte, los mediocentros contribuían al ataque y facilitaban los cambios de orientación.

Tercer vídeo: Al retrasar la posición para salir con el balón jugado, los defensas de Estados Unidos atraían la primera línea de ataque de Nueva Zelanda y desorganizaban al rival.

Cambios de orientación

Otra de las características del eficaz ataque estadounidense fue la capacidad para redirigir la jugada mediante cambios de orientación. Cuando el equipo superaba la presión, sus mediocentros cambiaban de orientación hacia el extremo con menos defensas rivales y más compañeros pegados a la banda.

Estados Unidos efectuó 14 cambios de orientación en este partido, mientras que Nueva Zelanda solo tres. El centrocampista Tessmann (dorsal n.º 8) resultó decisivo en estas jugadas, pues efectuó hasta cinco cambios de orientación durante el encuentro.

El cuarto vídeo muestra un magnífico ejemplo de cómo Estados Unidos superó la presión con un cambio de orientación en el que los jugadores más retrasados esprintaron para incorporarse al ataque. La velocidad en el pase y la técnica de los jugadores para zafarse con precisión de la presión directa se conjugaron con los movimientos de los compañeros para recibir el balón. La variedad y velocidad de las internadas dificultaron la labor de los defensas rivales para recuperar el balón.

Cuarto vídeo: Estados Unidos supera la presión de Nueva Zelanda y cambia la orientación del juego mediante su mediocentro Tessmann (dorsal n.º 8).

Resumen

Estados Unidos supo desbaratar la estructura defensiva de Nueva Zelanda con un juego de posesión destinado a ensanchar y alargar el campo. La seguridad y recursos técnicos de los once jugadores para acertar en el pase bajo presión directa les permitieron ejercer una presión alta y abrir huecos en las líneas rivales. El equipo los usó para pasar el balón y recibirlo entre líneas, así como para cambiar de orientación con eficacia. Gracias a los movimientos de los jugadores y a su capacidad para incorporarse al ataque con velocidad, Estados Unidos pudo aprovechar al máximo los espacios creados.

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