La fase de grupos del Torneo Olímpico de Fútbol Masculino ha concluido tras la disputa de tres jornadas apasionantes. Francia, Estados Unidos, Marruecos, Argentina, Egipto, España, Japón y Paraguay se han hecho con el pase a cuartos de final, una ronda que ha deparado cruces muy interesantes.
El Grupo de Estudio Técnico y el equipo de Perspectivas del rendimiento futbolístico de la FIFA se encuentran en Francia y asisten a todos los partidos que se disputan en cada sede para analizarlos. En esta serie de artículos, nos ofrecen su opinión experta sobre el desarrollo de cada grupo.
Francia, la selección anfitriona, causó sensación en su trayectoria hacia el primer puesto del grupo A, con tres victorias en tres partidos, en los que marcó siete goles y no encajó ninguno. Pese a caer por 3-0 ante el equipo anfitrión, Estados Unidos se clasificó para la fase de eliminación directa con victorias contra Nueva Zelanda (4-1) y Guinea (3-0). Tanto franceses como estadounidenses convencieron de camino a cuartos.
Francia
Los centrocampistas de Thierry Henry contribuyeron enormemente al equipo cuando tenían el balón. Una de las características distintivas de su juego fue la flexibilidad posicional, pues se movían tanto por el centro como por las bandas, sobre todo por los carriles de laterales y extremos. El delantero Michael Olise creaba peligro cada vez que se escoraba a las bandas en el último tercio, donde desequilibraba con su calidad técnica.
Sin la posesión, Francia exhibió una actitud impecable, sobre todo en la presión tras pérdida. El equipo se mantuvo compacto cuando no tenía el balón, y sus defensas demostraron una excelente capacidad colectiva para leer el juego y actuar en consecuencia.
Estados Unidos
Con el balón, el conjunto de Marko Mitrović exhibió un estilo de juego muy definido. En la elaboración, supo ensanchar el campo y aprovechar al máximo su longitud. La capacidad de sus jugadores para estirar las líneas defensivas rivales y redirigir las jugadas con cambios de orientación fue otro aspecto destacado de la selección estadounidense.
Sin la posesión, Estados Unidos defendió en bloques bien organizados gracias a la fluida comunicación entre los jugadores y se mostró compacto, con la mentalidad positiva y la determinación necesarias para trabajar colectivamente.
Nueva Zelanda
Para avanzar con el balón, Nueva Zelanda poblaba de jugadores la zona central y las bandas. El conjunto de Darren Bazeley anotó dos tantos en la fase de grupos, pero su falta de calidad en el último tercio le privó de aprovechar más ocasiones de gol.
Sin la posesión, la estructura defensiva del equipo fue, en términos generales, compacta. Sin embargo, en algunos momentos de los partidos contra Francia y Estados Unidos dejó mucha distancia entre líneas, lo que abrió grandes huecos que los rivales podían aprovechar.
Guinea
Con el balón en su poder, la selección de Kaba Diawara exhibió su personalidad. La velocidad en las transiciones ofensivas fue una de las características más destacadas de su juego. En ataque, los carrileros se mostraron especialmente eficaces a la hora de crear ocasiones. Sin embargo, el buen trabajo se vio empañado por algunos errores y la falta de acierto en el último tercio, unas carencias que le impidieron aprovechar al máximo algunas jugadas prometedoras.
Sin la posesión del balón, Guinea adoptaba un sólido 5-4-1, aunque a veces retrocedía demasiado y antes de tiempo, lo que facilitaba la presión de sus rivales. El equipo fue muy competitivo en las derrotas contra Francia y Nueva Zelanda, y perdió ambos encuentros por un solo gol de diferencia.