En el durísimo grupo C, España —campeona del mundo— partía como gran favorita pese a que debutaba en el torneo olímpico femenino. Se sabía que la clasificación iba a estar muy reñida, ya que Japón y Brasil son dos potencias mundiales y Nigeria había sido capaz de superar la fase de grupos en la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023™. Dado el altísimo nivel, no fue ninguna sorpresa que tres de las cuatro selecciones de este grupo —España, Japón y Brasil — pasaran a la fase de eliminación directa.
España
En la fase de posesión, el conjunto de Montse Tomé trató siempre de mantener el control del balón. Elaboró el juego de ataque por las bandas, donde hacía circular el balón con rápidas triangulaciones. Su juego combinativo, unido a la movilidad y las rotaciones de sus futbolistas en esas zonas, facilitaba el envío de pases entre líneas o en profundidad a unas jugadoras que se desdoblaban e intercambiaban sus posiciones constantemente. Una vez en el último tercio, las españolas tenían creatividad para variar los tipos de centros y pases con la intención de hacer llegar el balón a las delanteras en el interior del área rival. Las centrocampistas ofensivas Aitana Bonmatí (6) y Alexia Putellas (11) siempre intentaban recibir el balón entre líneas (allí donde se creara un espacio) y mirar hacia delante para intentar penetrar en el último tercio con pases o movimientos. También cabe destacar la posición más interior de la lateral derecha Ona Batlle (2), que creaba muchas situaciones de superioridad numérica cuando se incorporaba a zonas más adelantadas del campo.
Sin la posesión, España se caracterizó por hacer una presión alta y rápida en la que participaba todo el bloque de forma cohesionada. La delantera centro Salma Paralluelo (9) iniciaba la presión con mucha intensidad y sus compañeras la seguían. Las defensas centrales se pegaban a las delanteras del equipo rival para impedir que se giraran. Como equipo, la Roja se empleó a fondo para forzar los errores de sus rivales u obligarlas a jugar en largo para recuperar así la posesión.
Japón
La selección de Futoshi Ikeda demostró un gran conocimiento del juego y capacidad para alternar entre distintos sistemas. El equipo se colocaba con un esquema 5-3-2, que se convertía en un 3-4-3 cuando recuperaba la posesión. Las japonesas crearon mucho peligro cada vez que pudieron jugar rápido hacia delante o enviar balones a la espalda de la línea defensiva de sus rivales. La coordinación entre las delanteras fue extraordinaria: se movían constantemente y se desmarcaban para recibir el balón. Realizaron infinidad de intercambios de posiciones y movimientos en el centro del campo para que las jugadoras recibieran el balón de cara y con espacios. También procuraron situar a sus extremos en zonas más interiores para que las carrileras pudieran entrar por las bandas y aprovechar los espacios disponibles.
Por otra parte, las acciones a balón parado de Japón, siempre creativas y muy ensayadas, generaron muchas dudas en los equipos rivales. De hecho, marcó dos fantásticos goles de lanzamiento de falta. La guardameta Ayaka Yamashita (1) se consagró como una pieza clave en este equipo por su buena colocación y absoluta confianza a la hora de defender la portería. También contribuyó activamente a la elaboración del juego gracias a su capacidad para variar entre la distribución en corto y el pase largo.
Japón ha empleado varios esquemas defensivos a lo largo del torneo, demostrando que puede alternar sin problemas entre el sistema 5-3-2 y el 5-4-1. A lo largo de la fase de grupos defendió tanto con presión alta como en bloque bajo o medio, dependiendo de la situación de cada partido, pero siempre de forma colectiva y compacta. Esta solidez hizo que sus rivales tuvieran dificultades para jugar entre líneas, lo que se tradujo en errores y balones en largo. Además, todas las jugadoras japonesas se replegaban para defender, lo que obligaba al equipo contrario a jugar por fuera.
Brasil
Cuando tenía el balón, el conjunto de Arthur Elias podía utilizar varios sistemas de juego, como el 4-4-2, el 3-4-3 y el 3-2-5. En la fase de elaboración del juego, las defensas centrales hacían cambios de orientación para aprovechar los espacios en la banda contraria y variar la dirección del ataque.
Brasil quería que sus jugadoras ocuparan posiciones adelantadas rápidamente y las laterales subían para apoyar a las extremos. Se trataba de romper líneas, recibir balones a la espalda de las rivales y enviar pases en profundidad. Además, en la transición ofensiva hacían desdoblamientos por fuera y por dentro para generar situaciones de superioridad numérica en las bandas. La mediapunta Marta (10) sigue siendo una jugadora muy importante para Brasil, pero recibió una tarjeta roja en el último partido de la fase de grupos, contra España, y no podrá disputar los cuartos de final por sanción.
Cuando perdía el balón, la táctica de Brasil variaba entre hacer una presión adelantada o ejecutar la presión tras pérdida para recuperar la posesión en el último tercio. Y cuando tuvo que defender en bloque bajo, adoptó el esquema 5-4-1 y trabajó como un equipo compacto que a sus rivales les resultó difícil superar.
Nigeria
Bajo la dirección del seleccionador Randy Waldrum, Nigeria atacó con un esquema 4-2-3-1 y creó más peligro cuando sus medios de contención controlaban la pelota perfiladas hacia delante. Desde esa posición, las centrocampistas intentaban enviar pases rápidos y directos entre líneas y hacia los espacios libres para que las receptoras avanzaran con el balón por las bandas. Nigeria tampoco dudó a la hora de enviar centros al área, procurando colocar la pelota en la peligrosa zona que queda entre la guardameta rival y su línea defensiva.
Cuando tenía que defender, la selección nigeriana se protegía en bloque bajo o medio, con un esquema 4-5-1. Se mostró como un equipo compacto y disciplinado, con un objetivo claro: no dejarse sorprender con balones a la espalda de la zaga. Defendió con muchas jugadoras, que además fueron muy contundentes en los duelos individuales y no ahorraron esfuerzos a la hora de perseguir a sus rivales e interceptar pases y remates a portería en el tercio defensivo. La guardameta Chiamaka Nnadozie (16) se erigió en una pieza clave del equipo. No solo realizó varias paradas decisivas, sino que también transmitió seguridad con el balón en los pies cuando la presionaban.
Cuartos de final
Dado el altísimo nivel del torneo, los cuatro cuartos de final se presentan muy interesantes y no es fácil hacer un pronóstico. Sin duda, las ocho selecciones que quedan en competición aspiran a ganar una medalla, por lo que los cuatro próximos partidos —que se disputarán el sábado, 2 de agosto— prometen ser apasionantes.
Este es el horario de los encuentros, indicado en hora central europea (CET):
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15:00 Estados Unidos-Japón (Parque de los Príncipes, París)
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17:00 España-Colombia (Estadio de Lyon)
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19:00 Canadá-Alemania (Estadio de Marsella)
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21:00 Francia-Brasil (Estadio de La Beaujoire, Nantes)