Este ambicioso proyecto se concibió para ayudar a las federaciones miembro a abrir escuelas juveniles de la máxima calidad que impulsen su potencial futbolístico. Arsène Wenger es director de la División de Desarrollo del Fútbol Mundial de la FIFA. El exentrenador del Arsenal nos habla en esta entrevista sobre el Programa de entrenadores de talentos, una iniciativa que, en su opinión, cambiará el panorama futbolístico mundial.
El programa tiene como principales objetivos:
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detectar el talento;
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reunir a los mejores;
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proporcionar los mejores técnicos para el desarrollo de los jóvenes;
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mejorar las infraestructuras para dar oportunidades a los jóvenes.
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La idea que dio pie a la iniciativa
En la primera parte de la entrevista, Wenger recuerda cómo y por qué surgió el proyecto. Explica que, tras un análisis de la situación mundial del fútbol, se observó que los países que obtenían mejores resultados eran aquellos que contaban con programas formativos de calidad. Otros países, sin embargo, mostraron carencias en este sentido, así como la falta de oportunidades para la formación temprana de futbolistas. Para reducir esta brecha, se ayudará a dichos países a abrir academias nacionales y contar con entrenadores de talentos, en una clara apuesta por mejorar las infraestructuras y el desarrollo del fútbol base y de élite.
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Una labor conjunta de la FIFA y las federaciones miembro
Los potenciales beneficios de la colaboración entre la FIFA y las federaciones miembro son evidentes, ya que las federaciones saben dónde se encuentran los mejores jugadores y cuál es la mejor manera de desarrollar sus infraestructuras. Mientras la FIFA ofrece apoyo financiero y técnico, las federaciones miembro aportarán asistencia y esfuerzo a la hora de crear los marcos pertinentes.
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Estrategias para el crecimiento de jugadores a largo plazo
Wenger destaca que la FIFA actuará únicamente como impulsora en el desarrollo de jóvenes jugadores en aquellos países donde escasean las oportunidades. Además, confía en que, una vez que los países hayan adquirido los conocimientos y la experiencia técnica necesarios, puedan empezar a trabajar de forma independiente. Su deseo es que el mundo del fútbol experimente un cambio que permita aprovechar el potencial de cada país gracias a esta iniciativa de formación para jóvenes.
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Dificultades en la detección del talento
El director de la División de Desarrollo del Fútbol Mundial apunta que algunos países, como la India, son tan extensos que la detección del talento se ve obstaculizada. En otros, la dificultad radica en que, al faltar torneos reglados, no hay forma de ver competir a los jóvenes. A continuación, explica que, cuando se ha identificado a los jóvenes talentos, conviene ponerlos a trabajar juntos para acelerar su desarrollo.
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Edades objetivo de entre 12 y 16 años
Wenger defiende que todos los factores del desarrollo de un jugador —como la forma de entrenar y el trabajo con el balón, los compañeros y los rivales— deben ir incorporándose a su formación entre los 12 y los 16 años. Es improbable que alguien que no haya empezado a jugar antes de los 15 años llegue a ser futbolista de élite. A los 12 años, un jugador ya puede empezar a entrenar entre cuatro y cinco veces por semana; por eso, esta edad es idónea para empezar a tener un mayor contacto con el fútbol y para que un técnico evalúe sus capacidades.
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Programa de entrenamiento
Según Wenger, el tiempo ideal de entrenamiento es de diez horas semanales, a las que se sumarían dos horas de competición. Por otra parte, precisa que buena parte del entrenamiento se centra en el desarrollo de la capacidad técnica y en la interpretación del juego. Asimismo, describe cómo se transmite a los entrenadores la filosofía de la FIFA antes de empezar a trabajar con las academias, donde se aplicará esa misma filosofía en la formación de jugadores.
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Principales características de las mejores academias
En el tramo final de la entrevista, Wenger explica que las academias que obtienen buenos resultados cuentan con infraestructuras adecuadas para retener a los mejores jugadores. Insiste, además, en que tanto el programa de entrenamiento como los jugadores con los que se trabaja deben ser de alto nivel. Por último, añade que debe hacerse todo lo posible por que los jugadores permanezcan juntos hasta los 16 años, y así ayudarlos a forjar su carácter y a que se conviertan en personas dignas de confianza.